La insistencia de Raúl Castro en el VIII Congreso del Partido Comunista en nombrar a Miguel Díaz-Canel Primer Secretario del Partido Comunista mostró a quienes todavía no se había enterado que el PCC no manda en Cuba. Ya sin tapujos el General sacó a la luz pública la mafia militar nucleada en torno a GAESA, que es la que manda en el país.
Pero, además, con Díaz-Canel como su jefe el PCC perderá lo que le quedaba de su capacidad para meterle miedo a la población y a sus militantes, que es ya su única razón de ser. A Díaz-Canel no lo respeta nadie en la isla.
Orgánicamente el PCC perderá su autoridad para mangonear las instancias partidistas provinciales, municipales y a la militancia de base, que ahora además se siente aliviada al quitarse de encima al verdugo Machado Ventura, quien por 40 años la estuvo avasallando y metiéndole miedo.
La mafia dejará de ser invisible para los cubanos y el mundo
Será más obvio que nunca que el país no lo controla ni dirige el PCC, sino el clan familiar Castro-Espín y su entorno mafioso militar más cercano, que hasta ahora era “invisible” para la población, pues operaba tras bambalinas. La cofradía militar capitalista de Estado fascistoide emergerá de su refugio a medida que se evidencie cada vez más que Díaz-Canel es una marioneta que hace lo que le ordenan esa mafia y el dictador escondido.
Seguramente Raúl Castro pensó que al nombrarlo al frente del PCC todos le van a temer, lo van a respetar y tendrá la autoridad que no ha tenido hasta ahora.
A Díaz Canel la gente ya “le cogió la baja”
Craso error. Porque como se dice en la isla la gente ya “le cogió la baja” a Díaz-Canel. Como Presidente de la República ha mostrado que es un esclavo del dictador, un “yes man”, además inepto, sin criterio propio, que no podría ser Presidente, ni dirigente político en ningún otro país del mundo.
La gente le envían mensajes “online” increpándolo y rechazando lo que hace. Le gritan en la calle “descarao, mentiroso” y epítetos más fuertecitos en congas callejeras. Y recordemos aquello de “los restos de gallinas decrépitas se las comen ustedes” que le dijo directamente un locutor de la TV y la radio.
General López Miera, único histórico en el BP; el hombre fuerte
Por otra parte, no fue casual que días antes del congreso Castro II nombró al general Alvaro López Miera ministro de las Fuerzas Armadas en sustitución del general Leopoldo Cintra Frías, un hombre de Fidel, no de Castro II, pues fue integrante la Columna Uno de Fidel Castro en la Sierra Maestra, y en 2011 fue nombrado ministro de las FAR por ”sugerencia” de Fidel. Era el único fidelista histórico que quedaba en la máxima cúpula del poder según la Constitución.
En cambio, López Miera es hijo adoptivo de Raúl Castro desde que los padres de Álvaro –españoles militantes comunistas que emigraron a Cuba cuando la Guerra Civil– se lo encomendaron cuando con 14 años de edad en 1958 se unió a la fuerzas guerrilleras comandadas por Castro II en la Sierra Cristal. Desde entonces es de hecho parte de la familia Castro-Espín.
Y ahora el dictador mantiene en el Buró Político a este general de tres estrellas de su entorno familiar. O sea, López Miera es el único histórico en el BP y por “derecho propio” es el hombre fuerte en la máxima instancia partidista.
General López-Callejas, segundo de abordo; se legitima GAESA
Pero hay más, Raúl Castro también decidió sacar de las sombras y colocar como segundo hombre más poderoso en el BP al general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas. Subió a la máxima instancia de poder político en la isla a su ex yerno, padre de su nieto preferido (y jefe de su ejército privado llamado Seguridad Personal); presidente del imperio GAESA y, por tanto, el zar de la economía cubana.
Con López-Callejas en el BP se legitima oficialmente la mafia militar de corte fascista cuyo núcleo operacional es GAESA, que hasta ahora se mantenía discretamente alejada del mundo político y mediático.
También, para estar más seguro del control real del Buró Político, además de los dos generales López como jefes principales, Castro II también metió allí a los generales Lázaro Alvarez Casas y José Amado Ricardo, y el coronel de inteligencia Manuel Marrero.
Raúl Castro despejó el camino para un neocastrismo fascista
Pero lo peor de todo en este VIII Congreso fue que el triunvirato jurásico Raúl Castro-Machado Ventura-Ramiro Valdés, en medio de la devastadora crisis social, económica que hambrea al pueblo, antes de decir adiós oficialmente en vez de liberar las fuerzas productivas se atrincheraron aún más en el criminal inmovilismo y exhortaron a más represión de la sociedad civil. Se despidieron con más desprecio que nunca por los cubanos.
Conclusión: ya en la etapa final de su vida, Raúl Castro allana el camino para que los militares mafiosos “construyan” un neocastrismo típicamente fascista.