La repentina marcha atrás del régimen cubano al permitir otra vez a los cubanos depositar dólares en los bancos e instituciones no bancarias de la isla trae “gato encerrado”. No se ha tomado para beneficiar a nadie más que a la cúpula que usurpa el poder.

La confianza de que el dinero está más seguro en un banco que en la casa, porque lo puede utilizar para hacer pagos, para ganar intereses, o retirarlo cuando quiera, es la ley suprema que rige la banca moderna desde sus orígenes durante el Renacimiento en Florencia, Venecia y Génova, luego su desarrollo a partir del siglo XVII en Inglaterra.

Pero no rige en la banca comunista castrista, debido a su funesto “pedigree”. Economistas cubanos destacan que esta puede ser una medida para pagar con dólares en el mercado internacional, o permitir la entrega de remesas en dólares a sus beneficiarios y golpear el mercado negro de divisas, o para dolarizar de una vez la economía cubana, etc.

¿Qué nueva razón habría para confiar en una banca no confiable?

Posiblemente todas esas percepciones son válidas, pero hay otra clave, pues afecta el bolsillo de los cubanos que reciben remesas o consiguen dólares “por la izquierda”. Y es la no validez en Cuba de esa confianza en la banca.

Ocurre que ni siquiera la banca actual cubana es realmente propiedad del Estado cubano, sino de una cofradía de mafiosos nucleados en el emporio transnacional GAESA, que la monopoliza y la maneja prácticamente para su propio beneficio. Baste saber que dedica 13 veces mas dinero a la construcción de hoteles, cuyas ganancias son para GAESA, que para producir alimentos que al menos alivien el hambre.

Continuidad” de un robo colosal de casi 900 millones de pesos

Este gobierno comunista se jacta de ser la “continuidad” del mismo que en más de seis décadas ha cometido los mayores atracos habidos y por haber. Empezando por la confiscación de los bienes de los “burgueses” y de quienes emigraban, la apropiación de miles de millones de dólares en fábricas, banca y empresas de todo tipo, y el robo de casi 900 millones de pesos en agosto de 1961, cuando el Canje de Moneda, del cual el autor de este artículo fue testigo directo, pues trabajaba entonces en una agencia del Banco Nacional de Cuba (BNC).

Desde meses antes el dictador estuvo insistiendo en que la contrarrevolución manejada por la CIA y los remanentes de la burguesía financiaban actos de sabotaje con el dinero no depositado en el banco y compulsaba a depositarlo, pues se necesitaba para construir obras sociales.  Falso, el objetivo era liquidar los restos de la clase capitalista cubana, dejarla sin un centavo. Y fue lo que hizo.

Los días 6 y 7 de agosto de 1961 en los Centros de Canje (habilitados por miles en la isla) se recaudaron 1,187 millones de pesos “viejos” (ya ese día lo eran) y se entregaron a cambio 292 millones de nuevos pesos físicos, y 427 millones fueron depositados obligatoriamente en unas cautivas cuentas denominadas Cuentas Especiales (CE) de las que cada quien solo podía extraer 100 pesos mensuales. En realidad, la dictadura les robó a los cubanos 895 millones de pesos, o sea, la diferencia entre 1,187 millones recaudados y 292 millones físicos entregados, porque los 427 millones cautivos en las CE prácticamente fueron luego confiscados por motivos políticos, o porque sus cuentahabientes emigraron.

No depositaban su dinero pues lo perdían en cualquier momento

¿Y por qué había tanto dinero no depositado en los bancos? Porque la gente no confiaba en el único banco entonces en el país, que por razones políticas confiscaba activos, intervenía y congelaba cuentas bancarias. La gente no se arriesgaba a perder su dinero. Finalmente lo perdió igual con esa jugada sucia del canje, orquestada en detalle por el Che Guevara. Ahora hay más motivos para desconfiar de la banca castrista, pues se trata de dólares que la dictadura necesita desesperadamente.

Biden quiere “normalizar lo más posible” las relaciones con Cuba

Por otra parte, la Administración Biden, manejada por izquierdosos en sus relaciones con Cuba, últimamente sostiene furtivas conversaciones con la dictadura castrista (al margen de las migratorias), con el objetivo de “normalizar lo más posible” las relaciones con el castrismo, sin hacer mucho ruido, antes de que Biden cumpla su mandato de 4 años.

Luego de la certificación de la CIA de que no hubo tales ataques en La Habana a los diplomáticos estadounidenses, sino que estos probablemente eran hipocondríacos “que se creen cosas”, es de esperar nuevos pasos en esa furtiva relación Havana-Washington. Ya se pueden enviar remesas a la isla de hasta $96,000 dólares anuales por remitente. Los estadounidenses pueden vacacionar en Cuba con el pretexto de contactos académicos, artísticos, culturales, educacionales, etc. Hay vuelos masivos desde EE.UU a la isla, etc.

Es recomendable que los tenedores de dólares no los depositen

Pero no importa si se cumplen o no los propósitos pronosticados por algunos economistas, lo medular aquí es que esta reciente decisión castrista bancaria apunta a una nueva trampa del régimen, bien pensada por GAESA.

Es por eso que quienes reciben dólares en Cuba debieran pensarlo no dos, sino muchas veces, antes de caer en esa trampa, porque los pueden perder. Bien porque no podrán sacarlos en efectivo de sus cuentas bancarias cuando los necesiten, (remember lo que ocurrió con las Cuentas Especiales de 1961), o bien porque solo les darán “vales plásticos” para comprar en las tiendas de la propia GAESA, tal y como hacía el viejo Casto en su feudo de Birán.