Las protestas del 11 de julio en Cuba han dejado numerosas víctimas: un muerto, cientos de detenidos y familias rotas por la represión. Pero la reputación interna del régimen cubano y su cara visible, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, ha sufrido un golpe mortal del que no podrán recuperarse, consideran los expertos.

Desde que el país vio en televisión a Díaz-Canel dando “la orden de combate” e incitando a los cubanos a enfrentarse violentamente unos a otros, no escampa para el gobernante cubano, que nunca fue popular porque siempre fue percibido como el hombre puesto a dedo, y ahora de “fantoche se convirtió en déspota”, como dijo el escritor Néstor Díaz de Villegas en su columna “Díaz-Canel en su berenjenal”, publicada en ADN Cuba.

Con Díaz-Canel ha ocurrido un fenómeno inverso al del Che Guevara: no hay camisetas que idealicen su figura, sino insultos y palabras soeces. Si uno escribe en el buscador de Google “Díaz-Canel”, salen una decena de sitios online donde venden camisetas con otras tantas versiones tipográficas de la frase del momento entre los cubanos: “Díaz-Canel singao”.

Los ejemplos siguen con los memes, como el que llama a Díaz-Canel “Días Contados”, el nombrete que le han puesto los cubanos que desean el fin del régimen, y otro meme más gráfico, que superpone el bigote recortado y el cerquillo de Hitler a la cara de Díaz-Canel.

“Eso que estamos viendo es una explosión de los cubanos por décadas de frustración de no poder burlarse del poder”, dijo Sebastián Arcos Cazabón, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas (CRI) de la Universidad Internacional de la Florida.

El experto explicó que las burlas a Díaz-Canel son parte de “un proceso natural de deslegitimación de un régimen que durante demasiado tiempo estuvo representado por una sola figura, que acumulaba todos los poderes”.

Conocer los testimonios de la represión que se han escuchado en estos días, está creándole al régimen múltiples enemigos dentro del país, y abriéndole los ojos a muchos que un día simpatizaron con la Revolución.

“Son tan intolerantes que son una máquina de fabricar enemigos”, dijo Arcos Cazabón, contando que sacó esa conclusión estando preso en 1982 en Villa Marista, el cuartel de la policía política del castrismo. “Tropiezas con ellos por una violación menor y te tratan con tanta intolerancia y brutalidad, que te radicalizas”.

Lo que se pone de manifiesto en los recientes arrestos y condenas ejemplarizantes a jóvenes que no tenían un historial en la oposición y que solo ejercían el derecho a manifestarse.

Para el historiador Juan Antonio Blanco Gil, Díaz-Canel está más allá de toda reivindicación después de responder con una feroz represión a los reclamos de los cubanos.

“Si bien la orden de reprimir viene del alto mando de la élite militar, él da la cara y asume la responsabilidad pública, y eso tiene un precio para quien no se ha destacado en nada”, dice Blanco Gil, indicando que Díaz-Canel no cumplió con la expectativa moderada que la prensa, sobre todo fuera de Cuba, construyó en torno a un traspaso de la vieja a la nueva generación, que no representó ningún cambio en el terreno práctico”

Pero las burlas se extienden más allá de Díaz Canal. Todo el gobierno está en crisis.

Textos tomado de EL NUEVO HERALD / Imagen de Díaz-Canel cae en picada dentro y fuera de Cuba. Un insulto recorre el mundo, por Sarah Moreno