Noviembre: más de tres millones de cubanos dijeron no a la farsa electoral y al sistema
Cuando el régimen castrista creía que había aplacado las mayores y más prolongadas protestas populares desde el 11 de julio de 2021, el rechazo de más de tres millones de cubanos a la farsa electoral del llamado Poder Popular demostró en el recién concluido mes de noviembre que el descontento con el sistema y con el gobierno comunista de Cuba sigue calentándose y alcanza una masividad que pone en solfa la prerrogativa constitucional que da el monopolio del poder al Partido Comunista.
-Al margen de esta nueva demostración masiva de repulsa el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) compiló en el período 234 manifestaciones de protesta, en su mayoría individuales, a lo largo de un mes en el que el gobierno hizo todo lo posible por desangrar el movimiento popular que desde mediados de julio había tomado las calles, las cuales, según un estribillo castrista, pertenecían a los revolucionarios.
-De las protestas públicas registradas en el período el OCC contabilizó 153 (65.4 %) en demanda de derechos políticos y civiles, entre las que primaron las motivadas por la represión contra manifestantes del 11J y de las más recientes protestas callejeras, así como contra ocupantes ilegales de viviendas y operadores de la economía informal; pintadas en muros; y denuncias individuales o colectivas contra el sistema bajo la forma de escritos, fotos y videos publicados en las redes sociales.
-Las protestas relacionadas con derechos económicos y sociales totalizaron 81 (34.6 %). Estuvieron motivadas por problemas críticos como el colapso del sistema de salud; los precios imposibles causados por la segunda más alta inflación del mundo; el desabastecimiento; la insuficiencia de viviendas; y la ausencia de una ley de géneros que proteja a las mujeres de la violencia. Descolló en este campo la resistencia que opusieron cientos de comerciantes privados en Santiago de Cuba y otros lugares del país a nuevos intentos del gobierno para topar los precios de sus mercancías.
-El recuento de noviembre no tomó en cuenta decenas de protestas relacionadas con la continuación de campañas permanentes como “Una Cuba mejor es posible” “Sin campo no hay país” y “No te calles: el silencio esconde la violencia”, desarrolladas en lugares públicos por activistas de 13 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud.
-Las provincias donde más demostraciones de inconformidad se registraron fueron La Habana (107), Santiago de Cuba (62) y Holguín (45).
Protesta millonaria
Un récord histórico de 3 millones 263.656 electores cubanos, el 39,12 %, de un padrón electoral de 8.351.311, manifestaron su inconformidad con el sistema durante las elecciones municipales que tuvieron lugar el domingo 26 de noviembre, bien negándose a votar o anulando o dejando en blanco sus boletas.
Mientras el brazo judicial del gobierno amenazaba con seguir imponiendo sentencias de hasta 20 años de prisión por salir a las calles a protestar, el hastío de millones de cubanos se manifestó esta vez haciendo lo contrario: quedándose en casa.
Según los resultados oficiales acudió a las urnas el 68,58% de los electores. Esto quiere decir que el 31,42% del electorado se abstuvo: 2 millones 623 mil 982 cubanos se negaron a votar. En La Habana, el mayor polvorín social del país, cerca de la mitad de los votantes empadronados se quedaron en sus casas. Es necesario entender lo que esto significa en el contexto cubano.
En la Cuba castrista estas votaciones tienen carácter compulsivo. Los colaboradores del gobierno en los barrios tocan reiteradamente a las puertas de sus vecinos para que salgan a votar, y los Comités de Defensa de la Revolución, uno en cada cuadra, llevan un registro de los que no lo hacen, el cual luego es entregado a la Seguridad del Estado. Negarse a ejercer el sufragio en la orwelliana sociedad cubana generalmente se traduce luego en ser vigilado y sufrir represalias, incluso contra los familiares, en sus domicilios y centros de trabajo o estudio. De modo que estos millones de cubanos que no salieron a votar aceptaron “marcarse”, ser fichados por la policía política y asumir los riesgos, en un desafío a cara descubierta al esquema represivo totalitario que mantiene al castrismo en el poder.
De los que sí depositaron sus votos (5.728.220) el 11,89 % anuló sus boletas o las entregó en blanco. Esto equivale a otros 681.085 que desestimaron la validez de las elecciones.
Los cubanos saben que estos delegados de circunscripción, los únicos por los que pueden depositar sus votos, no tienen ni poder ni recursos para resolver sus problemas, y que tampoco les representan: son en su inmensa mayoría miembros del partido único gobernante (comunista). En Santa Clara, en el centro de la isla, aparecía entre las biografías de los candidatos la de un notorio represor de opositores y críticos. Por otra parte, poco antes de las votaciones el medio de asuntos cubanos CiberCuba reveló una operación de la Contrainteligencia encaminada a vetar a más de tres mil aspirantes indeseables para el régimen.
Las cifras del rechazo expresado en la jornada electoral, si bien son rotundas, podrían haber sido manipuladas, pues esta es la segunda consulta en menos de dos meses que arroja un repudio masivo al sistema, y en la anterior los resultados fueron aún peores para el régimen. En septiembre, 4,145,771 electores se abstuvieron o anularon o entregaron en blanco las boletas en un plebiscito sobre el nuevo Código de Familias, después que el gobernante Miguel Díaz-Canel proclamara que la convocatoria era un voto a favor de “la Unidad, la Revolución y el Socialismo”.
Gobernabilidad transitoria
A lo largo del mes de noviembre el gobierno hizo todo lo posible por desacelerar, al menos temporalmente, el movimiento popular que tomó las calles de la isla a partir de mediados de julio:
– Demostró su voluntad de llevar la represión al extremo y cobijarla con impunidad. Tras el asesinato a mansalva por sus Guardafronteras de ocho emigrantes, de un grupo de 23 que huían del país desde Bahía Honda, Artemisa, se prometió una investigación. Como era de esperar, y en contra de los testimonios de los sobrevivientes, la investigación determinó que “no hubo acciones invasivas ni agresivas contra la lancha infractora”.
Foto Collage Radio y Television Marti
– Anunció que procesaría judicialmente a participantes de las protestas callejeras ocurridas desde julio: 53 fueron detenidos solamente en relación con las ocurridas entre el 29 de septiembre y el 17 de octubre. También aceleró los juicios de los manifestantes en prisión provisional del 11J, y aunque rebajó algunas condenas, al parecer un guiño dirigido a Estados Unidos y la conciliatoria administración de Joe Biden, las sentencias firmes todavía son injustas y desproporcionadas.
– Continuó tendiendo puente de plata a la emigración ─salvo por mar─ a Estados Unidos. En octubre casi 30.000 cubanos que entraron a EE.UU., principalmente por la frontera sur, se sumaron a los más de 224.000 que lo lograron en el año fiscal 2021-2022, la mayoría pagando costosísimos pasajes para usar como puente a Nicaragua.
– Moderó los apagones, principal detonador de las protestas, al complementar sus necesidades básicas de combustible con unos 11.000 barriles de petróleo diarios enviados por Moscú, un premio por su apoyo diplomático y mediático a la invasión rusa de Ucrania. Además, el gobernante Miguel Díaz-Canel realizó una gira por Argelia, Rusia, Turquía y China con énfasis en obtener más ayuda energética. Está por ver si el arruinado Sistema Eléctrico Nacional puede mantener el precario balance alcanzado en los cortes de electricidad.
– Desató una ofensiva a nivel nacional contra los operadores del mercado negro, el único que asegura a la población cubana una oferta constante y estable de alimentos y otros bienes, lo cual obligará a los cubanos a dedicar más tiempo y recursos a la búsqueda de estos y menos a cuestionar su realidad.
– Ensayó en vísperas de las elecciones un debilitamiento de hasta 70 % del tráfico de Internet en el país, que se prolongó desde las 11: 45 P.M. del 25 de noviembre hasta las 6:45 am del 26.
– Consiguió reanudar y volver a controlar las remesas enviadas desde Estados Unidos, una de sus principales fuentes de divisas en la actualidad, al obtener de Washington permiso para que las gestione en Cuba la compañía Orbit. Esta entidad supuestamente no es controlada por los militares, pero su sede está ubicada al lado de la financiera del grupo empresarial-militar GAESA, Fincimex, sancionada por la Tesorería estadounidense, y funciona con parte del personal de esta.
Washington ¿nuevo mecenas?
En lugar de reconocer que el sistema vigente no funciona y abrir su puño de hierro, la nueva oligarquía busca un nuevo patrocinador, nada menos que en la administración de Joe Biden, con la cual continúa jugando la carta migratoria para arrancarle concesiones unilaterales.
La Casa Blanca ha ido cediendo terreno: quitó los límites a las remesas y le devolvió al gobierno cubano el control sobre estas; dio su bendición a un negocio y un viaje de exploración de empresarios estadounidenses que se asociarían con supuestos emprendedores privados cubanos (filtrados por la Seguridad del Estado) bajo la nueva ley de Pequeñas y Medianas Empresas; restableció los vuelos a aeropuertos provinciales en Cuba; y dio de nuevo luz verde a los llamados viajes de pueblo a pueblo, una forma disfrazada de turismo estadounidense a Cuba. Todo esto representa una transfusión de millones de dólares para un régimen en bancarrota, pero este no ofrece nada sustantivo a cambio.
Luego de una reciente visita a la isla de dos altas funcionarias estadounidenses, la subdirectora para EE. UU. en la cancillería cubana, Johana Tablada, desmintió que, durante la charla migratoria que sostuvieron, la secretaria adjunta para temas consulares del Departamento de Estado, Rena Bitter, le hubiera expresado su preocupación por la situación de derechos humanos en la isla, como aseguró una minuta estadounidense sobre el encuentro.
Washington debería considerar que incurrir en un deja vu de las seis rondas de decisiones ejecutivas adoptadas por el expresidente Barack Obama a favor del gobierno de Raúl Castro, sin exigir reciprocidad, solo le daría un segundo aire a la que ahora se comporta abiertamente ─y es internacionalmente percibida─ como una brutal dictadura, en perjuicio de las esperanzas de cambios y progreso del pueblo cubano.
Como advirtieron en octubre pasado cientos de artistas y activistas cubanos en una petición publicada en Change.org y titulada “Por un cambio real en Cuba: ¡No más oxígeno a la dictadura!”: “Un deshielo con Estados Unidos solo alargará la agonía del pueblo cubano y los perpetuará a ellos en el poder”. El Observatorio Cubano de Conflictos también espera que no se concrete tal inmoralidad en nombre del pragmatismo.
Conclusiones
Dosificar los apagones no resuelve la crisis cubana ni elimina el malestar popular acumulado. En el levantamiento masivo del 11J los cortes de electricidad no fueron un factor determinante. Con sus recientes maniobras la élite gobernante ha tenido si acaso un respiro, pero no se ha librado del mal de fondo que llevó a más de tres millones de cubanos a decir “¡Basta!” durante el reciente retablo electoral. El gobierno solo concede a los cubanos ocasionales migajas, pero sigue sin mostrar una voluntad de cambios que les permitan construir en su país un proyecto de vida próspero y estable.
Durante su viaje a China, Díaz-Canel declaró que buscaba “promover la adaptación del marxismo a nuestro tiempo”. Hasta ahora el castrismo se ha mostrado renuente a introducir reformas de mercado del tipo que han permitido a China y Vietnam convertirse en potencias económicas y a sus ciudadanos salir de la pobreza, aunque siguen sometidos a un férreo control político.
Las recientes sacudidas que ha recibido de los cubanos de a pie deberían motivar a la élite del poder a iniciar una transición hacia un sistema más justo y funcional. Pero lo que hasta ahora se ve en la práctica es una oligarquía mafiosa a la que la prosperidad de los cubanos parece importarle un bledo: GAESA sigue invirtiendo miles de millones en hoteles que permanecerán casi vacíos mientras en la Cuba del pueblo ya no funcionan debidamente ni la salud pública, ni la agricultura, ni el transporte, ni la infraestructura, ni la construcción de suficientes viviendas.
En una reciente entrevista con un periodista independiente un médico cubano lo describió así: “Cuando a un paciente se le empiezan a apagar uno por uno todos los órganos, es porque está moribundo. Eso es lo que está ocurriendo hoy con Cuba”. A menos que el espíritu del 11J se apodere del cuerpo del moribundo.
Contacto: Rolando Cartaya
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Enlaces:
https://www.14ymedio.com/cuba/cancilleria-desmiente-EE-UU-migracion_0_3427457229.html
https://www.youtube.com/watch?v=JRVr1KBlBqg
https://www.youtube.com/watch?v=li5V-IVw2KE&t=590s,
https://diariodecuba.com/cuba/1666777766_43086.html
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https://diariodecuba.com/cuba/1669641950_43734.html
https://diariodecuba.com/economia/1669834597_43786.html