El gobierno a cargo del incapaz Miguel Díaz-Canel tardará en hacer un informe completo, obviamente manipulado, de la devastación causada por el huracán Ian en Pinar del Río, pero es obvio que se ha agravado la escasez de alimentos y la crisis económica, particularmente en la cosecha de tabaco, segundo rublo de exportación que tiene la isla luego del níquel.
Ian de hecho dio algo así como el jaque mate a la moribunda economía castrista. De entrada, causó el colapso de la industria electroenergética nacional. Los 11.2 millones de habitantes quedaron sin electricidad. O sea, no importa que con precarios remiendos el régimen la restablezca a medias, se confirmó que está herida de muerte.
Dañadas 20,000 viviendas, hay que edificar 6,000 casas de tabaco
Viviendas, plantaciones de tabaco, la infraestructura vial y electroenergética, otros cultivos agrícolas, incluyendo 5,000 hectáreas de plátanos destruidas, cerca de 100 escuelas dañadas, y muchas cosechas y edificaciones fueron destruidas. Y lo más dramático, unas 20,000 viviendas fueron dañadas, cuyos techos que volaron por los aires, y muchas de ellas fueron totalmente destruidas.
El ahora director de Tabacuba, Marino Murillo, admitió que miles de casas de tabaco fueron destruidas y ello “pone en jaque la campaña tabacalera 2022-2023, cuyas siembras deben iniciar el 20 de octubre, y para la que habrá que volver a levantar unas 6,000 casas de cura controlada”.
En redes sociales se pudo apreciar cómo gran cantidad de viviendas perdió sus techos, y otras arrasadas totalmente. En Pinar del Río hay muchas viviendas precarias con techos improvisados con delgadas planchas de metal, que se desprenden fácilmente y vuelan cuando el viento sopla fuerte.
“Dios mío, esto no cesa y mi casa desmoronándose, en pedazos el techo, Dios nos acompañe”, así se expresó en una mujer residente en las cercanías de Puerto Esperanza, uno de los sitios más afectador por el ciclón con vientos superiores a los 200 kilómetros por hora.
Otra, residente en Miami, contó que en una última comunicación telefónica con sus padres en La Coloma le dijeron que había volado el techo de la casa, que el agua les estaba “llegando por la rodilla”, y que perdieron animales y cultivos.
“Esto es zona de desastre total”, dijo Luis González un productor tabacalero de San Juan y Martínez (ahí se cultiva el menor tabaco del mundo), donde se registró la mayor racha de viento del huracán con 208 kilómetros por hora, en una llamada telefónica que se cortó a mitad de la conversación.
Pinareños saben que el régimen nada hará realmente por ellos
Además de las miles de familias que han quedado sin vivienda, muchas otras con las inundaciones perdieron todas sus escasas pertenencias personales o del hogar, animales y cultivos. Lo peor es que ellos saben los que les espera, pues el gobierno nada hará por reconstruir las viviendas destruidas, o reponer los muebles, equipos electrodomésticos, etc.
Tampoco hará mucho por reconstruir adecuadamente la infraestructura en las áreas devastadas. Ni ayudará a los campesinos a recuperar los daños sufridos. Vale recordar que en junio de 2018 el Ministerio de la Construcción (MICONS) reconoció que en Cuba estaban pendientes de rehabilitar 239,800 viviendas afectadas por ciclones. Claro, no aclaró que 44,000 viviendas estaban pendientes desde hasta 50 años atrás. Solo el huracán Irma en septiembre de 2017 destruyó totalmente 60,975 viviendas, otras y 54,520 parcialmente, incluyendo la pérdida del techo.
Desde entonces son poquísimas las familias damnificadas que han podido regresar a sus hogares, o han recibido nuevas viviendas, porque a partir de 2018 se empezó a agravar la crisis del modelo estalinista y cada año se construyen menos viviendas, por el Estado o por “esfuerzo propio”. Los materiales de construcción son básicamente para construir hoteles para GAESA.
Hacia albergues insalubres; y menos tabaco para exportar
Ahora los desdichados de Pinar del Río se suman a las decenas de miles de familias que han perdido sus viviendas, o por derrumbes a falta de mantenimiento, o por ciclones, alojadas en tugurios del Estado salpicados de aguas albañales, sin agua potable, ni servicios sanitarios, con ratas, mosquitos, moscas, chinches y cucarachas.
En cuanto al tabaco, este desastre ocurre cuando ya se había anunciado que en 2022 se produciría menos tabaco que hace 41 años. Básicamente porque los vegueros pinareños y de todo el país ya están hartos de tanto abuso y no hicieron caso al Gobierno comunista que se burló de ellos al prometerles darles un 3.6% de los ingresos en divisas obtenidos con las exportaciones, pero luego redujo la migaja a 1.8%.
Aumentará la emigración; la ayuda no llegará a los damnificados
Por eso los vegueros sembraron 22,500 hectáreas de las 25,000 planificadas por el régimen, que producirían menos de 25.000 toneladas de tabaco. Con las lluvias de junio se perdieron 500 toneladas en los campos y ahora 200 toneladas ya cosechadas en la casas del mejor tabaco cubano. A propósito, en 1981 el régimen, subsidiado por Moscú, produjo 53,696 toneladas de tabaco.
Conclusión doble: 1) el éxodo de cubanos hacia el extranjero se va a agudizar; y 2) por mucho que organismos internacionales y gobernantes cómplices de la tiranía anuncien el envío de ayuda, ni esa ayuda llegará directamente a los damnificados, ni la enviada al gobierno impedirá el aumento del hambre y la miseria mientras que esos cómplices izquierdistas, y el resto del mundo, no presionen a la mafia castrista a abandonar el poder.
Foto:AP / Ramon Espinosa