Tres grandes pilares de la propaganda castrista han sido la salud pública, la educación y el deporte, y por eso son también hoy las más nítidas expresiones del cataclismo social, económico y humanístico causado en Cuba por la tiranía comunista encabezada por Raúl Castro.

Detengámonos hoy en el deporte, específicamente en el beisbol, el deporte nacional cubano desde el siglo XIX. Porque a diferencia de los países normales, Fidel Castro politizó la pelota cubana, que ha sido la “niña bonita” de la propaganda castrista.

Cuando a principios de 1962 el tirano prohibió el béisbol profesional en Cuba, sentenció: “Este es el triunfo de la pelota libre, sobre la pelota esclava”. Fue al revés, esclavizó la pelota cubana.

Hay que detenerse en el beisbol ya por un problema de prestigio nacional cubano, luego de la bochornosa actuación de Agricultores, el equipo campeón cubano que representó al país en la última Serie del Caribe celebrada recientemente en Venezuela. Allí Cuba quedó en el último lugar entre los 8 equipos participantes. Ganó un juego y luego perdió los otros seis celebrados, algo nunca visto en el torneo beisbol más importante en la beisbolística área del Caribe.

Son profesionales de Estado, no amateur como dice el régimen

Y no cabe aquí la justificación castrista de que en la Serie del Caribe participan equipos profesionales y el de Cuba es amateur. Falso. Los peloteros cubanos son todos profesionales de Estado de tiempo completo. Lo que pasa es que Castro I enmascaró magistralmente su trampa: a cada pelotero se le asigna un centro de trabajo de verdad, y lo ponen en la nómina, pero no tiene que ir a su “empleo” y le pagan un salario como si fuera. O sea, es un trabajador que en su “tiempo libre” practica beisbol o tiene una licencia deportiva para practicarlo de vez en cuando.

Así Castro I formó una selección nacional profesional disfrazada de amateur para arrasar en los eventos internacionales y mostrarlos como un “logro de la revolución”, y de sí mismo.

Los Cubans Sugar Kings, “un paso más y…” a las Grandes Ligas

Hasta caerle la plaga castrista Cuba era la segunda potencia beisbolística del mundo, luego de Estados Unidos, por encima de Canadá. Incluso en

1961 Cuba estaba ya a punto de entrar en las Grandes Ligas de EE.UU (MLB). El equipo cubano tendría sede en La Habana y se llamaba Cubans Sugar King, constituido en 1954. En 1959, los Cubans se coronaron campeones de la llamada Pequeña Serie Mundial, de la Liga Internacional de Triple AAA, la más fuerte del mundo luego de la MLB.

Este articulista presenció en vivo, en el Stadium del Cerro (ahora Latinoamericano) aquel juego histórico que se decidió en el noveno inning con un hit del cubano Daniel Morejón que rompió el empate y dio el campeonato a Cuba. Recuerdo que estaba presente Fidel Castro, que luego destruyó aquel formidable equipo orgullo de los cubanos.

Los niños pedían a los Reyes Magos bates, pelotas y guantes

Antes los niños pedían a los Reyes Magos, o sus padres, pelotas, guantes, bates, etc, y jugaban en las calles al “pitén” bateando con las manos pelotas de goma, o confeccionadas con cajetillas de cigarros.

A Cuba fueron a jugar figuras inmortales de las Grandes Ligas como Ty Cobb, Jackie Robinson, Willie Mays, Dick Sisler y muchos otros Hasta el mismísimo Babe Ruth jugó en Cuba en 10 partidos de exhibición en 2021. En los años 50 Cuba era el único país que podía ver por TV en vivo la Serie Mundial de la MLB. Un avión volando sobre el Estrecho de la Florida enviaba la señal a la isla.

A la memoria vienen los nombres de inmortales peloteros cubanos que brillaron en Grandes Ligas y la Liga Cubana (Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao), como Adolfo Luque, Miguel Angel González, Orestes Miñoso, Martín Dihigo, Camilo Pascual, Edmundo Amorós, Tony Taylor, Roberto Ortiz, Miguel Cuellar, Willie Miranda, Conrado Marrero, Pedro Ramos y tantísimos otros. Y luego continuaron otros extraordinarios peloteros cubanos en la Gran Carpa, hasta el día de hoy.

La pelota cubana tuvo cierta calidad cuando el Kremlin la financió

Gracias a que Moscú lo pagaba todo, a partir de 1962 en Cuba se pudo disfrutar de un beisbol de bastante calidad de nivel de Doble A, y selecciones de Triple A. Pero al fallecer el “paganini” soviético, junto con todo lo demás se derrumbó la pelota cubana. Hoy es expresión del desastre comunista, con la gente hambrienta y cada vez más pobre, reprimida con obsesión fascista, y que emigra masivamente. En los últimos 28 meses han abandonado la isla 385,000 cubanos.

Y desde que René Aroca en 1991 escapó del INDER han emigrado varios cientos de peloteros. Hoy 150 juegan en EE.UU, 26 de ellos en Grandes Ligas. Todos son multimillonarios, encabezados por José Abreu ($20 millones anuales) Yasmani Grandal ($18.2 millones) y Aroldis Chapman ($18.0 millones) Los 10 cubanos mejor pagados en MLB suman 112 millones de dólares, más de lo que exporta anualmente Cuba en ron.

Hoy los niños juegan al fútbol, no hay guantes, pelotas, ni bates

Jorge Fuentes, el manager del equipo Cuba que más campeonatos internacionales logró, y residente en la isla, fue franco cuando recientemente dijo a los periodistas: “La emigración ha sido tan grande que ya con los jugadores que tiene Cuba no pueden aspirar a nada”.

Cierto, eso fue lo que pasó en la Serie del Caribe. Qué contraste, de las 10 Series del Caribe efectuadas desde 1949 a 1960 Cuba ganó siete. Y luego de regresar a estos eventos, en 2014, no ha ganado ni una sola vez.

Actualmente los estadios cubanos dan pena. El drenaje de las gramas no funciona y se forman charcos cuando llueve. Se caen a pedazos hasta los colchones de protección en las cercas y las jaulas de bateo. Los los bateadores se entrenan haciéndole swing a gomas de tractor semienterradas.

Ahora los niños y adolescentes cubanos juegan al fútbol, no hay guantes, bates, pelotas, ni caretas para el receptor. La pelota, ensamblada a la propia cultura nacional y la cubanidad, va quedando atrapada en un pasado nostálgico de cuando Cuba era Cuba de verdad.

Y mucho ojo, hay que impedir que el beisbol cubano desaparezca a golpes de castrismo.