Un cubano residente en Miami, que percibe el salario mínimo de $11 en Florida, entra en un supermercado coge un pollo entero ya asado, muy bien sazonado, doradito que pesa 5.3 libras, y paga $6. 20 en la caja registradora, equivalentes al 0.32% de su salario mensual.
Un cubano residente en La Habana, con un salario mínimo de $17 dólares mensuales (2,100 pesos), entra en una shopping, observa que hay pollos congelados. El, su esposa e hijos hace mucho rato que no comen pollo, que de hecho es la única fuente de proteína que tienen hoy los cubanos. Se acerca, mira el precio y se queda estupefacto y descorazonado: ¡$21.70 dólares! Cuesta el equivalente de 2,669 pesos cubanos, cifra un 27% por encima de lo que él gana en todo un mes.
Veámoslo ahora de otra manera. El cubano de Miami para comprar el pollo en cuestión tiene que desembolsar $2,420 dólares, es decir $514 dólares más de lo que él gana en todo un mes ($1,906). Debe soltar $456.60 dólares por cada libra del dichoso pollo, como si fuera oro macizo de 24 kilates.
Esto no es el comienzo de un cuento de ciencia ficción. Ocurre ahora mismo en la Cuba “revolucionaria”, donde se vende el pollo en los supermercados a los precios probablemente más altos del mundo.
Un pollo en la tienda habanera Palco cuesta $21.70
El doctor Osmany García Zaldívar, residente en La Habana, reveló hace unos días en las redes sociales que en el centro comercial habanero Palco un pollo entero congelado de unos 2.4 kilogramos cuesta 21.70 MLC (equivalentes en dólares en unas tarjetas plásticas) a razón de 8.80 MLC el kilogramo.
Poco antes el economista Pedro Monreal, residente en la isla, publicó en las redes sociales que el precio del pollo congelado comprado en diciembre de 2022 por Cuba a los granjeros de EE.UU fue de $1.26 el kilogramo.
De manera que GAESA multiplica por 7 ese precio de importación, y con un 700% de aumento lo vende en las shopping. Ello expresa la generosidad de la “revolución”. Suben abusivamente el precio para su propio beneficio porque ese emporio transnacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias tiene su sede en Panamá y no rinde cuentas al Estado cubano, ni al Partido Comunista.
Son muchas las lecturas que tiene esta desvergüenza de los vividores que usurpan el poder en la isla. Para empezar, se cae de la mata la pregunta ¿por qué Cuba tiene que gastar tanto dinero en la importación de pollo congelado en vez de invertir en el país esa fortuna en divisas y producirlo en la isla?
La mafia castrista lucra con el pollo importado, y no lo produce
Ah, porque los mafiosos de la cúpula dictatorial ganan muchos dólares importándolo e inflando astronómicamente el precio de cada pollo en un 700%, mientras que si el gobierno le da créditos a los campesinos e invierte en granjas avícolas, la oligarquía castrista ganaría muy poco en términos netos, o nada .
Eso explica la aberración de que a nivel mundial Cuba es uno de los mayores importadores de pollo de EE.UU, que es hoy, con mucho, la mayor fuente de proteína animal (casi la única) que tienen hoy las familias cubanas.
Desde 2001 a 2021 Cuba les compró a los “farmers yanquis” 2.9 millones de toneladas de pollo congelado, por valor de $2,368 millones de dólares, con tonelajes incluso superiores a las 300,000 toneladas anuales. Por ejemplo, en 2021 Cuba importó 307,600 toneladas del “imperio” a un costo de $280 millones de dólares.
¿Hay otro país en el que un pollo cueste 27% más que un salario?
En la otra cara de la moneda tenemos que Cuba hace décadas que no produce pollo de engorde. De las 317,000 toneladas de pollo consumidas en toda Cuba en 2018 (no hay cifras posteriores) la isla solo produjo 8,200 toneladas, y con el sacrificio de las “gallinas decrépitas” (ya viejas, con menos carne y muy dura).
Por lo demás, los cubanos ya prácticamente no comen ni carne de res ni de cerdo. La poca que se produce se destina al turismo, la exportación, y a las tiendas de la mafia de GAESA.
Y para concluir nada mejor que una última pregunta: ¿Hay algún otro país en la Tierra donde un pollo de 5.3 libras cueste el 127% de un salario mínimo?
Francamente esto lo debieran responder el presidente mexicano López Obrador, muchos otros gobernantes izquierdosos y los tontos útiles que les hacen coro.