El 15N quedará desnudo el fascismo castrista

El próximo 15 de noviembre será histórico. Quedará desnudo al fin el fascismo castrista. Y puede que marque incluso el preámbulo del fin político y diplomático de una tiranía totalitaria que vestida de ovejita engañó a muchos durante demasiado tiempo.

Ese lunes de noviembre, no importa si salen multitudes, o menos porque se lo impiden a palo limpio, va a pasar MUCHO. Para comenzar puede causar el mayor aislamiento internacional que ha tenido la dictadura desde 1962, cuando un mundo menos insensible y paradójicamente mejor informado que el actual, la expulsó de la OEA y solo el gobierno aliado del PRI en México mantuvo relaciones diplomáticas con La Habana.

Y es que la propia dictadura cava su propia fosa. Da pasos firmes hacia el “canto del cisne”, que según una leyenda de la Antigua Grecia canta en el momento justo antes de morir. Ya no podrá seguir aparentando ser una revolución popular, progresista, pacífica, edificante, paradisíaca.

La dictadura muestra cada vez mejor su naturaleza fascista

Nunca en la historia moderna ningún otro país del hemisferio occidental una dictadura se ha ensañado en forma tan abrumadora y enfermiza contra la sociedad civil. La mafia castrista asombra al mundo al mostrar ya sin hojitas de parra su naturaleza fascista.

Fidel Castro y su hermano Raúl desde los años 60 orquestaron aparatosas maniobras militares que culminaban en los llamados Días de la Defensa. Se efectuaban también simulacros de “batallas” y ejercicios con milicianos y brigadas de civiles. Todo en la preparación de la “Guerra de todo el pueblo” y mostrarle a Washington que serían diezmadas sus tropas invasoras ya a punto de ser lanzadas.

Una inminente invasión que Fidel Castro sabía no se produciría

O sea, siempre el pretexto era la defensa del país de una inminente agresión extranjera que el dictador sabía no se iba a producir, sobre todo luego de la Crisis de los Misiles en 1962. El presidente John Kennedy se lo prometió al jefe soviético Nikita Kruschev. Y aunque no fue por escrito fue aceptado oficialmente por Moscú y por Washington.

Y así se lo reiteraron 30 años después personalmente a Fidel Castro el ex Secretario de Defensa, Robert McNamara, y Serguéi Kruschev, hijo del dictador ruso, quien estaba cargo de la papelería de su padre, y que en 1962 trabajaba en los sistemas de guía de misiles nucleares soviéticos.

Ello ocurrió en La Habana en 1992 en una conferencia internacional por el 30 aniversario de aquella crisis. El autor este artículo estuvo presente  como periodista. Asistieron generales y protagonistas de aquella crisis. Además de McNamara estaban Arthur Schlesinger, asesor principal de Kennedy, y el Jefe de Operaciones de la CIA en aquel entonces, Theodore Shackley. Vi a McNamara insistirle a Castro I que nunca se aprobó la invasión a Cuba como él (Fidel) le informó en un mensaje personal a Kruschev en el cual le sugirió lanzar el primer golpe nuclear contra EE.UU (cosa que también negó el dictador).

No hubo prensa extranjera y a la cubana se le prohibió dar detalles de los debates, debido a los “secretos” que allí se destaparon y que mostraban como Castro I había mentido a los cubanos al respecto.

Admitido: las maniobras militares son para amedrentar al pueblo

Fidel Castro siguió mintiendo, pero en los años 90 los ejercicios militares se tornaron en un colosal ridículo. Pretender derrotar un ataque militar con drones y misiles inteligentes, con armamento y tácticas de la Segunda Guerra Mundial, o la de Vietnam. Es decir, eran cortinas de humo solo para mantener atados a los cubanos “patrióticamente” a la dictadura.

Llegó el 11 de Julio, y una vez pasado el susto, la cúpula castrista ya se quitó la careta. Y admite que las publicitadas maniobras militares “Bastión” tenían como objetivo meter miedo a la población. Ahora dice por lo claro que está dispuesta a masacrar a la población para mantenerse en el poder, caiga quien caiga, y punto.

Llamado de Díaz-Canel a las “camisas pardas” de la dictadura

“La decisión es de lucha y victoria. A cerrar filas, a luchar (…) para enfrentar (…) cualquier tipo de manifestación que pretenda destruir a la Revolución”.

Este es el mensaje incivilizado del “Presidente” de la nación. Un llamado a la guerra civil, a que los cubanos se enfrenten entre sí mientras la pandilla gobernante millonaria disfruta del circo romano.

En las redes sociales pululan las imágenes de civiles con palos y fusiles. Han sido reclutados entre lo que Marx definía como “lumpen proletariado”. Lanzan consignas similares a las que lanzaba Hitler a sus fascistas “camisas pardas”, y Mussolini a sus igualmente implacables “camisas negras”.

Derrota del castrismo por adelantado

Pero esas amenazas y exhibición de músculos fascistas constituyen por adelantado una gran derrota para el castrismo. Nunca antes se pudo percibir tan claramente el embuste que ha sido la “revolución cubana”.

En fin, el 15 de noviembre sí habrá cubanos marchando en las calles. Y si no pueden ser multitudes porque se lo impiden violentamente, de todas formas el pueblo habrá vencido. Se habrá caído la máscara del castrismo incluso ante la izquierda socialista menos fanática, pues ya se ensuciará políticamente si apoya la criminal represión contra la sociedad civil cubana

Con su posición ya fascista la dictadura estará también cerrando la puerta a cualquier suavización, al menos por un buen tiempo, de la política de la Administración Biden hacia Cuba, algo que necesita para seguir viviendo del dinero que le llega de Miami.

Y al procastrista Josep Borrell desde la Unión Europea, y al gobierno socialista de España se les hará más difícil, o incómodo, lanzar salvavidas económicos tan fácilmente a la pandilla de La Habana.