Prácticamente está paralizado todo nuestro intercambio, nuestro comercio”

Esta inusual y sorpresiva confesión la hizo el viceprimer ministro del gobierno cubano Ricardo Cabrisas hace unos días (21 de septiembre) en Moscú, para explicar por qué Cuba no paga ni un centavo de la deuda con Rusia, pese a que fue perdonada en un 90%.

Claro, Cabrisas no soltó esa bomba mediática en La Habana, sino en la capital de uno de sus grandes aliados, con un gobierno autoritario al que gusta amordazar a la prensa. Siguiendo el patrón castrista del “embaraje” el vicejefe del gobierno cubano achacó a la pandemia del Covid-19 la paralización del comercio exterior cubano y el impago de la deuda con Rusia.

Seguramente Raúl Castro le encargó: “dile a los rusos ¿cómo quieren que les paguemos si somos una pobre víctima del coronavirus, que ha cortado nuestras fuentes de divisas?”.

Falso: 1) en ningún país del mundo se ha paralizado el comercio exterior por el Covid-19; y 2) En Cuba, comparada con otras naciones, el Covid-19 no se ha expandido mucho. O al menos, eso es lo que ellos mismos afirman.

Ricardo Cabrisas admitió que la economía está agonizando

Pero lo importante es que un alto jerarca de la dictadura admitió que la economía está agonizando. Y lo está porque Cuba es uno de los países que no puede prescindir del comercio exterior. Es cosa de vida o muerte.

No se producen alimentos suficientes ni tampoco se importan

Antes de 1959 Cuba producía el 75% de los alimentos que se consumían. Ahora produce entre el 20% o el 25% y hay que importar unos $2,000 millones en alimentos. Pero el país produce muy poco y no genera recursos financieros para importar ya ni alimentos, ni nada, como reconoció Cabrisas.

¿Qué va a pasar en Cuba?

Los oráculos son personajes mitológicos, no existen en la realidad. Pero sí se puede echar un vistazo a la muy aguda crisis económica y su previsible futuro de corto plazo.

Ciertamente el Covid-19 ha causado el derrumbe del turismo, la única industria del país realmente rentable, que aportaba ingresos brutos superiores a los $2,300 millones. Pero ya en 2019, antes de la pandemia, el turismo había caído en casi un 9%. Viajaron a Cuba 4.3 millones de vacacionistas, 360,152 menos que en 2018.

La dictadura cubana teme más que Drácula a la cruz, por cuanto ahora con un descontento popular más masivo y con menos miedo, la gente saldrá más a las acalles a tirar piedras

Largos apagones podrían crear desestabilización política

Por su importancia estratégica, paralelamente con la ya escasez de alimentos hay que examinar la situación energética. Sin combustible no funciona casi nada. La economía de países que dependen del petróleo para generar electricidad no puede sobrevivir sin dicho combustible.

Y otro factor clave, de carácter incluso desestabilizador para la dictadura, es que sin petróleo suficiente regresarán las largas noches medievales de apagones de hasta 12-16 horas diarias, algo a lo que la dictadura teme más que Drácula a la cruz, por cuanto ahora con un descontento popular más masivo y con menos miedo, la gente saldrá más a las acalles a tirar piedras a las vidrieras y casas de chivatones y esbirros. Ello podría generar cierto grado de desestabilización política, más evidente que la que en cierta medida hubo en los años 90, cuando los apagones eran tan prolongados que la gente llamaba “alumbrones” al poco tiempo en que había electricidad.

Según datos oficiales Cuba produce hoy 16 millones de barriles anuales de crudo y 6 millones de litros gas, pero el consumo nacional normal es de 59 millones de barriles en total. O sea, la producción nacional solo cubre un 28% o un 30% del consumo normal.

Por otra parte, el régimen sustraía parte el petróleo venezolano recibido y lo exportaba al mercado mundial. Por ejemplo, en 2013, exportó petróleo venezolano por valor de $500 millones. De esa forma, castigando al pueblo con falta de combustible, la mafia político-militar que manda en Cuba se enriqueció más aún.

Si Cuba no recibe petróleo de Venezuela la economía colapsa

Durante 17 años Venezuela cubrió con petróleo gratuito entre el 63% y 66% del consumo cubano, pero desde 2016, que comenzó la devastadora crisis venezolana, solo envía a la isla unos 10 millones de barriles anuales y no los 36 millones que enviaba antes. La producción venezolana de petróleo ha caído tanto (600,000 barriles diarios) que la OPEP está valorando dejarla de certificar como país miembro.

Venezuela, por tanto, tiene cada vez menos divisas para comprar petróleo y regalarlo a Cuba. En cualquier momento la isla podría dejar de recibir petróleo y el gobierno no tiene divisas para comprarlo a Argelia, Rusia o a Angola.

Hay muchos más nubarrones en el horizonte cercano que amenazan cada vez más a los cubanos “de abajo” (“los de arriba” ni se enteran).

Pero obviamente lo más trágico de todo, y el mensaje final que la propia agravación de la crisis envía, es que si el binomio Castro II-Díaz-Canel no libera las fuerzas productivas y surge un amplio sector privado, incluida la agricultura, inevitablemente avanza hacia Cuba el espectro de una hambruna de tintes parecidos a las ocurridas, y no por casualidad, en el otro único país comunista-estalinista, Corea del Norte.