¿Militares cubanos en la economía?
Uno de los mayores éxitos propagandísticos del castrismo en sus 61 años de existencia es que siendo un régimen militar se presenta como civil y así es aceptado en todo el mundo. Y ello, pese a que su condición castrense ha sido acentuada por Raúl Castro, quien ha extendido al ámbito económico y financiero el control directo de los militares cubanos.
Algunos analistas consideran “interesante” que el Artículo 221 de la nueva Constitución cubana dice: “Las instituciones armadas tienen como misión esencial proteger y mantener la independencia y soberanía del Estado, su integridad territorial, su seguridad y la paz”. Celebran que no menciona la participación de los militares en la economía.
Falso. Ninguna Constitución castrista va admitir nunca el protagonismo económico de los militares cubanos. El régimen no podría seguir vendiéndose como civil. Además, hoy con más razón tienen que disimular, luego de las sanciones de Washington para impedir negocios con las empresas militares en la isla.
El general Castro está más emparentado políticamente con Mussolini que con Marx. Afirma que los insolubles problemas que dieron al traste con el “socialismo real” sí tienen solución si la economía es conducida con la eficiencia característica de la vida militar.
Es muy paradójico que él y su hermano Fidel se autoproclamaran como apasionados seguidores de José Martí (padre de la independencia cubana), quien en carta del 20 de octubre de 1884 le dijo al general Máximo Gómez, luego jefe del Ejército Liberador de Cuba en la Guerra de Independencia: “Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”
Y peor, Fidel en mayo de 1959, de visita en Buenos Aires, dijo: “Qué sería de América si los gobiernos constitucionales que hoy existen caen en manos de minorías armadas”. Lo afirmó quien se hizo llamar siempre Comandante en Jefe, jamás se quitó su uniforme verde olivo y dirigió el país militarmente sin consultar con nadie.
Raúl Castro no cree en Martí. Sostiene que un pueblo sí se manda como un campamento. Y ha reforzado el carácter militar del régimen. Sustituyó con generales y coroneles a decenas de los principales jefes dentro del gobierno y del Partido Comunista (PCC). Además, el país lo dirige un grupo de militares encabezado por el general Castro que actúa por encima del PCC, el Estado y el Gobierno.
En Italia, Mussolini estableció agencias reguladoras estatales que dictaban órdenes a todas las industrias, comercios y sindicatos del país. Y le hacía la guerra a quienes se oponían o interferían con su visión militarizada y corporativa de la sociedad.
En Cuba, la propia Constitución impide que el sector privado les haga la competencia a los militares para que no obstaculice la implantación del capitalismo de Estado militarizado que Castro II y los “históricos” quieren establecer antes de morir, con un protagonismo militar absoluto, lo cual es un claro rasgo fascista.
El imperio económico militar supera al Estado y no le rinde cuentas
Las Fuerzas Armadas de la isla controlan entre el 70 y el 75% de toda la economía nacional, reciben el 80% de todos los ingresos generados en la isla, y el grueso de los ingresos en divisas. El corazón de ese imperio económico-bancario-comercial es el grupo GAESA, una gigantesca corporación que opera como un ente capitalista. Para empezar, controla el 95% del mercado minorista en divisas.
Cuenta con 7 enormes consorcios, 92 compañías y 42 sociedades mercantiles que son casi monopolios en las ramas que operan: Grupo Turismo Gaviota (unos 86 hoteles de 4 y 5 estrellas, agencias de viajes, alquiler de autos); Tecnotex y Tecnoimport (importaciones y exportaciones); Unión de Construcciones Militares; Habaguanex (un centenar de comercios minoristas en dólares, 21 hoteles y hostales, y una amplia red de cafeterías y restaurantes), Inmobiliaria Almest; la Zona de Desarrollo Integral Mariel; Almacenes Universales (servicios portuarios, aduaneros y transporte).
Además tiene la Corporación CIMEX, otro emporio comercial-financiero que comprende unas 90 compañías subsidiarias y 21 asociadas. De ellas, 61 están radicadas en el extranjero en actividades comerciales e inmobiliarias. También están Tiendas Panamericanas, las estaciones de gasolina Servi-Cupet, una red nacional de cafeterías (El Rápido), tiendas fotográficas Photoservice, la naviera Melfi Marine, la inmobiliaria Cimex; Havanautos, Cubapacks, y la joya de la corona, el Banco Financiero Internacional, entre otros muchos negocios.
En síntesis, los militares operan casi todo lo que funciona bien o aceptablemente y le dejan al Estado las empresas improductivas que dejan pérdidas y tienen que ser subsidiadas estatalmente.
Lo más significativo es que ninguna de esas compañías militares rinde cuentas al gobierno central, ni a nadie. Por eso muchos generales, coroneles y comandantes históricos viven como millonarios y pasan espléndidas vacaciones en Europa. Y sus hijos y nietos son dueños de prósperos negocios por todo el mundo.