“Yo paso hambre porque no tengo el dinero para comprar lo que necesito para mi sustento (…) el que no tenga un pariente en el exterior que le mande remesas, está como yo”.
Esto le salió del alma hace unos días a Vladimir Ríos, residente en Jatibonico, Sancti Spíritus. Pero pudo ser una cita textual plasmada en “La Historia me absolverá”, el programa populista que escribió Fidel Castro en su cómodo presidio de Isla de Pinos, en el que presentó un dramático pero falso panorama de pobreza, atraso social y económico en Cuba, solo para enfatizar que si “su” revolución triunfaba no habría más hambre en Cuba.
Lo repitió desde su también cómodo refugio en la Sierra Maestra, y al entrar triunfante en La Habana en 1959. Luego sovietizó la economía y destruyó la agricultura, y la hambruna no se ensañó con los cubanos gracias a los cuantiosos subsidios del Kremlin, que hicieron posible la implantación de la cartilla de racionamiento.
Castro I, no imitó a Lenin, quien para evitar que la hambruna acabara definitivamente con Rusia (morían millones de personas de hambre) puso fin provisionalmente a la colectivización forzosa de las tierras. El tirano cubano no cedió un ápice. Lo que hizo fue convertir la “libreta” en la garantía de que la “revolución” no permitiría jamás que ninguna familia cubana pasara hambre.
Del “futuro luminoso” a no tener qué comer, o no poder comprarlo
Sí quehay hambre en Cuba, y cada vez más. Luego de décadas de promesas de un “futuro luminoso”” para los cubanos, estremece la triste confesión de Vladimir ya citada. Está hablando en representación de todos los cubanos de a pie, pero muy en particular de los que no reciben dólares y no tienen familia en el “imperio” u otras latitudes del planeta.
Un colega suyo espirituano, Adriano Castañeda, reporta que hay en esa provincia una situación “crítica con respecto al abastecimiento de leche para niños, ancianos y las dietas médicas, quienes llevan ya más de tres días sin recibir el alimento, y además por los apagones y algunas averías llevamos también dos días si poder comprar el pan normado”.
Desde el extremo este de la isla, Guantánamo, es el comunicador independiente Anderlay Guerra quien revela a Radio Martí que “el aceite vegetal está sobre los 1,500 pesos (el litro), el arroz y el azúcar alcanzan los 200 pesos (la libra) en la calle, y esto sumado a los apagones, es indescriptible”.
Un litro de aceite y 3 libras de arroz cuestan un salario completo
O sea, que en esa ciudad oriental comprar un litro de aceite para cocinar se lleva el 71% de un salario mínimo, y comprar tres libras de arroz devora el otro 29%. Insólito, pero cierto, y debiera ser registrado en el Libro Guinness de Records Mundiales.
Teresa Miranda, de Holguín, denuncia que para 85 niños censados en una bodega llegaron nueve litros de leche (…) es un crimen lo que están haciendo con este pueblo, no quieren ceder un ápice y la gente se está muriendo de hambre y calamidad”.
Desde el centro de la isla, en Villa Clara, Guillermo del Sol, destaca: “Ya hoy un litro de aceite, estamos hablando sobre los 1,500 pesos, y en Villa Clara no hay arroz; digo esto para que se tenga una idea de la miseria que estamos viviendo en estos momentos”.
“El pollo está desaparecido; el aceite, igual, y tampoco se encuentra el arroz. Cada día se recrudece la vida del cubano de a pie”, señala Omar Suárez, desde la ciudad de Pinar del Río.
“Parecen cadáveres ambulantes debido a la hambruna…”
También desde Pinar del Río el campesino Esteban Ajete le dice a Radio Martí que algunas personas “parecen cadáveres ambulantes debido a la hambruna que están pasando, y el arroz que es la base del alimento (nacional) está totalmente perdido; y la carne de cerdo no existe”. En esa occidental provincia “una libra de leche en polvo está oscilando entre 350 y 500 pesos”, asegura el reportero independiente Omar Suárez. Es decir, comprar cuatro libras de leche engulle un salario mínimo mensual.
En fin, son todos estos obvios “logros de la revolución”. Empeora aceleradamente el crimen de Raúl “El Cruel” al negarse a que el campo cubano sea liberado del acogotamiento estatal, se liberen todas las fuerza creadoras de la nación y se desmantele el absurdo e inhumano régimen comunista.
En los niños la deficiencia nutricional impide su crecimiento
Los científicos insisten en que comer poco y mal puede causar fatiga, diabetes, obesidad, depresión, deterioro del sistema inmune, pérdida de masa muscular, etc. Y si es por tiempo muy prolongado, como ya va siendo en Cuba, puede provocar anemia, raquitismo, retardo mental, problemas cardiacos, trastornos del cerebro, depauperación física, piel seca, cabellos finos y frágiles, uñas quebradizas.
En los niños la deficiencia proteica, de vitaminas y minerales, impide su crecimiento normal, incluso el del cerebro. Eso puede causar cierto retardo mental, y un deficiente sistema inmune. La desnutrición también comienza en el vientre materno. Niño que nace desnutrido tendrá baja estatura, será delgado y enfermizo, y tendrá problemas de aprendizaje y desarrollo intelectual.
Estudios realizados por médicos cubanos, y que fueron revelados por el doctor Darsi Ferrer hace varios años, mostraron que los niños cubanos en los últimos tiempos tienen menor estatura que hace varias décadas.
Pero la malnutrición y los dramáticos efectos de la desnutrición que causa la “continuidad” castrista deben ser abordados en otro artículo.