Este año de 2023 los cubanos tendrán la peor Nochebuena en la historia del castrismo-comunismo, y la Nochemala más mala de toda la historia republicana, y probablemente desde que Colón en su segundo viaje a “las Indias” llevó en sus carabelas los primeros cerdos domésticos a la deslumbrante isla, que él ya había nombrado Juana (en honor a la hija de los Reyes Católicos) en su primera incursión al Nuevo Mundo.

Y es que poquísimas familias de a pie en la isla podrán disfrutar del tradicional lechón asado en la única cena con ese nombre que hay en Cuba, pues allí en las noches se “come”, no se “cena”. La Nochebuena es, pues, la celebración familiar más esperada del año, y no se concibe sin llevar a la mesa puerco asado.

La carne de cerdo es a la Nochebuena cubana lo que los tamales en México y Centroamérica, las parrilladas de carne bovina en Argentina y Uruguay, el pavo relleno en Brasil, o la hallaca (tamales rellenos con múltiples ingredientes) en Venezuela.

Peor aún. Tampoco este año los cubanos podrán saborear un “pollón asado” en lugar del puerco, como ocurrió en los últimos años. No hay pollos suficientes para cubrir la falta de carne porcina.

Hace unos días se supo que la producción de carne de cerdo en la isla se derrumbó en un 92.5% en cinco años, de casi 200,000 toneladas en 2017 a 15,000 toneladas, en 2022.

Producción de 11,000 toneladas para 10.7 millones de habitantes

Y hasta el comienzo de octubre de 2023 se habían producido apenas 8,400 toneladas, según Yusleidys Pérez, directora del Instituto de Investigaciones Porcinas (¿para investigar qué?). Con ese promedio de 840 toneladas mensuales al cierre de 2023 no se llegará ni a las 11,000 toneladas de carne de cerdo, para una población de 10.7 millones de habitantes.

Ese desplome de un 94.5% en la producción cubana de carne porcina en los últimos seis años es, a no dudarlo, un nuevo récord mundial para un país no afectado por la fiebre porcina, una catástrofe natural, o una guerra devastadora.

De ahí el interés de España en este asunto, que en 2022 vendió a Cuba carne de cerdo por 28.7 millones de euros, y ya es el mayor exportador de ese producto a Cuba, muy por encima de Canadá, que le exportó por 7.6 millones de euros, y de Brasil, 3.1 millones de euros. En los últimos 12 meses el régimen triplicó las importaciones de carne de cerdo, de 13 millones de euros en 2021, a 40 millones en 2022. Pero ni así habrá una verdadera Nochebuena en Cuba.

Una libra de carne de cerdo cuesta la mitad de un salario mínimo

¡Qué contraste! Antes del comunismo la isla se autoabastecía con creces de carne de puerco (y de todas las demás), y también la exportaba. Hoy produce tan poca que prácticamente ha desaparecido del mercado formal, y cuando aparece el Estado la vende a 800 pesos la libra. En el mercado negro y en las Mipymes el precio oscila entre 860 y 1,100 pesos la libra. Es decir, 6 libras de carne de puerco para una modesta cena en Cuba cuestan entre 5,160 y 6,600 pesos, el doble o el triple de un salario mínimo de 2,100 pesos mensuales.

Imaginémonos a un cubano en un supermercado de Miami que paga $5,966 dólares (el 314% de su sueldo mínimo de $1,906 dólares) por 6 libras de carne de cerdo. ¡Por favor!

El régimen de Raúl “El Cruel” gasta miles de millones de dólares en la construcción de hoteles que luego tendrán entre un 14% y un 26% de ocupación. Pero reduce la importación de piensos, obliga a los criadores privados de cerdos a entregar toda la carne que producen al Estado, y les paga precios miserables.

Y encima no les paga a tiempo. Son miles los casos.  Alejandro Sosa, de la provincia Granma (ese nombrecito habrá que cambiarlo algún día) afirma que desde febrero de 2023 está esperando que le paguen la carne porcina que obligadamente tuvo que venderle al Estado (Acopio).

Por eso “se están acabando los puercos, no da negocio criarlos…”, como explicó un campesino en Holguín que tuvo que dejar ya la crianza de cerdos. El colmo es que el régimen mete en la cárcel, por “enriquecimiento ilícito”, a los productores que crían más puercos y obtienen más carne que la que le fija el gobierno como tope.

Ni “pollón asado”, las importaciones se han desplomado

Con respecto a engañar al estómago con pollón, y no con lechón, vale destacar un dato. En septiembre último (2023) las importaciones de pollo congelado desde EE.UU se derrumbaron en un 66% y cayeron a su  nival más bajo desde junio de 2020, y luego en octubre las importaciones cayeron en otro 24% y llegaron a Cuba solo 8,126 toneladas de “pollo americano”,  según el Departamento de Agricultura de EEUU.

Y esos pollos vecinos son los más baratos para Cuba. Ahora con la inflación ha subido a $1.30 dólares el kilogramo, desde $0.97 centavos hace dos años. Ese es el precio FOB (free on board, o sea, libre a bordo del barco en el puerto de embarque). A eso hay que agregar el flete del barco contratado, y el seguro de la carga que se transporta. En resumen, con cada vez menos dinero el régimen importa ahora menos pollo, de hecho, la única proteína animal que hoy consumen los cubanos.

Ya no hay pollo ni para darle mensualmente por la libreta un muslito con un pedazo de “encuentro” a cada núcleo familiar. En las shoppings los pollos son inaccesibles, y en el mercado negro cuestan como oro molido. En las redes sociales se leen anuncios como este: “Pierna de Cerdo deshuesada, 5 libras, a 4,300 pesos cubanos”. O este otro: “Cajas de chuletas, 10 libras, a 10,500 pesos”. Es decir, ¡cinco veces un salario mínimo!

Y no es esto el fragmento de un cuento de sufrimientos de Horacio Quiroga. Eso ocurre, ahora mismo, en Cuba.