SUMARIO ESTADÍSTICO
- A un año del 11J se registraron 3,266 protestas de las cuales 1, 713 ocurrieron en el primer semestre de 2022. El terror no ha paralizado a los cubanos.
- El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) documentó en el mes de julio 263 protestas que ocurrieron en las 15 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, para un promedio, al igual que el mes pasado, de 8 demostraciones públicas diarias. Estos datos son especialmente significativos porque en el mes de julio se desplegaron las fuerzas del gobierno en toda Cuba para evitar que se produjeran protestas en el primer aniversario de la gran explosión social del 11 de julio de 2021 (11J).
- De las 263 protestas ocurridas en julio 75 fueron por derechos políticos y civiles (28 %) y 188 por derechos económicos y sociales (71%).
- Los cortes de electricidad en el mes de julio motivaron 47 protestas de diferentes modalidades. De ellas 20 se produjeron en forma de cacerolazos callejeros. Los cacerolazos en Cuba son diferentes a los que tradicionalmente ocurren en el resto de la región. No se realizan desde los hogares sino en plena calle. Los 20 cacerolazos ocurridos en 12 provincias en el mes de julio se realizaron retomando las calles en la noche que por el día controlaban las fuerzas represivas y desfilando en ellas, amparados por la oscuridad, gritando consignas antigubernamentales.
- Los cacerolazos callejeros, si bien son contabilizados de forma separada como una sola protesta, en cada caso, reúnen a un mayor número de personas.
- Por tercera vez en un mes el número de protestas económicas y sociales (188) sobrepasaron a las motivadas por derechos políticos y civiles (75) constituyendo una tendencia.
- El crecimiento de las protestas por motivos económicos y sociales está relacionado con los cortes de electricidad (“apagones”), el colapso del sistema de salud ante la epidemia creciente de dengue, la escasez de alimentos y medicamentos, así como la inflación. Es de destacar que 47 de estas fueron provocadas por apagones, lo que muestra una tendencia creciente por esta motivación en comparación con las 39 en junio y las 28 ocurridas en mayo.
- Es de destacar que las demostraciones en que se acusa directamente al gobierno por mala gestión en su funcionamiento tuvieron un incremento significativo, de 28 en junio a 85 este mes, lo que significa que se triplicaron en un mes.
- La Habana fue de nuevo la provincia con mayor concentración de protestas (79), seguida por Villa Clara (20), Camagüey (19) y Holguín (19).
- Las demandas coreadas por los que salían a las calles en los apagones mezclaban la exigencia de reponer la electricidad con el grito de “Libertad”.
EVALUACIÓN DEL COMPORTAMIENTO DE LA GOBERNABILIDAD NACIONAL
Los indicadores generales de gobernabilidad han continuado apuntando a la baja mientras que las protestas, lejos de desaparecer, han adquirido la modalidad de múltiples rebeliones de magnitud diversa y por ahora geográficamente aisladas. El gatillo que las dispara es la continua caída de las condiciones de subsistencia de la población agravadas por los cortes de electricidad.
En el mes de julio de 2022, el gobierno desplegó todas sus fuerzas para evitar una réplica del 11J . Con ese fin recurrió de nuevo a la militarización del país, a los cortes de internet para impedir la visibilidad y posible expansión de cualquier rebelión local, a la intensificación de la represión policial y judicial, así como a continuar fomentando el éxodo masivo de ciudadanos.
Cuando el gobierno creyó sentirse fuerte porque el 11 de julio no hubo protestas le estallaron en la cara cacerolazos callejeros en varias provincias por los cortes de electricidad. Hasta Díaz-Canel ha reconocido que no es posible cambiar el estado de ánimo de la población mientras persistan las actuales circunstancias.
TRES FORMAS DE VIOLENCIA ESTATAL
El Estado, el gobierno y las instituciones hoy ejercen tres formas de violencia contra la ciudadanía: la violencia física directa (represiva), la cultural y la estructural.
Violencia física directa del aparato represivo (policía, militares y aparato judicial), ejercida de manera visible y brutal es la más conocida en Cuba, pero no es la única pese a ser la más denunciada.
Violencia cultural ha sido hasta fechas recientes otra forma importante de control del comportamiento ciudadano. El monopolio estatal sobre los aparatos de cultura, educación, medios de comunicación, organizaciones populares permite –junto al control legislativo– establecer valores, ideas y cánones de comportamiento que facilitan a los grupos que detentan el poder someter a los ciudadanos de forma eficiente. La violencia cultural ejercida por esos medios ha servido para adoctrinar a varias generaciones en la sumisión al poder y la aceptación del estatus quo como algo inevitable
Violencia estructural. Las actuales circunstancias diarias de existencia del ciudadano de a pie en Cuba parecen ajustarse al pie de la letra a la definición generalmente compartida de la llamada violencia estructural: un sistema de instituciones y leyes al servicio de intereses minoritarios que dañan la satisfacción de necesidades humanas básicas como la supervivencia cotidiana, la libertad, el bienestar y, en general, las perspectivas de prosperidad de amplios sectores de población.
En el caso de Cuba la violencia estructural se expresa principalmente en la centralización estatal de la actividad económica. La insistencia en esa política ha puesto en crisis a la macroeconomía, bloqueado el potencial de las fuerzas productivas nacionales y degradado la vida cotidiana de amplísimos sectores ciudadanos.
En esas circunstancias, el control de la conducta ciudadana por medio de la persuasión ideológica se torna ineficaz y el uso de la violencia policial para aplastar las protestas equivale a intentar apagar un fuego echándole gasolina.
La actual crisis de gobernabilidad del régimen cubano se refleja en la incapacidad creciente de las tres formas tradicionales de violencia (directa, cultural y estructural) para controlar el comportamiento ciudadano en la isla en favor de una minoría privilegiada.
EVALUACIÓN DE LA GOBERNABILIDAD NACIONAL A MEDIADOS DE 2022
Un sucinto repaso a los factores que más inciden en la gobernabilidad nacional en el caso de Cuba (pueden ser otros en diferentes países) arrojan los siguientes resultados en el mes de julio de 2022, a un año del 11J.
Macroeconomía
Contrario a lo que suponen muchos observadores el desastre actual de la macroeconomía cubana, si bien es parte inseparable de cualquier explicación sobre el origen y persistencia de las protestas, no es en realidad la causa única o principal. A la economía ineficiente que genera el sistema, se suma el reparto desigual de los escasos recursos que ella genera.
Los problemas de Cuba no son solo de producción o distribución. Ante todo hay que buscarlos en la estructura asimétrica del poder entre una insignificante minoría y amplias mayorías en proceso de depauperación constante.
No son razones exógenas (las sanciones de EEUU) sino endógenas (el régimen de gobernanza y la oligarquía que impide su transformación porque se beneficia de él) las que están en la raíz de la creciente miseria de la población y sus protestas. Lo demás es retórica.
El siguiente cuadro estadístico del Havana Consulting Group que dirige Emilio Morales resume de manera gráfica el desastre nacional de la macroeconomía.
La violencia estructural de la vida cotidiana
La violencia estructural ha transformado la vida cotidiana en muerte cotidiana.
En julio se hizo evidente que el número de víctimas que causa la violencia física policial son, pese a su gravedad, numéricamente inferiores a los constantes y no menos graves daños provocados por el desamparo de las necesidades básicas de la población.
La vida cotidiana ya no merece ese nombre.
Estamos en presencia de violencia estructural cuando se decide en medio de la pandemia de Covid invertir más de 4.000 millones de dólares en nuevos hoteles y no en balones de oxígeno; cuando se privilegia la importación de autos patrulleros para la policía en lugar de ambulancias para el servicio de salud; o cuando se insiste en exportar médicos en momentos en que una nueva epidemia –el dengue hemorrágico- se hace presente.
Desentenderse de las necesidades básicas del pueblo en salud, alimentación, electricidad y otras para invertir de forma priorizada solo en aquellas que incrementan las ganancias del grupo empresarial-militar GAESA es una decisión consciente de quienes monopolizan el poder. No es una “desgracia” del destino.
Como resultado de esa realidad, en un país históricamente azucarero, cafetalero, tabaquero y ganadero no hay producciones ni exportaciones significativas en ninguno de esos rubros. Para el ciudadano de a pie acceder a caramelos, carne de res, café y cigarros es un lujo.
A fines de 2021 el Ministerio de Agricultura reconoció que en el primer semestre de ese año la agricultura se desplomó con respecto al año 2020 en 16 de los 19 productos agropecuarios básicos, entre ellos la carne de cerdo (-40%), los frijoles (-21%), maíz (-20%), huevos (-14%), carne de res (-9%), leche fresca (-6%), papa (-5%), cítricos (-41%), plátanos (-7%), viandas (-6%), frutas (-5%), hortalizas (-8%).
LAS MÚLTIPLES DIMENSIONES DE LA CRISIS
Las condiciones de existencia cotidiana están siendo brutalmente impactadas por varias crisis paralelas: energética, alimentaria, inflacionaria, de salud pública y salubridad, vivienda y del propio aparato de dominación. De cualquiera de ellas puede saltar la chispa que encienda revueltas de considerable magnitud.
Veamos aspectos de ellas:
- La crisis energética. El sistema energético cubano ha colapsado. La obsolescencia generalizada de todas las plantas del país, donde supuestamente la de Felton, en la provincia de Holguín, que por ser la más moderna y con mayor capacidad, era la esperanza de salir de la crisis, quedó anulada al sufrir una avería en una caldera. El propio gobierno ha reconocido que “no habrá solución para los apagones durante el verano, ni tampoco después”. El ministro del ramo, Liván Arronte Cruz, reconoció que la “compleja y tensa” situación del sistema electroenergético en Cuba no tiene solución inmediata, “poner de alta la Unidad Dos de Felton podría demorar más de un año”.
- La crisis del sistema de salud y salubridad.El principio de equidad en el acceso a servicios de salud ha sido sepultado por la creciente desigualdad que marcan los privilegios de clase y el acceso a dólares. Sin divisas convertibles, instrumentos y utensilios, medicinas y otros detalles es muy difícil ser intervenido quirúrgicamente o acceder a los medicamentos necesarios para controlar un padecimiento crónico que puede volverse letal. “No hay quien se opere en Cuba sin el dinero de Miami y los sobornos para el personal” afirma un reportaje de 14ymedio.
La creciente debilidad del sistema de salud fomenta el descontrol y expansión de epidemias (en este momento hay dos: el Covid19 y el Dengue Hemorrágico) y enfermedades que van desde problemas cardiovasculares hasta los brotes de piojos y sarna. De hecho, el aumento de las protestas contra la mala gestión del gobierno (que se triplicaron en relación con el mes anterior) estuvieron motivadas en gran medida por el colapso del sistema de salud y salubridad.
La nueva oligarquía de GAESA insiste en exportar más médicos en plena crisis porque obtiene ganancias del despojo de más del 80% de sus salarios. Pero esos recursos no se invierten luego en medicinas y ambulancias sino en la construcción de nuevos hoteles de lujo y patrullas para la policía. La situación epidemiológica empeora con la falsificación de estadísticas que imponen a los médicos. - La inflación creciente recorta el acceso a alimentos y medicinas. Varios economistas cubanos la calculan alrededor de un 500% en el mercado negro al que forzosamente acuden las familias a adquirir lo que no encuentran en los mercados estatales. Por ejemplo, una libra de carne de cerdo comprada en el mercado negro no baja de $12.50 dólares la libra (300 pesos), o sea, cuesta el equivalente al 14% de un salario mínimo ($87.50 mensual).
- La crisis del transporte público y el encarecimiento del uso de vehículos privados por los precios de la gasolina. La escasez de combustible y las roturas de las guaguas (autobuses) por falta de piezas de repuesto son las causas que menciona el gobierno para “justificar” la crítica situación del transporte público. Sin embargo, la crisis del transporte público no es algo coyuntural. Es un problema al que el gobierno no ha ofrecido soluciones y que se arrastra por años. A ello se suma el mal estado de las vías ferroviarias, calles y carreteras.
- La crisis de la vivienda. Un discreto, pero creciente movimiento de familias sin techo va configurando un movimiento okupa cubano al instalarse sin autorización en propiedades estatales en desuso. La opinión pública no pasa por alto el hecho de que siguen derrumbándose viviendas por falta de reparaciones y decenas de miles de personas sin hogar permanecen almacenados en albergues promiscuos e insalubres, mientras GAESA construye hoteles cinco estrellas aunque no haya turismo y más de la mitad de las habitaciones estén disponibles.
- La crisis alimentaria proyecta un grado insoportable de incertidumbre cotidiana. Los esclavos del siglo XIX tenían más certeza de tener asegurada su alimentación cotidiana que los obreros del socialismo cubano del siglo XXI. Los trabajadores tienen que hacer interminables colas para intentar acceder a alimentos básicos, además de cumplir con sus otras responsabilidades familiares y jornadas de trabajo.
- Crisis del aparato de dominación. El impacto de las numerosas y graves crisis anteriormente descritas –en un contexto en que con el acceso de la población a Internet el Estado ha perdido el monopolio sobre la información– viene resquebrajando las bases de la dominación oligárquica en la isla. La obediencia y sumisión ciudadanas, como evidencian los informes mensuales del Observatorio Cubano de Conflictos, van cuesta abajo.
Entre las causas de este declive están:
- Crisis de legitimidad del régimen de gobernanza. El abandono de los compromisos constitucionales de aportar los mínimos básicos para la vida cotidiana ponen al régimen de gobernanza y al gobierno, que de por sí ya carece de legitimidad electoral, ante una crisis de legitimidad general respecto a la violación e incumplimiento de los “derechos constitucionales” de los ciudadanos en el socialismo cubano (vivienda adecuada, etc.)
- Crisis de credibilidad del gobierno. Continúan las expresiones públicas de fisuras que el aparato ideológico no puede ocultar, como el insólito rechazo de un diputado a las falsas declaraciones sobre el supuesto crecimiento económico en un 10% del ministro de ese ramo en la Asamblea Nacional del Poder Popular y las del ministro de Salud negando el colapso de los hospitales que fueran rechazadas en los periódicos oficiales provinciales. Por otra parte, se confirmó en julio que un grupo de reclutas y militares de baja graduación fueron detenidos desde el mes anterior por intercambiar en las redes sociales contenidos críticos al gobierno.
Evidencia irrebatible de la crisis de legitimidad y credibilidad de los funcionarios es el surgimiento en Mayarí, Holguín, de una iniciativa ciudadana que investiga y expone en las redes a los burócratas locales corruptos. La iniciativa –que también constituye una forma de protesta– ha tenido una gran acogida popular y sus promotores reciben la colaboración de otros ciudadanos decididos a exigir transparencia a los funcionarios. - Crisis de estabilidad en posiciones claves de poder. Adicionalmente, surgen factores circunstanciales que hacen más complejo y delicado el manejo de la actual situación de creciente ingobernabilidad por la élite de poder: la inesperada necesidad de una transición de mando en GAESA en momentos que se aproxima la inevitable muerte biológica de Raúl Castro.
CONCLUSIONES
- Las protestas son en gran parte rebeliones contra la violencia estructural que padecen los cubanos en su vida cotidiana. Finalizado el mes de julio, el gobierno no ha dado muestras de decidirse a erradicar los problemas que impactan la vida cotidiana transformando el régimen de gobernanza. Ni pan ni libertad; solo necesidades angustiosas y terror. Sin transformar radicalmente el régimen de gobernanza y poner fin a la violencia estructural que aquel genera en la vida cotidiana es altamente improbable que puedan erradicar las protestas. El régimen de gobernanza –o “el sistema”, como acostumbran a llamarlo los cubanos de a pie– es la causa de la creciente ingobernabilidad. Las protestas persisten y persistirán mientras aquel no sea radicalmente transformado.
- El gobierno sigue a la defensiva. En julio continuaron las protestas. Este mes asumieron principalmente la forma de cacerolazos contra los crecientes cortes de electricidad. Quedó demostrado que el terror judicial y la violencia policial por sí solos no han podido erradicar las protestas. El despliegue represivo en toda la isla para controlarlas en el aniversario del 11J solo funcionó por 24 horas. La insumisión y las protestas están demostrando ser eficaces herramientas populares. Es un hecho comprobado que las fuerzas represivas no se aventuran a entrar a ciertos barrios a reprimir, y que se repone el servicio de electricidad de forma expedita allí donde la población sale a la calle a protestar. Contrario a lo que afirma Díaz-Canel, las protestas sí funcionan para obtener soluciones puntuales (restablecer la corriente eléctrica, por ejemplo).
- Cuba está en bancarrota integral: financiera, comercial, energética, de servicios públicos de salud y salubridad. Su imagen internacional ha quedado dañada por la brutal represión ejercida de forma masiva contra la población, su apoyo a Rusia en la agresión a Ucrania, su irresponsabilidad crediticia con los acreedores, las denuncias internacionales por tráfico humano y trabajo forzado vinculadas a sus brigadas médicas internacionales, el éxodo masivo de población, entre otros hechos.
Las acciones de La Habana han complicado sus acercamientos a Washington y Bruselas. La Cámara de Representantes de Estados Unidos votó en contra de una enmienda que buscaba otorgar créditos al Gobierno de Cuba sin condicionamientos. La enmienda propuesta fue derrotada con 260 votos en contra y solamente 163 votos a favor. La plena ejecución del PDCA entre la Unión Europea y Cuba continúa bloqueada por Lituania, pero ahora hay otros países que se inclinan por revocar su voto favorable en 2015 dado el apoyo de La Habana a Moscú en la guerra contra Ucrania.
TEMAS EN DESARROLLO A DAR SEGUIMIENTO
- ¿Intentarán modernizar el Estado mafioso cubano? El actual régimen de gobernanza del Estado mafioso está llegando al límite, pero eso no supone que la única alternativa posible sea una salida democrática. Hay indicios de que la nueva oligarquía cubana está considerando dar pasos paulatinos hacia una modernización de su arcaico Estado mafioso a fin de aproximarlo al modelo autocrático ruso. Los pasos que se den en esa dirección serán presentados como “aperturistas”, “reformas de mercado” y otras construcciones artificiales de la propaganda para que sus agentes de influencia puedan venderlos de ese modo en Washington y Bruselas a fin de obtener un alivio de las sanciones y financiamientos frescos. (Ver El negocio de las tiendas online: quién está detrás de Supermarket23 y De represor a empresario).
- ¿Podrá la élite de poder controlar exitosamente una segunda transición post Castro? El grupo de personas asociadas al clan Castro sobrevivió el traspaso de poderes después de la muerte de Fidel y a lo largo de los últimos 15 años transformaron el viejo Estado comunista en el prototipo de un estado mafioso bajo la dirección del general Luis Alberto Rodríguez Lopez-Calleja. ¿Lo lograrán de nuevo sin la participación de Lopez-Calleja ni de Raúl Castro Ruz?
- ¿Se radicalizarán las protestas deslizándose, poco a poco, hacia métodos violentos? En julio hubo un incendio en una oficina de la Unión Eléctrica de Cuba en Tapaste, en la provincia Mayabeque. En otros incidentes la tendencia gubernamental es restarles importancia y apresurarse a declararlos accidentales. ¿Lo son? Sin embargo, aun si en efecto lo fuesen, ¿por cuánto tiempo podrán los movimientos ciudadanos seguir manteniendo a sus seguidores en el campo de la no violencia ante la desidia de los gobernantes y la agudización de las condiciones de subsistencia cotidianas?
- ¿Se sumarán en algún momento una parte de los militares a las demandas populares? El Observatorio Cubano de Conflictos continúa recibiendo indicios de malestar en el seno de la oficialidad, clases y soldados. Si la actual crisis de la vida cotidiana continúa profundizándose y se ordena acentuar la represión contra el pueblo, ¿llegaría a producirse una o varias fracturas en la cadena de mandos?
- ¿Podrá la sociedad civil hacerse de un programa consensuado y coherente en los próximos meses? Las masas pueden crear circunstancias de ingobernabilidad que hagan caer gobiernos, pero sin liderazgos, planes mínimos de concertación, ni programas consensuados crearían un vacío de poder que pudiera ser rápidamente ocupado por cualquier demagogo u oportunista de turno. La caída del Zar en Rusia en 1917, la del Shah de Irán en 1979 e incluso la de Gorbachov y la URSS en 1991, son ejemplos de ello. Las masas volcadas a las calles crearon las condiciones necesarias para su caída, pero fueron partidos políticos y movimientos organizados los que sacaron provecho de esas circunstancias. Lo que vino después poco tuvo que ver con los anhelos de la mayoría de quienes participaron en aquellas protestas.
En las jornadas masivas del 11J y las posteriores la oposición histórica no ha jugado un papel director o preponderante. Pero eso no significa necesariamente que la espontaneidad de las masas traiga el nuevo orden por sí sola ni que este sea luego superior al que se derribó. ¿Se requiere un nuevo tipo de movimiento y de liderazgo para enfrentar las circunstancias de la Cuba actual? Si ese es el caso, ¿podrá la sociedad civil superar cualquier vulnerabilidad en esos campos a corto plazo?
El vínculo entre los conflictos y las protestas A los efectos de los análisis mensuales del Observatorio Cubano de Conflictos, tomamos en consideración un grupo de indicadores mensurables de gobernabilidad, como es el caso de la evolución de la macroeconomía, el estado de la cotidianidad familiar, la eficiencia del aparato ideológico-cultural para el control de las ideas y actitudes de la población, la extensión de la represión, así como las fisuras que se comienzan a visibilizar a niveles diferentes de la burocracia. El comportamiento cuantitativo de esos indicadores permite realizar una evaluación cualitativa del estado y perspectivas de la gobernabilidad en general. El OCC cuenta con una red de más de dos centenares de colaboradores en todas las provincias y municipios que nos permiten conocer hechos que no trascienden en la prensa y redes sociales así como corroborar si los reportados por esos medios realmente ocurrieron de ese modo. El OCC puede de esa manera certificar la veracidad de los hechos que reporta aunque a veces no cuantifiquemos otros que no hayamos podido verificar todavía en el momento de publicarse nuestro informe mensual. Las protestas –su número total, distribución geográfica, sectorial y temática, así como la evolución en las modalidades empleadas para su realización (colectivas, individuales, presenciales, digitales, pacíficas, violentas, etc.) – reflejan el deterioro de los indicadores de gobernabilidad antes mencionados. Representan un termómetro de la gobernabilidad, si bien no el único, a tener en cuenta. Es por ello que no hay una cifra fija de protestas que pueda establecerse como frontera automática que separa la estabilidad de la explosión social. A fines de junio de 2021 –apenas diez días antes de la explosión nacional del 11J– se contabilizaron 249 protestas en todo el país, siendo esa cifra ligeramente superada por las 258 registradas en junio de este año. A diferencia de la situación de hace dos años atrás y del terror desplegado desde el 11 de julio de 2021, las protestas en Cuba no han podido ser erradicadas. Se sostienen, fluctúan y modifican sus formas, pero son parte ya inseparable del paisaje nacional. La razón es que los conflictos que las generan no son resueltos.
MANIFESTACIONES PÚBLICAS DE PROTESTA | TOTAL | Derechos económicos, sociales y culturales (DESC) | Derechos políticos y civiles (DPC) |
2022 | |||
Julio | 263 | 188 | 75 |
Junio | 258 | 175 | 83 |
Mayo | 185 | 105 | 77 |
Abril | 293 | 99 | 194 |
Marzo | 232 | 83 | 149 |
Febrero | 207 | 77 | 130 |
Enero | 275 | 100 | 175 |
2021 | |||
Diciembre | 246 | 76 | 170 |
Noviembre | 353 | 87 | 266 |
Octubre | 345 | 69 | 276 |
Septiembre | 312 | 141 | 171 |
Agosto | 297 | 175 | 122 |
Julio | 584 | 149 | 435 |
Junio | 249 | 133 | 116 |
Mayo | 231 | 86 | 145 |
Abril | 203 | 47 | 156 |
Marzo | 184 | 38 | 146 |
Febrero | 159 | 48 | 111 |
Enero | 137 | 58 | 79 |
2020 | |||
Diciembre | 122 | 26 | 96 |
Noviembre | 110 | 19 | 91 |
Octubre | 88 | 33 | 55 |
Septiembre | 42 | 16 | 26 |
METODOLOGÍA DEL OCC
Los informes del Observatorio Cubano de Conflictos consideran como “protestas” a todas aquellas acciones que expresan de forma pública, sea de manera individual o colectiva, el rechazo ciudadano a disposiciones oficiales, instituciones o autoridades.
En cuanto a las causas o razones de la manifestación pública de protesta, estas pueden obedecer a temas políticos y de derechos ciudadanos o vincularse de forma directa a demandas populares en cuestiones sociales, económicas y culturales como son los problemas de vivienda, agua, alimentación, transporte y censura artística o intelectual que las personas dirigen contra las instituciones y las políticas estatales o paraestatales.
Dichas manifestaciones pueden tomar múltiples formas tal y como han sido recogidos en la amplia bibliografía de los científicos sociales y los propios activistas que han estudiado estos temas durante décadas. Ellas incluyen protestas callejeras, pintadas de muros, colgar carteles, corear consignas, negarse en público a cumplir órdenes policiales o administrativas, realizar una marcha, procesión, sentada, rezo o misa pública no autorizada, distribuir volantes, repartir publicaciones impresas o digitales prohibidas, distribuir memes y chistes satíricos de las políticas gubernamentales y muchos otros más en los que los ciudadanos manifiestan de manera pública sus agravios.
El OCC no contabiliza las protestas realizadas exclusivamente por ciudadanos cubanos en el exterior –aunque considera que el pueblo cubano constituye hoy una entidad transnacional- porque alteraría nuestra capacidad de medir con rigurosidad la gobernabilidad interna de Cuba, que es nuestro principal propósito.
El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) recopila información de fuentes abiertas y privadas, cuenta con su propia red de casi dos centenares de observadores repartidos por todas las provincias dentro de Cuba y sólo reconoce aquellas informaciones que se originen en fuentes reconocidamente confiables o que puedan ser verificables por nuestro equipo. Por ese motivo es posible que en alguna ocasión el número total de manifestaciones públicas de protesta que hayan tenido lugar sea en realidad ligeramente superior -nunca inferior- a la cifra que reportamos basados en nuestra metodología, fuentes y verificaciones. Pero esa rigurosidad nos permite asegurar que cada una de nuestras informaciones resulta confiable.
El OCC agradece la importante valoración de esta metodología que, a nuestra solicitud, fuera realizada a fines de 2021 por un grupo internacional de expertos, cientistas sociales y activistas de diferentes nacionalidades en América Latina y Europa.
Conflictómetro Cuba by Juan Antonio Blanco is licensed under CC BY-NC-ND 4.0