Imaginemos que el gobierno de Argentina exhortase a agricultores y empresarios de otros países a que se hagan cargo de la agricultura argentina ¿cuánto tiempo duraría Alberto Fernández en la Casa Rosada de gobierno?

Pues bien, es eso lo que hace actualmente el Jefe del Gobierno de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quien hace unos días, el 5 de mayo, prácticamente le suplicó al vicejefe del Gabinete gubernamental de Argentina, Jorge Neme, que sean empresarios capitalistas agrícolas argentinos, y no campesinos y hombres de negocios cubanos los que produzcan alimentos en Cuba.

“Hoy me reuní con Jorge Neme, vicejefe del gabinete argentino –dijo el asistente principal de Raúl Castro–, a quien transmití la disposición para seguir afianzando las relaciones con Argentina. Intercambiamos de importantes proyectos conjuntos asociados a la producción de alimentos. Agradecí la solidaridad con Cuba”.

Efecto del estalinismo: serán extranjeros los mejores productores

El ”presidente” cubano se estaba refiriendo al acuerdo firmado en enero de 2022 por el gobierno izquierdista argentino, mangoneado por Cristina Kirchner, y la dictadura castrista.

Fue el propio Neme (desde septiembre de 2021 ha viajado tres veces a La Habana), quien en enero pasado develó el verdadero interés argentino en este pacto “solidario” con el régimen comunista cubano.

El alto funcionario kirchnerista dijo que el acuerdo con Cuba “consiste en que empresarios argentinos puedan producir en tierras cubanas que están incultas por falta de inversión y de desarrollo tecnológico y así entregar en el mismo suelo cubano, los productos que hoy importan, incluso con precios de castigo”.

Solo por su propósito anticubano Díaz-Canel debiera renunciar

El estatal Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA), creado por el presidente argentino Pedro Aramburu en 1956, coordinará la cooperación técnica para identificar las mejores áreas de Cuba para el desarrollo de cada tipo de producción, y los empresarios argentinos diseñarán los respectivos modelos de negocios.

Solamente el propósito antinacional y vendepatria de Díaz-Canel de promover que sean extranjeros y no cubanos quienes produzcan en los campos de la isla es suficiente para exigir su renuncia inmediata, y la de su gobierno en pleno.

El jubiloso Neme precisó que “Argentina acompañará a Cuba en su proceso de sustitución de importaciones, a partir del fortalecimiento de las capacidades locales y la dinamización de las cadenas de valor, lo que permitirá mejorar su productividad de manera sostenible y robustecer el abastecimiento de su mercado interno con producción propia”.

Si Neme no lo sabe debe enterarse ya de, que antes del cataclismo comunista castrista la fértil isla de Cuba superaba a Argentina como el mayor exportador de productos agropecuarios de América Latina en proporción a su población, según un informe de 1957 de la FAO.

Bien elaborado plan de la mafia militar para enriquecerse aún más

Además, Neme y el gobernante cubano saben bien que este proyecto en verdad es un elaborado plan de la mafia militar de GAESA, que controla las inversiones extranjeras y se apodera de al menos la mitad de las ganancias que estas generan en la isla. Eso explica la estrategia de que sean extranjeros millonarios quienes inviertan y produzcan alimentos en Cuba. La cúpula castrista se hará aún más millonaria con este matrimonio con capitalistas argentinos.

Ya hemos visto que el régimen cubano en los últimos 20 años (hasta abril de 2022) ha pagado a los granjeros de EE.UU unos $2,500 millones en la compra de unos 2.8 millones de pollo congelado, en vez de haber invertido ese dinero en créditos y apoyo a los campesinos del patio para producirlos nacionalmente. Y es que en las “shopping” propiedad de la mafia gobernante ese “pollo americano” es vendido con ganancias que oscilan entre 498% y 502%.

Según la agencia estatal castrista Prensa Latina, el acuerdo con Argentina ofrece “un gran potencial para el cultivo de granos como el maíz, el frijol y la soja, así como para la ganadería, la industria avícola y caprina, la industria láctea y la producción de frutas tropicales como plátano, mango, palta y cítricos”.

¿Qué dirían los argentinos si este plan “solidario” fuese al revés? 

Le zumba el mango que a Cuba tengan que ir argentinos casi como colonizadores a cultivar la tierra porque el comunismo destrozó la agricultura cubana, y se requiere de “maestros” foráneos para producir con nuevas tecnologías, y sacar a la isla de un atraso tan profundo que registra rendimientos agrícolas entre los más bajos del mundo, inferiores a los de decenas de países muy pobres del Africa Subsahariana. Encima, casi el 30% de las tierras cultivables cubanas están ociosas. Hay un millón de hectáreas cubiertas de marabú.

Volvemos a la pregunta anterior. Habría que ver qué dirían los argentinos, o la izquierda procastrista latinoamericana si el gobierno de Buenos Aires hiciese acuerdos para que sean agricultores extranjeros, y no argentinos, los que se encarguen de hacer avanzar la agricultura argentina, en vez de promover que sean los agricultores argentinos.

En fin, a quienes no acaban de asimilar del todo la crueldad y el carácter anticubano y cavernario del castrismo se les debe recomendar que reflexionen un poco sobre este bochornoso pacto.