El ensañamiento del régimen militar contra el pueblo que lo hizo temblar el 11J además de la crueldad personal de Raúl Castro muestra la mediocridad y la incapacidad de él y de su equipo de gobierno para manejar económicamente la peor crisis nacional en Cuba en 63 años.
Para establecer el presupuesto del Estado y pronosticar el crecimiento del Producto Interno Bruto en 2022 la burocracia castrista no hizo caso a los economistas verdaderos y se basó una “recuperación sustancial” del turismo.
Craso error. Para empezar, el declive del turismo en Cuba no comenzó con la pandemia, sino antes. En 2019 ya viajaron 420,885 turistas menos que en 2018, y 736,885 menos de los 5.0 millones que había previsto el régimen para 2019
Y muy importante, en 2019 no solo viajaron un 23% menos estadounidenses debido a las sanciones aplicadas por Trump, sino muchos menos turistas desde Canadá, el mayor emisor de visitantes a la Isla, y desde España, Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania y otros países de Europa, y de América Latina. En general, los turistas desde los cinco principales emisores europeos cayeron en casi un 30%. Antes de la pandemia.
A fines de 2019 estaba ocioso el 85.3% de la capacidad hotelera
A fines de 2019 la tasa de ocupación hotelera en la Isla era de 14.7%. Estaba ocioso el 85.3% de la capacidad hotelera total. Eso no ocurrió en ningún otro país. Por ejemplo, en República Dominicana a fines de 2019 la tasa de ocupación hotelera fue 68.3% y de 72% como promedio de todo el año, en que recibió 6.4 millones de turistas que gastaron $4,468 millones de dólares. En Cuba los 4.2 millones de turistas de 2019 gastaron $2,903 millones porque no tuvieron cómo gastar dinero.
En 2020, Cuba recibió 1.085,920 turistas, una caída de 75% con respecto a 2019. Y en diciembre, cuando el régimen reabrió las puertas al turismo, solo viajaron a la isla 64,929 vacacionistas, un 83% menos que en diciembre de 2019. El resto de los competidores del Caribe recibieron porcentaje muy superior de turistas en ese mismo mes.
Y en 2021 la isla recibió 356,470 visitantes, con la particularidad de que la mayor parte de los turistas fueron rusos, con un total de 146,151, seguidos por 68,944 canadienses. Y fueron 52,804 cubanos de la diáspora, la tercera parte de los 150,388 de 2020, en plena pandemia.
En ningún país la industria turística es estatal
Pero cifras elocuentes a un lado, el problema aquí es que ya Cuba no podrá tener ya más una industria turística pujante de millones de vacacionistas hasta que se liberen las fuerzas productivas y toda la economía en su conjunto. En ninguna parte del mundo (con excepción de Corea del Norte, donde no hay turismo), la industria turística es monopolio del Estado, sino de propiedad privada. Es el sector privado el que construye los hoteles donde deben ir y monta la infraestructura de servicios de alta calidad, restaurantes y atracciones múltiples para atraer turistas.
En Cuba, encima de que el sector turístico es estatal la economía se halla hundida en la crisis terminal del modelo estalinista, con una inflación exorbitante, una de las más altas del mundo. Es decir, el castrismo ya perdió el “gancho” de un turismo barato. Ahora el turismo en Cuba es caro, y con servicios muy deficientes y cada vez más escasos.
Cuba ha ido perdiendo aceleradamente incluso la precaria competitividad que tuvo años atrás. Cada vez menos personas en busca de buenas vacaciones en el soleado Caribe van a elegir a Cuba. Y los turistas despistados que viajen a la isla gastarán menos dinero que antes. Tendrán ahora menos opciones para gastarlo y pasarla bien.
Cuba capta muy poco dinero por turista; ahora obtendrá menos
Y esto último es clave. Cuba hace tiempo es el país que menos dinero per cápita capta de los turistas foráneos en América. En 2017, antes de agravarse la crisis económica, el gasto por turista en Cuba fue de $577 dólares, menos de la mitad del promedio internacional, de $1,250 dólares reportado por la Organización Mundial de Turismo.
Y ojo, fue $56 más bajo que los $633 de cinco años antes (2013). En cambio, República Dominicana captó ese mismo año (2017) $1,147 dólares por turista, casi el doble que Cuba. La diferencia es que es el sector privado dominicano el que se encarga del turismo. Vale recordar que en 1958 solo La Habana recibía ocho veces más turistas que el país vecino.
Tres razones por las que no habrá resurrección del turismo
Conclusión: no habrá resurrección en grande del turismo en 2022, aún si la Administración Biden reanudase el turismo estadounidense en la isla, por tres razones:
1)- La pandemia no ha sido controlada del todo y en Cuba la vacuna aplicada no ha sido aprobada por la OMS. Muchos vacacionistas no querrán viajar a la isla.
2) -La inflación oficial en Cuba es de 77% (es muy superior) supera 17 veces el 4.63% de República Dominicana, 23 veces la de Costa Rica (3.30%) y 30 veces la de Panamá (2.60%). Y encima de los altos precios la calidad de los servicios al turismo es muy mala.
3)-Luego del 11J se hizo añicos la propaganda castrista de una isla tropical remanso de paz, seguridad y armonía social. En todas partes se vieron, y se siguen viendo, videos con las calles y plazas cubanas invadidas por esbirros que siembran el terror a diestra y siniestra.