Este año los cubanos tendrán las celebraciones navideñas y de fin de año más menguadas y menos alegres que se recuerden en la isla en mucho tiempo. Posiblemente serán más pobres y desnutridas incluso que las de principios de los años 90 cuando falleció el “paganini” soviético que sostenía la economía castrista.
Muy pocas familias van a poder servir en sus mesas el tradicional “lechón asado”, que en la ancestral cultura cubana es algo que no puede faltar en la Nochebuena y demás festividades.
Porque seis décadas después de haberse iniciado la “construcción del socialismo” se produce en Cuba cada vez menos carne de puerco. Y esa escasez de oferta ha llevado su precio a niveles de ciencia ficción. En La Habana ya supera los 300 pesos ($12.5 dólares) la libra, en un país cuyo salario mínimo es de 87 dólares.
¿Paga un chileno $63 por una libra de cerdo en el mercado?
O sea, hoy comer en Cuba una libra de carne de puerco significa gastar el 14.4% de todo un sueldo. Es como si un chileno, digamos, cuyo sueldo mínimo es de $440 dólares, tuviese que pagar $63 dólares por una sola libra de carne de cerdo. Y a medida que se acerque el fin de año más altos serán los precios. Comer puerco en Cuba será cada vez más difícil.
El diario independiente 14yMedio reportó hace unos días que en la barriada habanera de El Cerro antes por esta fecha en el mercado agrícola de la calle Sitios había un cartel que decía “se vende buen carbón para su lechón”, y que este año el cartel aclara que ahora el carbón es para cocinar “su pollón“. Un joven allí comentó que pronto será para “su picadillón”, porque el pollo también se está perdiendo.
Se olvidaron los turrones, pero que no haya puerco es demasiado
La carencia del clásico lechón constituye una estocada a la idiosincrasia misma del cubano. Tradicionalmente la celebración de la Nochebuena, las Navidades, el fin de año y el Año Nuevo no se concibe en Cuba sin la presencia de lechón asado, generalmente convoyado con yuca con mojo, congrí, o arroz blanco y frijoles negros, y ensalada de tomate con lechuga.
Los cubanos ya ni se acuerdan de los sabrosos turrones de Jijona, de yema, o de Alicante, de los vinos, sidra, nueces, avellanas, manzanas y uvas. Y otras delicias que disfrutaban antes del castrismo. Pero que no haya puerco es ya demasiado.
Un productor privado de carne de cerdo de Alquízar, Artemisa, que llaman El Pana, y que tenía entre sus clientes a restaurantes privados, dijo al diario independiente citado que lleva más de un año sin vender “ni una costilla“.
Los campesinos dejaron de criar puercos, no es negocio
Y explicó: “Los guajiros dejaron de criar y las hembras que debieron ponerse para la monta hace unos meses no se pusieron (…) esto es una cadena y cuando se interrumpe se convierte en un problema volver a retomar la cría (…) desde hace dos años, cuando la falta de pienso hizo cada vez más difícil mantener los animales, hubo productores que se quitaron del negocio y ya no quieren regresar”.
“Yo mismo desarmé el corral –precisó–y los hierros que estaba usando para aguantar las cercas los usé en otra cosa. La gente que vive cerca de mí hizo lo mismo, y ahora tendrían casi que empezar desde cero, así que no creo que la falta de cerdo vaya a solucionarse pronto, esto va a durar bastante en volver a como estaba antes”.
Antes que él, otro productor de carne de cerdo, de Holguín, que prefirió el anonimato, le dijo al periodista independiente Osmel Ramírez: “Se están acabando los puercos, no da negocio criarlos porque no hay comida.”
El colmo es que precisamente el mayor productor privado de carne de Holguín, Bismar Rodríguez, fue condenado a varios años de prisión por “enriquecimiento ilícito”. También fue encarcelado Yoni Castelló, el mayor productor de carne de cerdo de Las Tunas.
Precios abusivos de los insumos y pago miserable a productores
Sobra decir que es la dictadura de Raúl Castro la culpable. Para ahorrar divisas –que sí hay para que los militares construyan hoteles y vivan como millonarios—redujo drásticamente la importación de piensos. Rolando Pérez, director de la Empresa Porcina Sancti Spíritus, dijo al periódico oficial “Escambray” que “por la ausencia del alimento muchos productores se han retirado de la ceba”
El puntillazo lo dio la Tarea de Ordenamiento. El gobierno multiplicó por 5.3 veces el precio del maíz para alimentar los cerdos, pero solo por 1.7 veces el precio que paga a los productores de carne de cerdo.
El pollón asado tampoco pinta muy bien
En cuanto a “pollón” en vez de lechón la cosa tampoco pinta bien. Quebrado financieramente, el régimen desde abril de 2021 está reduciendo las importaciones de pollo congelado. Y ya en ese mes de abril 261,000 familias cubanas no recibieron su magra cuota de pollo por la libreta, según reveló la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz.
Las importaciones de pollo a EEUU y Brasil continuaron a la baja, y en septiembre Cuba solo compró en EEUU el 68% de las toneladas de pollo adquiridas el mes anterior.
Conclusión: infinidad de familias cubanas en estas próximas fiestas navideñas y de fin de año no tendrán en sus mesas lechón asado. Y muchas puede que tampoco puedan comer pollón, e incluso ni “picadillón”.
Son estos, a no dudarlo, notables “logros de la revolución”.