Con motivo del VIII Congreso del PCC pasó sin muchas pompas mediáticas el aniversario 60 de los sucesos de Playa Girón, que el castrismo clama como una gran victoria y en verdad fue una gran derrota del pueblo cubano.
La historia de lo que en todo el mundo se conoce como Bay of Pigs (Bahía de Cochinos) ha sido manipulada y forma parte de la mitología castrista. Dado el cataclismo causado por la “revolución” posteriormente los cubanos saben que en Girón no hubo victoria alguna, sino una fatal derrota. Se perdió la oportunidad de acabar con una dictadura que en esos momentos era declarada comunista oficialmente.
Si el presidente John F. Kennedy hubiese apoyado militarmente a la Brigada 2506, posiblemente no habría habido tiranía marxista-leninista. El apoyo aéreo de EE.UU era fundamental en el plan del presidente anterior, el republicano Dwight Eisenhower, general de cinco estrellas y Comandante en Jefe de las fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial.
Kennedy pretendía llegar a un acuerdo con Fidel Castro
JFK estuvo a punto de cancelar el plan. No lo canceló pero suprimió el apoyo militar de EE.UU. Y lo hizo por tres razones:
1) Por temor al fanfarrón Nikita Kruschev, “número uno” de la Unión Soviética; 2) porque él no era un anticomunista duro como Eisenhower; y 3) porque pretendía llegar a un acuerdo con Castro I para normalizar las relaciones entre los dos países.
El propio Kennedy le confesó a Eisenhower en la Casa Blanca que luego del bombardeo aéreo el 15 de abril a Ciudad Libertad, Kruschev amenazó con bombardear Berlín Occidental si EE.UU apoyaba a la brigada, y que entonces él (Kennedy) decidió no apoyar a los expedicionarios. Luego de escuchar a JFK el expresidente Eisenhower le comentó: “El fracaso de Bahía de Cochinos incitará a los soviéticos a hacer algo…”
“Los soviéticos siguen sus propios planes, y si ven que nosotros mostramos alguna debilidad, es entonces que arremeten con más fuerza… El fracaso de Bahía de Cochinos incitará a los soviéticos a hacer algo que en otras circunstancias no harían”. Ese testimonio está en el libro The Crisis Years: Kennedy and Khrushchev, 1960-1963, de Michael R. Beschloss (1991). También Kennedy se lo reveló a Pepe Pérez San Román, jefe de la Brigada.
O sea, por temor al bluff de Kruschev, Kennedy dejó a los brigadistas sin cobertura aérea, ni artillera, ni retaguardia de logística para el aprovisionamiento de todo. Quedaron totalmente abandonados.
De Bahía de Cochinos al Muro de Berlín y la crisis de los cohetes
De lo dicho por Eisenhower se infiere que de haber sido él el inquilino de la Casa Blanca EEUU sí habría intervenido en Cuba para acabar con los Castro, y Moscú no se habría atrevido a bombardear Berlín Occidental.
Y en un escenario muy probable los batallones de milicianos y del Ejército castrista no habrían podido detener el avance de marines mejor armados y entrenados. Y no se habrían inmolado como creían los Castro, se habrían rendido en masa. Vale recordar al coronel Tortoló corriendo al frente de los “heroicos” soldados y milicianos cubanos en Granada, no al combate sino para la embajada de la Unión Soviética.
Efectivamente, la debilidad de Kennedy envalentonó a Kruschev. Y el 13 agosto de 1961 erigió el Muro de Berlín. A principios de 1962 envió a Cuba unos 40,000 soldados, misiles antiaéreos y submarinos. Y poco después instaló en la isla 45 cohetes nucleares con alcance de hasta 3,000 kilómetros.
Una de las peores infamias cometida por Fidel Castro fue endilgarle el epíteto insultante de “mercenarios” a aquellos 1,511 jóvenes heroicos cubanos que por evitar el comunismo en Cuba arriesgaron sus vidas, y muchos murieron.
Las fuerzas castristas tenían una superioridad de 21 a 1
Se lanzaron a un campo de batalla tan motivados a combatir que no les importó haber sido traicionados por Kennedy y que las fuerzas castristas tenían una superioridad numérica de 21 efectivos de la dictadura por cada brigadista.
O sea, 1,511 expedicionarios se enfrentaron a unos 32,000 efectivos del gobierno con tanques, cañones, y una fuerza aérea que impedía el avance de los brigadistas y los masacraba. Y aun con semejante desventaja murieron más milicianos (176) que brigadistas (115), y hubo 500 castristas heridos y 360 expedicionarios. Lo que mostró el coraje y la motivación patriótica de los brigadistas.
Otro mito castrista de Playa Girón es la foto icono del dictador tirándose de un tanque soviético T-34, supuestamente bajo el fuego enemigo. Falso, esa foto fue tomada por el fotógrafo Sergio Canales, de la revista Verde Olivo, cuando los combates habían cesado y los brigadistas habían sido derrotados y tomados prisioneros. Como siempre hizo, Fidel tenía cautelosamente su puesto de mando en el central Australia, lejos del escenario de guerra, y solo fue para Playa Girón cuando todo ya había terminado.
Al cumplirse 60 años de aquel intento de impedir el comunismo vale rendir homenaje a sus protagonistas, y también lamentar que perdieran la vida casi 200 cubanos que hipnotizados por el discurso alienante de Fidel Castro murieron en defensa de una “revolución” que no era sino una gran estafa de un grupo de pillos y malversadores que terminaron hundiendo a Cuba y a los cubanos en la dramática y triste crisis generalizada que hoy padece.