“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.”

Esa verdad aplastante no la expresó un intelectual antimarxista, sino el mismísimo Friederich Engels al despedir el duelo de Karl Marx ante su tumba en el cementerio de Highgate en Londres, el 17 de marzo de 1883. Recordemos que Engels era copropietario de una importante fábrica textil en Manchester, Inglaterra, y fue él como capitalista quien mantuvo económicamente a Marx para que arremetiera teóricamente contra el sistema económico que evitaba que él y su familia pasaran hambre.

Marx no descubrió nada con su aseveración, pero fue el creador de la ideología comunista moderna (Platón la esbozó antes con su propiedad comunal), y aclaró lo obvio: antes de hacer política lógicamente hay que comer y estar vestido.

En Cuba primero va la política y después la alimentación

Sin embargo, en la Cuba marxista primero está la política y después la comida (salvo la de la cúpula dictatorial, que sí va primero), y todo lo demás. Así lo ha decidido un Partido Comunista ideológicamente heredero del creado por Marx y Engels a mediados del siglo XIX.

Eso explica por qué el diario Granma reveló hace unos días que en el VIII Congreso comunista castrista, a celebrarse del 16 al 19 de abril próximo, la prioridad no será cómo solucionar el grave problema del hambre que azota a la población, ni la escasez de medicinas y de todo, ni tampoco debatir sobre la crisis ya existencial que sacude a la nación.

Nada de eso. Esas son puras frivolidades. Según Granma las prioridades serán temas como la “subversión político-ideológica” en internet, las instituciones culturales ante la batalla de la comunicación y la cultura, “cuando se pretende utilizar la cultura como punta de lanza contra la nación y nuestro sistema socialista”,

Menos libertad de prensa, cultural, política y económica

Otra prioridad será el papel de los medios estatales y la “política de cuadros”, así como lo realizado “en la investigación, conocimiento y divulgación de la historia, la promoción del ideario martiano, del legado de Fidel (Castro) y su articulación con la enseñanza de la ideología revolucionaria en la actualidad”.

Le zumba el mango elogiar a estas alturas “el legado de Fidel”, el déspota que prácticamente acabó con Cuba, y atreverse a mencionar siquiera el “ideario martiano”. José Martí de haber vivido en estos tiempos habría sido fusilado por el propio Fidel, su hermano Raúl, o el Che Guevara, por “contrarrevolucionario”.

Y sí, se hablará en el congreso de la situación económica, pero para elogiar la terapia de choque Tarea de Ordenamiento” y “hacer más eficientes” a las empresas estatales. Y sobre todo para impedir que el sector privado crezca y mantenerlo con un perfil muy bajo para que no compita con el capitalismo de Estado de la mafia militar.

Eso es lo que se percibe en lo publicado en Granma cuando señala que otra prioridad en el congreso será “la batalla en el enfrentamiento a la corrupción, el delito, la indisciplina social e ilegalidades (…) las claves para resolver estas desviaciones están en el actuar ético y responsable de todos y, fundamentalmente, en la conducta intransigente de cada militante y revolucionario frente a lo que debilite y dañe a la Revolución”.

Más represión contra el sector privado, para que no crezca

Ya se sabe que con la palabra “ilegalidades” el régimen enmascara “legalmente’ su incesante represión contra cuentapropistas, campesinos, usufructuarios de tierras y los emprendedores en general. Algunos de los más exitosos están ya tras las rejas. Decenas de miles han sido castigados con multas de hasta15,000 pesos (625) dólares. Y más de 240,000 tuvieron que cerrar sus negocios y entregar sus licencias en 2020, según el Ministerio del Trabajo. Las “ilegalidades” incluyen la demolición de humildes casitas improvisadas por familias pobres que no tienen donde vivir.

En fin, este VIII congreso del PCC será más de lo mismo. Una simple reunión en la que se aprobará por unanimidad y ovaciones todo lo que impongan Raúl Castro y equipo dictatorial. La única utilidad del congreso será la de mostrar, nuevamente, la condición retrógrada del comunismo, la insólita desconexión de la millonaria casta dirigente de las necesidades insatisfechas de los cubanos.

El colmo es eso de “resolver las desviaciones” y todo lo que “debilite y dañe a la “revolución”. ¿Qué desgracia ha dañado más a los cubanos en toda su historia que esa “revolución” ¿De qué revolución hablan, de una que mientras el país atraviesa la peor crisis en 62 años causa más hambre porque en vez de liberar las fuerzas creadoras de la nación las asfixia?

Y vale otra pregunta más: ¿servirá de algo que Raúl Castro entregue formalmente su cargo de Primer Secretario del PCC a un empleado suyo “no histórico” si todos saben que él seguirá siendo el “número uno” del país y verdadero dictador hasta que muera?