No hubo en la segunda mitad del siglo XX gobernante alguno que mintiera tanto y durante tanto tiempo a su pueblo y al mundo como Fidel Castro. Fue el más aplicado discípulo del nazi Joseph Goebbels al practicar la máxima de que una mentira repetida una y otra vez deviene verdad, algo que se cumple durante cierto tiempo en países con regímenes totalitarios debido al daño antropológico causado en “las masas” por la tomadura de pelo constante.
Al salir de escena en Cuba el mitómano mayor dejó en el trono a su hermano Raúl, inepto pero excelente alumno suyo en eso de mentir para mantener viva la “revolución”. Y hoy, mientras peor van las cosas, más mentiras van. En una reciente reunión del Consejo de Ministros, Miguel Díaz-Canel afirmó que la economía cubana se recupera, está creciendo en 2022 y crecerá más en 2023.

Al “presidente” se le olvidó decir qué mago será contratado

Destacó que las prioridades en 2023 serán la producción de alimentos, estabilizar el sistema electroenergético, aumentar las exportaciones, estimular la inversión extranjera, potenciar el turismo, disminuir el déficit presupuestario, cobrarles más impuestos a los negocios privados y cuentapropistas, y atenuar las desigualdades sociales.
En tanto, el ministro de Economía, Alejandro Gil, expresó que “la primera meta” para 2023 es acercarnos “a las condiciones que tenía la economía en 2019”. Pero a ambos jerarcas se les olvidó decir qué mago megamillonario será contratado. Porque estabilizar el obsoleto sistema electroenergético cuesta, por arribita, entre $3,000 y $6,000 millones de dólares.
Y no para acabar, sino para aliviar la escasez de alimentos habría que importar a estas alturas de inflación mundial entre $2,700 y 3,000 millones de dólares. Y $500 millones para importar medicamentos esenciales y materias primas para elaborarlos en Cuba. Sería interminable la lista de gastos en divisas que la dictadura necesita, pero que ni es capaz de generar ni puede tampoco pedir prestadas, ni siquiera a sus camaradas rusos y chinos.
Lo cierto es que la crisis nacional empeora aceleradamente y hay que inventar noticias “positivas” para entretener a las masas y hacerles creer que todo va a mejorar. La élite gubernamental rompió el “mentirómetro”. Ahora miente sin hojitas de parra.
Veamos. Según cifras oficiales, en 2020 la economía cubana cayó en un 11% con respecto a 2019, y creció 1.3% en 2021. Por supuesto, la caída del Producto Interno Bruto (PIB) fue muy superior y posiblemente no hubo tal aumento del 1.3%. No hay estadística en Cuba que no pase por el filtro (copiado del padre del cinismo pragmático estadounidense, el filósofo William James) de: “Solo es verdad lo que me es útil”.

Para que haya crecimiento el PIB tendría que aumentar en +9.8%

Pero incluso aceptando las manipuladas cifras del régimen, en 2021 no hubo crecimiento del PIB, sino que se redujo en un 1.3% el desplome de 2020, que quedó en un -9.7% con respecto a 2019. Para que haya crecimiento en 2022 el PIB tendría que aumentar en un +9.8%. Una quimera absoluta.
En 2019, año previo a la pandemia, hubo ya un descenso de la producción y los servicios y el PIB creció menos que en 2017 y 2018. Se evidenció un agotamiento del modelo comunista-estalinista, que entre otras cosas hizo descender el arribo de turistas.
El único dato favorable en 2019 fue la recepción de remesas, que según la firma consultora Havana Consulting Group (HCG) sumaron $3,129 millones de dólares, cantidad superior a los $3,104 millones de 2018. Pero en 2021 cayeron a $1,184 millones. Y pese a las graciosas concesiones de la Administración Biden a la dictadura, en 2022 probablemente no superarán los $1,500 millones.

Las fuentes de divisas se hundieron, no hay dinero parta importar

Y hablamos de la mayor fuente de divisas en “cash” de Cuba, conjuntamente con el saqueo del salario a los médicos explotados en el extranjero, que ha descendido en un 70% según HCG, y sin indicios de recuperación porque la denuncia en la ONU de ese semiesclavismo ha golpeado duro. Hasta el próximo gobierno izquierdista de Lula en Brasil ya dice que no regresarán las “misiones médicas”.
Las exportaciones de bienes, que en 2019 fueron las más bajas en 14 años (desde 2005), en 2021 resultaron las más bajas de toda la historia del castrismo (a precios constantes). Las importaciones en 2021 fueron las más bajas en décadas, lo cual agravó la escasez de todo, en un país que hay que importarlo casi todo porque no produce casi nada.

El barco hace aguas en grande, “pero no se lo digas a nadie”

Hoy la isla produce menos azúcar que durante la Guerra de los Diez Años y hay que importarla para el consumo nacional. Decrece desde 2019, la producción industria y la agropecuaria. La de alimentos, que comenzó a declinar en 2019, en estos tres últimos años ha descendido dramáticamente, sobre todo en carne de cerdo y vacuna, leche, viandas, frutas, hortalizas, arroz, cítricos, huevos, y la pesca. Se ha derrumbado la producción de textiles, así como de cemento y acero, renglones imprescindibles para las construcciones y el plan de inversiones.
Pero, no importa Raúl “El Cruel” se sigue negando a rajatabla a que se liberan las fuerzas productivas. Insiste en mantener el hambreador sistema comunista.
Y así, con el barco haciendo aguas por todas partes, el “presidente” cubano (¿quién lo eligió?) y su ministro de Economía juran que la economía cubana se recupera, va bien, y está creciendo. ¡Por favor!