Cuando un cubano procedente de la isla pisa tierra en el aeropuerto de Miami y sus familiares aquí lo invitan a comer en un restaurante casi siempre pide “un bistec de res con una manifestación de papas fritas

Y es lógico, hoy a los más viejos la palabra carne “les suena”, a algunos de ellos puede que les traiga gratos recuerdos de años ha. Pero los más jóvenes en la isla casi no la conocen. Muchos niños y adolescentes probablemente no la han probado nunca, o casi.

Eso explica la ansiedad “desaforada” de los cubanos que salen de la isla por comerse un buen bistec de vaca. Tienen “fijación” con una carne que ya está en peligro de extinción. Ultimamente también se está extinguiendo la carne de cerdo, la de pollo no se produce desde los años 80, y la flota pesquera cubana prácticamente ya no existe.

Pero enfoquémonos en la carne bovina, la que más proteína animal aporta. Los expertos consideran que en Cuba el mayor déficit en la dieta es el de proteína animal, además de las vitaminas y minerales. La diferencia entre proteína animal y vegetal es que la animal contiene todos los aminoácidos esenciales que nuestro organismo no es capaz de crear por sí mismo, mientras que la proteína vegetal no tiene esa cualidad.

Un bistec de res aporta toda la proteína necesaria en un día

Precisamente por eso la ciencia médica establece que un ser humano debe ingerir diariamente 0.8 gramos de proteína animal por cada kilogramo de peso corporal, para no sufrir de desnutrición, poco desarrollo, anemia, y muchos otros males.

Por ejemplo, quien pesa 75 kilogramos (165 libras) debe consumir entre 55 y 60 gramos de proteína diarios. Pues bien, un filete de res de media libra contiene 60 gramos de proteínas, toda la que se necita en el día, aunque no coma nada más.

Y algo clave en este tema. Si bien los médicos hoy recomiendan no comer mucha carne roja porque contiene grasa saturada, colesterol, eso es válido en países con economía de mercado, donde los consumidores pueden comprar otros tipos de carnes con proteína animal (aunque menos), como la carne de cerdo, pollo, carnero, pescado y mariscos, etc. Lamentablemente hoy en Cuba la gente no tiene esas opciones.

Nadie sabe en la isla que en 1958 el consumo per cápita cubano de carne bovina fue el tercero más alto de Latinoamérica luego de Argentina y Uruguay. Tampoco que en 2021 el consumo latinoamericano promedio de carne de res fue de 11 libras mensuales per cápita, mientras el de Cuba no llegó ni a una libra mensual. Es decir, el pueblo cubano es el que menos proteína animal ingiere en Occidente.

En 1918 había 1 ½ vaca por habitante, hoy, 3 ½ cubanos por vaca

En 1894, antes de comenzar la Guerra de Independencia, Cuba tenía 2.485,485766 cabezas de ganado bovino, y en 1898, al terminar la cruenta contienda bélica independentista había solo 376,650 cabezas.

Pero solo un año después de izada la bandera nacional en El Morro, en 1903, la isla tenía ya 1.2 millones de cabezas, para 1.6 millones de habitantes. Es decir, al estrenarse la república a cada cubano le correspondía el 70% de una vaca. Y en 1918 ya había en Cuba 4 millones de vacunos, para 2.8 millones de habitantes. Casi una vaca y media por cada cubano. En solo 15 años la república capitalista aumentó la masa ganadera bovina en 2.8 millones de cabezas.

Al asaltar los Castro el poder Cuba tenía 6.7 millones de cabezas. Hoy con trampas, cifras infladas y todo, el monopolio estatal de las estadísticas, ONEI admite que al inicio de 2022 había 3.7 millones de cabezas, 300,000 menos que hace 103 años. La mitad de las que había en 1958, y tan flacas que da pena ver las fotos que llegan de la isla.

Cubanos comen carne robada en los campos, ¡4.1 onzas al mes!

Los cubanos, antes a la vanguardia de América Latina en consumo de carne y leche fresca, ahora ocupan el último lugar. Incluso con un consumo per cápita de carne vacuna más bajo que el de Gambia, Etiopía y Ruanda, tres de los países más pobres del mundo, cuyo consumo per cápita oscila entre 1.2 y 1.7 libras mensuales de carne vacuna.

Y hay más (o menos), la poquísima carne vacuna que pueden comer hoy los cubanos es la robada en los campos y abastece al mercado negro. Según el sitio oficial Cubadebate en 2022 fueron robadas 82,445 cabezas de ganado vacuno en todo el país.

Si consideramos que cada bovino pesaba 800 libras, pues están flacos, y  dio 400 libras de carne, eso suma 33 millones de libras de carne vacuna, casi todas a vender “por la izquierda”. A priori parecen altas cifras. Falso.  Eso arroja 3.1 libras para cada uno de los 10.6 millones de habitantes en todo el año. Es decir, 4.1 onzas ¡mensuales! per cápita. Una onza de carne cada domingo, digamos.

Los niños cubanos tienen hoy menor estatura que hace décadas

La catástrofe ganadera no fue causada por la naturaleza como asegura el régimen castrista. Sequías, huracanes, inundaciones, enfermedades y otros desastres naturales afectan a casi todos los países del mundo y la producción mundial de carne vacuna aumentó de 28 millones de toneladas en 1960, a 74 millones de toneladas en 2022, según la FAO. Aumentó en un 164%, mientras que en Cuba la masa ganadera se derrumbó a la mitad y mucho más cayó la producción de carne bovina debido al poco peso de los animales sacrificados.

El déficit de proteínas en la dieta cubana afecta el crecimiento, la reparación y mantenimiento de los músculos, tejidos, huesos y dientes. En los niños impide su crecimiento normal, incluso del cerebro y puede ocasionar cierto retardo mental, y un deficiente sistema inmune.

La desnutrición también comienza en el vientre materno. Niño que nace desnutrido tendrá baja estatura, será delgado y enfermizo, y tendrá problemas de aprendizaje y desarrollo intelectual. Estudios realizados por médicos cubanos de hace unos siete años ya mostraron que los niños cubanos en los últimos tiempos tienen menor estatura que hace varias décadas.

Niños más bajitos, delgaditos y enfermizos, y una onza de carne vacuna los domingos, he ahí otro “logro de la revolución”.