“La oferta de Mercabal es muy pobre, no llega a los 30 productos, y para colmo, los particulares no podemos comprar todo lo que se vende. Ese es un privilegio reservado a las cooperativas no agropecuarias.”
Mercabal es la tienda mayorista que los militares de CIMEX abrieron en La Habana para las cooperativas no agropecuarias y los cuentapropistas, y quien se queja es Alejandro Escalona, propietario de un restaurante habanero, que así se lo dijo a 14ymedio hace unos días.
No es para menos, encima de que allí hay que comprar en dólares o con tarjetas bancarias también dolarizadas los cuentapropistas son discriminados con un “apartheid” comercial totalmente intencional. No obedece a la falta de productos que ellos necesitan.
La mafia militar que encabeza Raúl Castro se enriquece con el capitalismo de Estado que ha montado y se niega a que los emprendedores tengan éxito en sus negocios particulares. No quieren que prosperen y le hagan competencia a GAESA, el emporio empresarial de las FAR que controla ya casi toda la economía estatal que todavía funciona y es rentable.
A privados no les venden lo primordial en todo restaurante
En La Habana hay unos 400 restaurantes privados individuales, pero sus dueños solo pueden comprar en Mercabal un día específico de la semana, el viernes, y encima atienden a solo 40 de ellos en cada jornada. Los otros 360 emprendedores tienen que esperar y madrugar más para coger el siguiente viernes en la cola uno de los 40 turnos del día.
¿Cómo son discriminados los cuentapropistas? Además de que solo pueden comprar una vez a la semana no les venden carne de res, pescado, jamón, chorizo, azúcar, café, cerveza importada, refrescos, maltas, jugos, salsa mayonesa o de otros tipos, y condimentos, productos todos imprescindibles en todo restaurante. Todo eso es reservado para las cooperativas, controladas por el Estado.
Los dueños de restaurantes y cafeterías privadas tienen entonces que abastecerse “por la izquierda”, en el mercado negro, si encuentran lo que necesitan y a precios tan altos que tienen que subir los precios a la clientela para cubrir costos y obtener una ganancia, cada vez menor. Muchos van a quebrar
Con costos más altos van perdiendo competitividad
Así esos pequeños negocios en la gastronomía van perdiendo competitividad frente a las cooperativas y a los establecimientos estatales. Y es eso lo que quiere GAESA, que al tener costos más altos y tener que subir los precios de venta a los cuentapropistas se les reduzca el volumen de ventas y de ingresos, y aumenten los de las cooperativas, que los militares “manichean”, como se dice popularmente en la isla
Esta canallada no es un secreto. El Partido Comunista de Cuba permite el fomento de la propiedad “no estatal” pero como un “complemento” de la estatal y privilegiando a las cooperativas, por lo cual obstaculiza, o bloquea a los negocios individuales para impedir que se conviertan en un pujante sector privado. Se impide así en Cuba la expansión de la verdadera propiedad privada, la individual o de libre empresa, el motor que mueve al mundo.
El cooperativismo es primo hermano del socialismo
Porque el cooperativismo no es propiamente propiedad privada. Es una modalidad del colectivismo, de la propiedad colectiva o comunal, y por tanto, prima hermana del comunismo. Para Platón la sociedad ideal llegaría cuando “lo privado y lo individual han desaparecido” (Las Leyes), idea que 2,200 años después tomó Marx para diseñar su experimento social.
Federico Engels consideraba a las cooperativas como vitales para la “gran cooperativa nacional de producción” comunista. Y Lenin en Pravda, en 1923, concluyó que “en realidad, solo nos queda la tarea de organizar a la población en cooperativas”.
En Cuba las cooperativas “no estatales” las crea el Estado
En el caso castrista todo es además muy burdo. Las cooperativas “no estatales” las organiza el gobierno comunista. No son creadas legítimamente por sus socios espontáneamente, como en todas partes del mundo.
Por otra parte, en las cooperativas cubanas no agropecuarias el Estado es el propietario de los activos fijos: edificios, equipos, mobiliario, transporte, etc, que los arrienda, o no, a los cooperativistas, a quienes controla con regulaciones y vigilancia cotidiana in situ. También los controla mediante testaferros de altos dirigentes políticos y generales dentro de las cooperativas. Estos a la vez que se enriquecen ellos y sus amos son chivatos.
Plan de privatizar los restaurantes esconde una trampa
El plan anunciado recientemente de que el Estado pasará a manos privadas la mayoría de los 7,000 restaurantes y cafeterías del país apunta ante todo al cooperativismo y no a fomentar un sector gastronómico privado independiente. El dictador, el PCC y GAESA no lo quieren permitir.
Y esta trampa en ciernes debe ser denunciada y exigir, por todas las vías posibles, que si el régimen de veras quiere privatizar los restaurantes y cafeterías deben pasar a constituirse en libre empresa en sus dos variantes clásicas: con propietarios privados únicos (o familiares), o propiedad de varios socios capitalistas de una pequeña empresa privada, pero no como cooperativistas, pues ya se conoce el parentesco de éstas con Lenin y Engels.