Por insólito que parezca la producción industrial de Cuba en los últimos 30 años ha disminuido en casi un 40%. Y no lo dice un “enemigo” del castrismo.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) del régimen, que toma como nivel de 100 puntos la producción lograda en 1989 (último año de grandes subsidios soviéticos), el índice de actividad industrial de Cuba bajó a 61.4 puntos en 2019.
O sea, cayó 38.6 puntos. Gracias a la “revolución” la economía camina hacia atrás como el cangrejo. Por ejemplo, en la fabricación de equipos, maquinaria, etc, el índice se desplomó en 94,1 puntos hasta 5.9 puntos en 2019. La producción de los llamados bienes intermedios (energía, materiales de construcción) disminuyó un 71%, a 29 puntos en 2019.
Cifras “contrarrevolucionarias”
Claro, son cifras de hecho “contrarrevolucionarias” que el régimen no divulga y casi nadie en Cuba conoce. Por eso en el programa Mesa Redonda de la TV hace unos días burócratas de la industria nada dijeron de ese descalabro.
Analizaron limitadamente la situación de 15 producciones de bienes, como confecciones textiles, calzado, plásticos, talabartería, pintura, muebles, productos de aseo e higiene, perfumería, cosméticos, artículos gráficos, y otros. Pero ofrecieron un panorama optimista sobre supuestos incrementos en productos de aseo e higiene para combatir la pandemia.
Falso. De acuerdo con la ONEI la producción de “jabón de baño” (como se conoce popularmente), desde 2015 ha caído en un 42%, y la de jabón de lavar en un 52%. La producción de pasta dental se derrumbó en un 44%. Es decir, en medio de la pandemia Cuba produce la mitad de los bienes imprescindibles para el aseo personal y la higiene. Y no hay divisas para importarlos.
Como es usual, los jerarcas industriales culparon al “bloqueo”, que impidió importar los insumos necesarios ¿No puede el régimen comerciar con los restantes 194 países que hay en el mundo? ¿No puede el dictador liberar la economía y que el sector privado importe y exporte normalmente?
Casi todos los productos de aseo se producían en Cuba
Y si de importaciones se trata hay que recordarles a quienes a estas alturas se prestan para realizar actos de repudio, que en 1958 en Cuba se producía la inmensa mayoría de los productos de aseo, limpieza e higiene. No había que importarlos. Varias grandes fábricas habaneras, Crusellas, Sabatés (fundadas en el siglo XIX) y los Laboratorios Gravi entre ellas, se encargaban de ello.
Crusellas (1,000 trabajadores) estaba asociada con la compañía estadounidense Colgate-Palmolive, y Sabatés con Procter and Gamble. Crusellas producía los jabones Candado, Palmolive y Hiel de Vaca, la pasta dental Colgate; el limpiador Ajax; Kolonia 1800 y Myrka; agua de tocador Rhum Quinquina (para el cabello); agua de violetas Lavanda; champú Halo Colgate, así como desodorantes, brillantina, polvos y talcos.
De detergentes había además en el mercado diferentes marcas, como FAB, Tide, Ace y Lavasol. Y los jabones Rina, Camay, Heno de Pravia, Suave, Oso, Tornillo, Llave, Elsa. Y Glostora (para el cabello), la pasta dental Gravi, y otros productos de alta calidad elaborados en Cuba. Sin contar los importados.
Y ningún alabardero del castrismo puede decir que no estaban al alcance del “pueblo trabajador”. No podía encontrarse en Cuba a un empleado u obrero industrial con mal olor corporal o en la boca por no poder comprarse un jabón o un tubo de pasta dental.
¿Y la industria agroindustrial, textil, níquel, siderurgia, etc.?
El desastre industrial castrista abarca a todas las ramas. El mismísimo Fidel Castro convirtió a Cuba en país importador de azúcar, luego de haber sido el mayor productor y exportador mundial durante 160 años. En 2002 el dictador, sin convocar al Buró Político del Partido, ordenó desmantelar 95 de los 156 centrales azucareros del país. Y luego otras 5 fábricas, mientras declaraba por la TV: “el azúcar es la ruina del país“, y calificaba de “disparate” la actividad azucarera.
¿Y los famosos zapatos cubanos qué se hicieron?
En la minería, entre 2000 y 2010, antes del cierre de la planta de Nicaro, la producción cubana de níquel más cobalto fue de 74,000 toneladas métricas anuales. Hoy la cifra oscila en torno a las 50,000 toneladas. Se produce un 33% menos que hace una década.
En la industria textil, de 260 millones de metros cuadrados de tejidos en 1988, hoy se producen algo más de 34 millones de metros cuadrados, a juzgar por la cifra de 2013, la última oficial disponible. Sufrió una caída de un 87% en 25 años.
Con respecto al calzado, en 1958 Cuba contaba con un gran desarrollo en la industria del calzado. Incluso se exportaban y tenían fama las marcas Amadeo, Ingelmo, Bulnes y Valle. Aquellas fábricas capitalistas hoy son chinchales destartalados que dan pena, o almacenes abandonados. Y Amadeo solo produce botas rudimentarias.
En fin, no es necesario decir más para tener una idea del cataclismo causado a la industria cubana por los hermanos Castro.