Con nuevo Código Penal el gobierno de Cuba agrava la crisis

Los jerarcas del totalitarismo encabezado por Raúl Castro y ahora también ya más visiblemente por su exyerno, el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, se debaten en su crisis final.

Eso se advierte en las decisiones que están tomando, que lejos de aliviar el descontento de los cubanos lo agravan. Van cerrando las vías para un final civilizado y pacífico de la dictadura.

En este atrincheramiento represivo se combinan la incompetencia de la burocracia gobernante más incapaz en la historia de Cuba, con la ambición desmedida de la familia Castro y su cohorte de corruptos

Militares quieren eliminar a sus competidores comerciales

Los militares que controlan la economía están empeñados en consolidar su modelo de capitalismo militar corporativo de Estado para su exclusivo beneficio. Y a la vez dan pasos que paradójicamente desestabilizan la paz socialque ellos pretenden establecer mediante el terror. Insisten en meter en la cárcel a quienes les puedan hacer competencia comercial, acusados por hechos que no constituyen delitos en ninguna parte y que en Cuba, además, resultan imprescindibles para subsistir.

El proyecto de Código Penal que será aprobado –por unanimidad y con prologados aplausos—por la Asamblea Nacional en abril próximo en su Artículo 316 establece, en plena dolarización provocada por el propio régimen, condenas de 2 a 5 años de prisión a quien “venda, o por cualquier medio ceda, transmita o adquiera moneda, cheque, giro, cheque de viajero (…) denominado en moneda extranjera”.

En el Código Penal vigente se condena entre uno y 8 años de prisión el “tráfico ilegal de moneda nacional, divisas, metales y piedras preciosas”. Ahora, desde abril, la pena mínima aumentará a un año más de cárcel.

El Estado no vende divisas y encarcela a quienes las consigan

Y no solo van a poner tras las rejas a quienes venden las divisas, sino a quienes las compren, con penas también de entre 2 y 5 años de prisión. De manera que serán encarcelados quienes cubren el vacío dejado por el Estado, y como agentes bancarios privados satisfacen las necesidades de moneda extranjera de la población, y los ciudadanos que la adquieran, donde único la venden, para comer y subsistir, o para emigrar, o para comprar algún equipo, o artículo de consumo, o materiales para construir la vivienda que necesitan, etc.

O sea, el Estado, quebrado financieramente, no tiene divisas para vender a nadie porque no las genera con producción o servicios, la economía está casi colapsada, Cuba no paga siquiera los intereses de su deuda externa y está a punto de caer en default –declarado en rebeldía por sus acreedores– y resulta que prohíbe a quienes sí tienen dólares, euros u otras divisas que los suministren a quienes los necesitan para comer, pues hasta los alimentos la dictadura los vende en divisas.

Hasta 8 años de cárcel a quienes posibiliten comer carne de res

Por otra parte, el Artículo 318 del proyecto de nuevo Código Penal establece que “quien, sin autorización previa del órgano estatal específicamente facultado para ello, sacrifique ganado mayor, es sancionado con privación de libertad de 3 a 8 años”.

Esto apunta a agravar el hambre y la desnutrición causada por la “revolución”, que disminuyó la masa ganadera vacuna cubana de casi 7 millones de cabezas en 1958 a unos 3.8 millones en la actualidad, en el puro esqueleto de flacas y para el doble de población que hace 64 años.

Cuando los Castro asaltaron el poder en 1959 los cubanos consumían 6.7 libras mensuales per cápita de carne de res, según las estadísticas oficiales. Créase, o no, hoy los cubanos comen menos carne vacuna que en Etiopía (1.3 libras mensuales per cápita) y en Gambia (1.2 libras mensuales), dos de los países más pobres del mundo según la FAO.

No son pocos los cubanos de hoy que no han probado la carne vacuna en mucho tiempo, sobre las familias que no reciben remesas, o son muy pobres, pues el precio de la carne vacuna en el único mercado existente (el subterráneo) es exorbitante, dada su asombrosa escasez.

Precisamente lo que más agudiza la malnutrición en la isla es la falta de proteínas, y de acuerdo con los especialistas un solo bistec de res de media libra contiene 60 gramos de proteína, toda la que necesita un adulto diariamente.

Sin la venta “por la izquierda” los cubanos no comerían carne

Eso equivale al doble de los 36 gramos de proteínas un bistec de puerco de igual peso (y que incluye 40 gramos de grasa saturada), y que ya también desapareció del mercado. La carne de res aporta también un 30% más que los 42 gramos de proteínas que proporciona media libra de pollo.

Pues bien, si no fuera por quienes roban vacas, y los campesinos que sacrifican algunas suyas a escondidas y abastecen al mercado negro de carne de res por “por la izquierda”, casi ningún cubano de a pie podría probarla siquiera.

Pero eso le importa un comino a la banda de vividores que mandan en Cuba. Con el nuevo Código Penal la pandilla castrense y castrista institucionaliza más el monopolio del manejo y circulación del dólar en la isla que hoy tienen GAESA y sus cayos adyacentes.

Y además reafirman “legalmente” que nadie ajeno a esa cofradía elitista pueda matar mate una vaca, aunque sea su propietario, pues esa carne es reservada por lo militares para lucrar con ella en el sector turístico y el gastronómico, y para el consumo pantagruélico de la oligarquía dictatorial.

Y por cierto, nadie tampoco puede asegurar al 100% que GAESA no exporta carne vacuna subrepticiamente.