Casi tres habitantes de cada cuatro del país hoy comen menos que nunca antes y se saltan comidas porque no tienen alimento alguno a la mano. Pero esto no ocurre en Burundi, Chad, o Niger, sino en Cuba, y en la tercera década ya del siglo XXI.
Así lo revela una reciente encuesta de CubaData, en la que el 70.8% de los entrevistados respondió que ingiere menos alimentos que nunca antes en su vida, y que hay días en que apenas prueba bocado. El 28% aseguró que se queda con hambre ¡todos los días del mes!, pues no tiene comida suficiente.
Lo más preocupante aquí es que ese estudio desde abril a diciembre de 2022 con entrevistas mensuales hasta a 2,106 perdonas, que sumaron 16,006 en total. La producción agrícola y pecuaria ha descendido más desde entonces, y hay menos divisas para importar alimentos. O sea, hoy esa situación debe haber empeorado.
Mango en el desayuno y por la noche, gracias a eso sobrevivimos
Recientemente, un reportaje de Diario de Cuba reveló que en Santiago de Cuba si no fuera por los mangos la gente no podría alimentarse. “Comemos mango en el desayuno y mango por las noches, gracias a eso sobrevivimos; cuando se acabe el mango, veremos qué pasa”, dijo un jubilado.
En otras palabras, Cuba está ya en la antesala de una hambruna como no la ha habido en la isla desde los tiempos del genocida gobernador colonial español Valeriano Weyler, con su “Reconcentración” de 1896, con un saldo de decenas de miles de personas muertas por hambre.
Además, esta vez el hambre azota doblemente a los cubanos: por la asombrosa escasez de alimentos, y por la inflación sin control que azota al país provocada por la combinación de mala entraña e incompetencia del gobierno comunista. Los precios de muchos productos agropecuarios se triplican en tres o cuatro meses, y el gobierno lo que hace es agravarlo todo cada día que pasa.
Echemos un vistazo a la escasez y los precios de cinco alimentos fundamentales en la dieta cubana: arroz, frijoles, carne de puerco, leche y viandas.
Cinco libras de arroz devoran 60% de un salario mínimo mensual
De arroz, ese valioso cereal no faltó jamás en la dieta de los cubanos durante casi 200 años, hasta que llegaron los Castro, el consumo nacional es de 700,000 toneladas. Pero en 2022 solo se produjeron 120,000 toneladas y no hay dinero para importar el arroz faltante. El precio en enero de 2023 estaba a 170 pesos la libra de arroz, y ahora en julio es de 250 pesos. Solo 5 libras de arroz engullen el 40% de un salario mínimo mensual (es de 2,100 pesos).
Los frijoles, clave por su contenido de proteína vegetal, están ahora a 160 pesos la libra. Porque siendo el consumo nacional es de unas 70,000 toneladas el país produce 23,000 toneladas y no hay divisas para importar las 47,000 toneladas faltantes. Antes de 1959 la isla producía el 70% del consumo nacional de frijoles y se importaba el otro 30%. Hoy es al revés.
La carne de cerdo, de 200,000 toneladas producidas en 2017 solo se produjeron 25,000 toneladas en 2022, y nadie sabe cuántas serán en 2023. La dictadura paga a los productores precios que no cubren sus costos de producción, pero los sigue obligando a entregar su producción al Estado. Y mete en la cárcel por “enriquecimiento ilícito” a los criadores que producen cantidades superiores a las autorizadas por el Big Brother comunista.
Si “aparece” la carne de puerco 4 libras tragan un salario mínimo
El régimen sí gastó divisas, muchas, en construir hoteles, pero redujo drásticamente la importación de piensos, y la de maíz y soya para producir piensos. Por eso la libra de carne de puerco oscila entre 450 y 500 pesos la libra. O sea, 4 libras de carne porcina se llevan por delante casi todo un salario mínimo mensual.
En cuanto a la leche de vaca, ya no la reciben regularmente los niños hasta de 7 años, ni los ancianos con dietas médicas. El régimen admitió que hay en ordeños menos vacas que hace 30 años, unas 300,000 mil, para 10.6 millones de habitantes.
Antes de la “Reforma Agraria” castrista había en ordeño 940,000 vacas, que producían casi 1,000 millones de litros leche fresca, a razón de medio litro de leche diario por cada habitante. Hoy no se produce ni la tercera parte que hace 65 años, y para casi el doble de habitantes.
Por lo demás, en lo que va de 2023 ha disminuido fuertemente la producción de viandas y hortalizas, según ha informado el propio gobierno, al punto de que ya ni boniato hay en la fértil isla tropical.
Ni el socorrido boniato pueden ya comer para matar el hambre
“Mi madre me contaba que durante la época de Gerardo Machado su familia pasó tantas necesidades que solo podían comer harina de maíz y boniato, (…) pues ahora ni eso, yo no puedo permitirme comprar boniato a ese precio”.
Así resumió al diario independiente “14yMedio” el villaclareño William (no dijo su apellido), de 66 años, hasta qué nivel de depredación ha llegado la inflación derivada de la escasez de productos agrícolas en Cuba. El socorrido boniato estaba a 15 pesos la libra en enero de 2023, y comenzó julio a 50 pesos, subió en un 233%, “y la mayoría está picado (…) hay que desechar una buena parte” de lo que se compra, aclaró William. Esa vianda jamás faltó en Cuba ni en la mesa las familias más humildes. Se daba tan fácil, bajo costo y tan abundantemente, que se les echaban boniatos a los puercos (les encanta).
En fin, lo del hambre en Cuba ya “pasa de castaño oscuro”. Ni boniato hay a la mano. Tres cubanos de cada cuatro comen menos y peor que nunca antes en su vida.
Es necesario denunciar ante el mundo este crimen contra la humanidad que en cámara lenta comete la tiranía de Raúl “el Cruel”.