Las protestas se sostienen pese al terror estatal arbitrario y masivo

SUMARIO

  • En el mes de enero ocurrieron 275 protestas que han seguido manifestándose en el nuevo contexto represivo. Esto es altamente significativo si se tiene en cuenta que desde el 11 de julio de 2021 la sociedad cubana sufre un terror estatal de extensión, brutalidad y magnitud desconocida antes de la mayor rebelión nacional. Como evidencian los juicios en marcha, cualquier participante pacífico en una protesta –aunque sea menor de edad y solo la haya expresado en las redes sociales– puede ser condenado entre 5 a 20 años de prisión.
  • De las 275 protestas de enero las realizadas por motivos políticos y civiles sumaron 175 (64%). En su mayoría 160 (58% del total) estaban directamente relacionadas con los abusos, arbitrariedades judiciales y condenas a participantes pacíficos del 11 de julio, así como con las torturas y maltratos en las cárceles.
  •  Las protestas por motivos económicos y sociales fueron 100 (36%). Estas se concentraron en las consecuencias inflacionarias de la “tarea ordenamiento”, las denuncias a GAESA –en que por primera vez los cubanos han puesto un rostro, el del general LópezCalleja, a la estructura militar mafiosa que ostenta el verdadero poder en Cuba–, la inseguridad ciudadana y la violencia doméstica.
  •  Las protestas han adoptado, en medio del terror estatal, la estrategia de realizar acciones individuales o de pequeños grupos que sigan teniendo visibilidad e impacto, pero limiten el riesgo de sus ejecutores frente a la represión (grafitis, carteles, misas, videos, fotos, campañas en las redes sociales y denuncias públicas a medios independientes).
  •  Las acciones y omisiones gubernamentales fragilizan aún más la gobernabilidad en lugar de reforzarla. Imponer un sistema de terror, endurecer el código penal, continuar limitando el emprendimiento privado y aumentar los controles de la producción de alimentos están profundizando la conflictividad. Las protestas apenas constituyen la “sintomatología” de la enfermedad sistémica que consume a la sociedad cubana.
  •  Las consignas “ No somos continuidad”, “Patria y Vida” y “Libertad para los presos políticos” resumen la actual ola contestataria que el gobierno sigue sin poder controlar.
  •  Las protestas en junio pasado, dos semanas antes de la explosión nacional del 11J, fueron 249. Este mes de enero- después de seis meses de terror  para erradicarlas- alcanzaron 275. El número de protestas mensuales es un indicador de gobernabilidad pero el contexto psicológico y material en que ocurren es lo que les atribuye gravedad inmediata.  La hiperinflación que pronostican los economistas es mal augurio para el gobierno.

MANIFESTACIONES PÚBLICAS DE PROTESTA TOTAL Por motivos económicos y sociales Por motivos politicos y civiles
2022
Enero 275 100 175
2021
Diciembre 246 76 170
Noviembre 353 87 266
Octubre 345 69 276
Septiembre 312 141 171
Agosto 297 175 122
Julio 584 149 435
Junio 249 133 116
Mayo 231 86 145
Abril 203 47 156
Marzo 184 38 146
Febrero 159 48 111
Enero 137 58 79
2020
Diciembre 122 26 96
Noviembre 110 19 91
Octubre 88 33 55
Septiembre 42 16 26

 CUBA: LAS PROTESTAS EN ENERO 2022

Las protestas se sostienen, asumen nuevas modalidades e incluso alcanzan victorias puntuales

La evolución hacia la producción de grafitis en calles y avenidas, como las descritas por un intelectual cubano, así como las múltiples denuncias, videos, transmisiones directas por internet, misas en iglesias y templos, fotos, campañas en Twitter, obedecen a un ajuste táctico. Se procura, sin afectar la visibilidad e impacto de esas acciones, garantizar un mayor margen de seguridad a quienes las realizan –a menudo son iniciativas individuales o de grupos de no más de tres personas– en comparación con los riesgos que supone la convocatoria masiva a marchas nacionales. Esto no implica necesariamente un menor impacto. Una ciudad o barrio que, por ejemplo, amanece con carteles antigubernamentales causa desconcierto en la psicología arrogante de los opresores y alienta la vocación de insumisión de los oprimidos. Una pintada en un muro se transforma con rapidez en noticia que trasciende la localidad donde se escribieron los grafitis y, según el caso, puede convertirse en titular de un medio de prensa internacional. 

 Pero no son solo los grafitis. Las protestas también se expresaron en el mes de enero por medio de carteles, misas, huelgas de hambre en las cárceles, videos, campañas en las redes sociales y denuncias públicas a medios independientes.

 En enero fueron notables dos victorias de las protestas en el campo de las demandas de derechos sociales. En Santiago de Cuba se había cerrado un centro de nefrología infantil para asignar esa casa a una persona o entidad no identificada; tuvieron que devolverla al MINSAP y a los niños después de las protestas y denuncias en medios independientes. En el Hospital Clínico Quirúrgico de La Habana la calidad de los servicios era deplorable y una denuncia publicada primero en Facebook y luego en un medio independiente desató una ofensiva del MINSAP para investigar la situación y mejorar los suministros. Si bien “una golondrina no hace verano” lo cierto es que los ciudadanos involucrados en esas protestas pudieron constatar que la sumisión y el silencio no eran la vía para alcanzar sus justas demandas.  

El terror se expande, pero la insumisión no desaparece

Contrario a lo que busca el terror gubernamental, las protestas no desaparecen sino se radicalizan en denuncias de las arbitrariedades y abusos judiciales con los juicios a puertas cerradas de los acusados por la rebelión del 11 de julio.  De hecho, 160 protestas, más de la mitad (58%) del total de las ocurridas en enero estuvieron motivadas por el estado de terror impuesto alrededor del 11 de julio.

La transformación de las protestas refleja un repliegue táctico que no tiene que ver con el retorno a la mentalidad de sumisión que prevalecía antes del 11 J. Estas protestas se realizan en un contexto mucho más grave que el del nivel de represión que existía antes del 11J, donde los participantes saben que pueden enfrentar condenas de 5 y 20 años de prisión.

Terror, vigilancia masiva, detenciones arbitrarias, juicios sin debida defensa, condenas excesivas, despidos laborales, acoso de turbas a hogares de los insumisos, amenazas a familiares, hostigamiento, golpizas y torturas en centros de detención y cárceles es la manera brutal con la que el gobierno quiere resolver la crisis de gobernabilidad. Pero la sumisión no ha retornado a la sociedad cubana post 11J aunque sigan arrancando con pinzas los piercings de algunos detenidos mientras los insultan por ser de la raza negra.

 Se multiplican los colectivos de madres y familiares que protestan contra las sentencias

Cuba fue testigo del surgimiento de las Damas de Blanco como respuesta a la represión contra sus familiares durante la llamada Primavera Negra de 2003. Muchos cubanos que hoy viven dentro y fuera de la isla nunca se habían manifestado de manera política ni asumido activismo alguno hasta que sus seres queridos fueron víctimas de esta ola de terror estatal.

A inicios del siglo xx fueron las Damas de Blanco. Hoy los familiares de los presos políticos por los juicios del 11 de julio deciden vestir de negro.

Con la detención de más de 1,377 personas y el procesamiento judicial de 790 (entre ellos 55 menores de edad) según datos del Grupo de Trabajo Justicia 11J, hoy se ha multiplicado de manera muy significativa el número total de presos políticos que existía en el 2020 (135) antes del 11J y ello ha creado un potencial de activismo familiar –especialmente entre las madres y familiares de las víctimas– que no existía antes de esta indiscriminada violencia represora.

“Me quitaron a mi hijo y me quitaron el miedo”, declaró Yudinela Castro, madre de uno de los jóvenes detenidos por el 11J.  Libia Antonia Pérez Méndez, madre del  joven manifestante, Carlos Alberto Hernández Pérez, dijo “A mí no me hablen de revolución”, en una entrevista por la petición de 26 años de cárcel para su hijo.

Por otro lado, Cuba ha sido reportada como el quinto país del planeta con mayor tasa de población penal per cápita del mundo en el más reciente informe del Institute for Crime & Justice Policy Research, de la Universidad de Londres, Reino Unido. 

Tres tendencias nuevas en las protestas económicas y sociales: inflación, GAESA e inseguridad ciudadana  

 La mayor parte de las denuncias por motivos económicos y sociales en enero apuntan contra el derrumbe del poder adquisitivo debido a la inflación (generada por el llamado Ordenamiento de la Economía).

Cartel distribuido en las redes en contra de las tiendas MLC (Monedas Libremente Convertibles). Con la inflación de cambio de 100 pesos cubanos por 1 dólar estas tiendas -donde únicamente se venden algunos productos básicos-, resultan inalcanzables para grandes sectores de la población.

Por otra parte, al mismo tiempo que la ciudadanía protesta contra la violencia política del Estado también denuncia un nuevo problema: la violencia social desatada por una ola delincuencial a la que el Estado parece no poder o no estar interesado en priorizar su contención estructural.  La inseguridad ciudadana ha sido motivo de denuncias por parte de la población, dado que la policía tiene como prioridad la represión contra disidentes y no mantener el orden público. Una ola de asaltos y robos se expande frente a una policía ineficaz y también afectada por el empobrecimiento y la corrupción.

Esa violencia social se ha manifestado también en la intensificación de la violencia de género. En el mes de enero se produjeron 3 feminicidios.

GAESA adquiere un rostro: el general López Calleja

Los análisis de prestigiosos economistas y sociólogos cubanos han corrido el velo de la nueva naturaleza mafiosa del estado totalitario y su élite de poder. Los ciudadanos han tomado nota. Hay una nueva línea de protestas dirigida contra el general LópezCalleja –figura hasta hace poco casi desconocida– y la institución a su cargo, GAESA, que comienzan a ser identificados como la “mafia” que se enriquece a espaldas del drama cotidiano de la población.

 Una nueva construcción de un hotel de lujo en El Vedado es conocida como la Torre LópezCalleja” y corren por las redes los datos económicos increíbles del alcance de estas inversiones en un país quebrado y con una población que se hunde en la miseria.

 Múltiples errores gubernamentales, tácticos y estratégicos, profundizan la conflictividad y contribuyen a nutrir la próxima ola de ingobernabilidad

El ejercicio brutal, masivo e indiscriminado del terror policial, parapolicial y judicial:

 a) Ha enajenado el apoyo tradicional de una parte significativa de sus bases sociales dentro y fuera de Cuba.

 b) Ha radicalizado a amplios sectores ciudadanos que hasta ahora eran críticos de la situación económica y social, transformando a muchos de ellos en activistas de derechos políticos y civiles. La represión masiva también ha ampliado y diversificado la base social de la oposición, que ahora incluye desde trotskistas y neo marxistas hasta liberales y anticomunistas. El éxodo migratorio que ahora impulsa la élite de poder nunca llegará a incluir a la mayoría de la población que pese al terror del 11J y a consecuencia precisamente de esa represión y la miseria cotidiana, sigue rechazando el sistema vigente.

 c) Ha multiplicado el número de presos políticos, de 134 reportados en 2020 a más de 1,337 detenidos por razones políticas (incluidas decenas de menores) y más de 700 actualmente en centros penitenciarios. 

 d) Ha restado gran parte de la credibilidad, prestigio e influencia en el país y el exterior, incluso entre simpatizantes tradicionales del gobierno cubano. Los principales periódicos de EEUU, Alemania, Suiza, España, Francia y América Latina han incorporado las informaciones sobre la despiadada brutalidad de la actual ola de terror en Cuba.

 e) Ha fracasado el “plan maquillaje”. Los  recorridos de Díaz-Canel por los barrios más pobres de La Habana, “la venta de langosta y queso, y timbiriches con productos agrícolas, ropa reciclada y música carnavalesca”, apenas duraron un mes. Ahora los cubanos exigen cambios reales.

 f) Ha quebrado las expectativas reformistas en materia económica o de mejora del sistema legal y de justicia –incluida la nueva Constitución aprobada en 2019-.  Con el rechazo a todo diálogo y la implantación del terror, el único camino al porvenir que ha dejado abierto la élite de poder es la abolición del estado totalitario, no su mejora gradual.

 La transnacionalización de las protestas y de la represión

En el mes de enero se ha consolidado la integración de la nación cubana, entre los cubanos de la isla y la diáspora cubana en el mundo. Ejemplos de esta integración donde se realizan acciones conjuntas entre todos los cubanos son Justicia 11J, Represorescubanos, Los Mambises 11J y Te presto mi voz.

Se mantiene la solidaridad de los cubanos en el exterior con las víctimas de la represión lo cual ha tomado la forma de protestas contra el gobierno cubano en diversas ciudades, pero también de adoptar a presos y sus familiares para enviarles recursos con los cuales subsistir.

 Trece  fiscales y cuatro jueces relacionados con los procesos del 11J fueron incluidos en la base de datos represorescubanos.com de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba con la recopilación de datos aportados por cubanos en la isla y en la diáspora. Adicionalmente, en la isla se publicaron y distribuyeron fotos de esos fiscales para que la población conozca a los cómplices del terror (campañas Name & Shame).

También han crecido las denuncias –en especial por los encarcelamientos y condenas a menores de edad– de funcionarios internacionales de Naciones Unidas (relatores especiales de la ONU y la CIDH, dirección para América latina de UNICEF) celebridades (como Meryl Streep) y representantes gubernamentales (como el Congreso de EEUU y el Parlamento de la Unión Europea). Una nueva campaña #FreeTheChildren se inició a finales de mes.

En contrapartida, Rusia ha respaldado al gobierno cubano facilitándole buses de transportación de detenidos, material policiaco antimotines y cursos de entrenamiento a jueces cubanos. Y ha anunciado –en medio de su escalada militar frente a territorio de Ucrania- que ampliará la colaboración e incluso presencia militar rusa en Cuba.

CONCLUSIONES

1- El gobierno cubano sigue apostando peligrosamente al inmovilismo, la represión y el éxodo de los insumisos.

La élite de poder cree que la combinación del terror con la posibilidad de emigrar y con la intensificación de sus campañas de guerra psicológica para sembrar el derrotismo y restablecer la sumisión podrá devolver gobernabilidad al sistema. La propuesta de endurecimiento del código penal y la aprobación de la ley que controla la producción agrícola son apuestas a mantener el rumbo que los ha llevado a la bancarrota.

2- Frente a las protestas, carecen de propuestas.

La responsabilidad de lo que sucedió el 11J no es de la Inteligencia o la Contrainteligencia del MININT, ni del Departamento ideológico del PCC y su prensa oficial. Es del sistema y de la élite de poder que niegan necesidades y derechos básicos a la población y se oponen a toda reforma sistémica. El conflicto cubano es interno, no externo.

 La propaganda -por masiva y asfixiante que sea- siempre va a encontrar el límite de su eficacia persuasiva en la realidad en que opera. El paraíso productivo que describe el Noticiero Nacional de TV no se refleja en labodega del barrio y los precios. Las promesas demagógicas de mejoras a los barrios marginales (llamadas popularmente “plan maquillaje”) no se han materializado.

La protesta es la sintomatología externa del tumor político-económico-social que padece el país. Lo que se hace necesario extirpar de raíz es el régimen de gobernanza que por más de seis décadas ha demostrado ser ineficiente, dependiente de mecenas externos, negador de derechos ciudadanos y que desde el 2008 se desentiende progresivamente de las necesidades básicas de la población. 

Sin embargo, repetimos, el gobierno no ha emprendido ninguna reforma sistémica, ni política. Nada se ha hecho para de forma mínima estabilizar el valor adquisitivo del peso o liberar las fuerzas productivas del emprendimiento privado urbano y campesino.

Como ocurrió bajo la colonia después del fracaso reformista del movimiento Autonomista, el reformismo gradualista y neo marxista frente al Estado totalitario ha tocado fondo. Ayer los independentistas y mambises buscaban la felicidad nacional poniendo fin al poder colonial de España. Hoy la sociedad civil procura un futuro mejor con la abolición del estado totalitario y el fin de la dominación de la élite de poder.

La ruptura del “pacto social” impuesto de manera autocrática a la población desde 1961 (supresión de libertades políticas y civiles a cambio de beneficios estatales de naturaleza social y económica) es ya evidente y la élite de poder no ha ofrecido una visión alternativa de porvenir que resulte creíble y atractiva.

3- Díaz Canel ha reconocido la crisis de legitimidad que atraviesa el sistema.

Según sus propias palabras, hasta los periodistas oficiales y sus propios amigos dudan ya no solo de las informaciones gubernamentales sino de las supuestas virtudes pasadas o actuales que se pretende atribuir al régimen de gobernanza. No obstante, hasta hoy, la respuesta es negar cualquier responsabilidad por lo ocurrido el 11J y responder con más atrincheramiento, inmovilismo, e intensificación de la propaganda.  “No somos continuidad” es un lema que se expande cada vez más en la población para marcar una ruptura con la llamada Revolución Cubana.

Según Díaz Canel el 11J, la miseria creciente, la pérdida de credibilidad externa e interna y los impactos económicos que en plano internacional ella ha conllevado, son todos causados por una conspiración de la CIA. Pero no convence.

4- El miedo sin duda ha crecido, pero el activismo político también.

Al masificar la represión en esta guerra contra todo el pueblo se ha multiplicado el activismo político que antes solo practicaba el limitado grupo de población que se definía a sí mismo como opositor. Se equivoca el gobierno al pensar que tiene la situación operativa bajo control. Como ocurre con la resaca que ocurre antes de un tsunami, el repliegue de la ofensiva popular es coyuntural y puede retornar en cualquier momento.

El gobierno olvida que el 10 de julio del pasado año los ciudadanos también temían lo que hasta ese día se consideraba el poder inexpugnable del partido comunista… y al día siguiente descubrieron la debilidad de éste frente al pueblo.

Un analista que ejerce el periodismo independiente en la isla creía posible poder distinguir tres tipos de actitudes entre los cubanos del post 11J: los obedientes (dispuestos a retornar a los hábitos de sumisión), los que optan por emigrar (si les fuera factible) y los rebeldes (que ya no podían adaptarse a bajar la cabeza y esperar un futuro que no llega). De mantenerse o empeorar las actuales circunstancias el tercer grupo, lejos de desaparecer con la represión, pudiera acelerar su crecimiento e intolerancia hacia el status quo. 

5- Se avecina una hiperinflación que puede incitar a nuevos estallidos sociales de mayor magnitud que el 11J.

 Economistas y estudiosos de Cuba pronostican un empeoramiento económico en lo que resta del año que multiplicará la inflación y la pobreza. La reacción del pueblo, a pesar del terror impuesto, es impredecible en meses venideros.

6- La violencia en Cuba es hoy estructural, social y política. El intento de  “normalizarla” por parte del Estado pudiera abrir cauce al resurgimiento, en algunos sectores de población, de la “violencia revolucionaria” que caracterizó la historia de la República. 

Pese a todas las mentiras usadas en los juicios para servir sentencias exorbitantes y a los fake news de la propaganda oficial, el régimen sabe que las manifestaciones del 11 J fueron pacíficas. Haría mal apostar a que siempre será así. Especialmente cuando la conflictividad se profundiza y la gobernabilidad sigue deteriorándose aunque encarcelen a centenares de ciudadanos.


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METODOLOGÍA DEL OCC

Los informes del Observatorio Cubano de Conflictos consideran como “protestas” a todas aquellas acciones que expresan de forma pública, sea de manera individual o colectiva, el rechazo ciudadano a disposiciones oficiales, instituciones o autoridades.

En cuanto a las causas o razones de la manifestación pública de protesta, estas pueden obedecer a  temas políticos y de derechos ciudadanos o vincularse de forma directa a demandas populares en cuestiones sociales, económicas y culturales como son los problemas de vivienda, agua, alimentación, transporte y censura artística o intelectual que las personas dirigen contra las instituciones y las políticas estatales o paraestatales.

Dichas manifestaciones pueden tomar múltiples formas tal y como han sido recogidos en la amplia bibliografía de los científicos sociales y los propios activistas que han estudiado estos temas durante décadas.  Ellas incluyen protestas callejeras, pintadas de muros, colgar carteles, corear consignas, negarse en público a cumplir órdenes policiales o administrativas, realizar una marcha, procesión, sentada, rezo o misa pública no autorizada, distribuir volantes, repartir publicaciones impresas o digitales prohibidas, distribuir memes y chistes satíricos de las políticas gubernamentales y muchos otros más en los que los ciudadanos manifiestan de manera pública sus agravios.

El OCC no contabiliza las protestas realizadas exclusivamente por ciudadanos cubanos en el exterior –aunque considera que el pueblo cubano constituye hoy una entidad transnacional- porque alteraría nuestra capacidad de medir con rigurosidad la gobernabilidad interna de Cuba, que es nuestro principal propósito.

El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) recopila información de fuentes abiertas y privadas, cuenta con su propia red de casi dos centenares de observadores repartidos por todas las provincias dentro de Cuba y sólo reconoce aquellas informaciones que se originen en fuentes reconocidamente confiables o que puedan ser verificables por nuestro equipo. Por ese motivo es posible que en alguna ocasión el número total de manifestaciones públicas de protesta que hayan tenido lugar sea en realidad ligeramente superior -nunca inferior- a la cifra que reportamos basados en nuestra metodología, fuentes y verificaciones. Pero esa rigurosidad nos permite asegurar que cada una de nuestras informaciones resulta confiable.

El OCC agradece la importante valoración de esta metodología que, a nuestra solicitud, fuera realizada a fines de 2021 por un grupo internacional de expertos, cientistas sociales y activistas de diferentes nacionalidades en América Latina y Europa.

Conflictómetro Cuba by Juan Antonio Blanco is licensed under CC BY-NC-ND 4.0