¿Por qué es necesaria una estrategia desde la perspectiva de los conflictos?

La estrategia para el cambio democrático en Cuba tiene que hacerse desde una perspectiva simultánea de derechos humanos y conflictos. Ello supone monitorear la conflictividad nacional, saber las causas –políticas, económicas, sociales, culturales- de los conflictos, los lugares en que ocurren, la actuación ante ellos de las personas e instituciones que controlan el poder y las ideas y  disposición de los ciudadanos para luchar de manera consecuente por darles solución. Las valoraciones mensuales y semestrales que hacemos de la conflictividad nacional es una de muchas de nuestras contribuciones a ese fin.

Cada conflicto tiene en su raíz una violación de derechos humanos de algún tipo. Su solución radica en hacer respetar esos derechos.

La visión de la realidad cotidiana desde una perspectiva de conflictos empodera al ciudadano y lo mueve a la acción colectiva.

Veamos un ejemplo. Cuando las autoridades hacen creer a aquellas personas que viven hacinadas en un edificio con peligro de derrumbe que ese es “su problema” o cuando la prensa se refiere a estas situaciones como un “problema social” se está ocultando la raíz del asunto. Esas experiencias en la sociedad cubana en realidad son síntomas del conflicto existente entre un modelo de estado que durante décadas ha bloqueado las iniciativas privadas para construir o reparar viviendas, haciendo depender la solución de una lista de espera estatal.

Dicho de otro modo, en el ejemplo anterior más que un “problema” hay un conflicto entre urgentes necesidades ciudadanas y una elite de poder que insiste, para su propio beneficio, en hacer depender a los ciudadanos de las instituciones estatales que ella controla. El interés de ese grupo gobernante es asegurar su poder haciendo depender a los ciudadanos de  las decisiones del estado. Esa dependencia está en conflicto con el interés de las personas en resolver sus problemas cotidianos sin que la burocracia los bloquee. Eso no constituye el  “problema personal” de una familia, ni tan siquiera refleja un “problema social”.  Eso es un conflicto social.

Cuando los ciudadanos comiencen a comprender la naturaleza real de las situaciones que enfrentan cotidianamente estarán en mejores condiciones para concebir una estrategia exitosa, personal y colectiva, para darles genuina solución.

La realidad que hoy enfrenta Raúl Castro y a la que a partir de ahora, al menos nominalmente, tiene también que dar la cara Miguel Díaz-Canel, presenta numerosos desafíos entre los que se destacan:

  1. La resistencia al cambio de la elite de poder cubana que hasta el presente solo ha permitido reformas dentro del actual régimen que no alteren su esencia.
  2. La crisis estructural del régimen vigente.El régimen totalitario cubano es improductivo, parasitario y no encuentra ya nuevos mecenas para su sostenimiento pero es tampoco capaz de autosostenerse.
  3. La situación social y las tendencias demográficas.Cuba tiene una rápida tasa de envejecimiento, una tasa negativa de nacimientos. Adicionalmente hay una descapitalización humana de talentos y jóvenes que prefieren emigrar hacia cualquier país, aunque prefieren EEUU. Los bolsones de pobreza han ido expandiéndose y están presentes en casi todas las regiones urbanas y rurales. La violencia social y actividades delictivas siguen en ascenso.
  4. El estado subjetivo de la población.La capacidad de articulación de consensos a favor del poder sobre la base del régimen actual parece haber alcanzado un límite infranqueable. La única manera de rearticular consensos es mediante mejoras relativamente rápidas y visibles de la cotidianidad en aspectos tales como el rescate de los deteriorados servicios públicos (transporte, salud, educación), la oferta estable de alimentos de la canasta familiar básica a precios accesibles, construcción de viviendas, tolerancia hacia las criticas y el disenso, libertades económicas para emprender proyectos autónomos de felicidad y respetar el derecho a ejercer libremente movimientos migratorios externos e internos. Después de más de un decenio de ser liderado por Raúl Castro, el régimen cubano no ha sufrido ninguna reforma sustantiva que haya permitido atender al menos algunas de esas expectativas.
  5. La acumulación de situaciones críticas.La negligencia de las pasadas seis décadas ha permitido el grave deterioro de la infraestructura de telecomunicaciones, portuarios, red vial, servicios públicos de educación, salud, electricidad y transporte, acueducto y alcantarillado y viviendas.

El regimen de gobernanza cubano solo sabe acudir a la represión frente a las demandas ciudadanas, con lo que solo empeora los conflictos. Por ese motivo es un sistema de gobierno muy frágil. Nunca reconoce la conflictividad y el disenso como resultado de su propia lógica interna. Siempre culpa a otros países de sus propios fracasos y carece de instituciones y espacios apropiados para conversar, dialogar y negociar consensos en torno a las demandas ciudadanas. Siempre recurre a la  represión y con ella solo complica y multiplica los conflictos.

La lucha por la democracia y los derechos humanos tiene en los conflictos nacionales su primera línea de defensa.