El futuro pertenece por entero al… feudalismo”.  Eso fue lo que realmente debió decir Fidel Castro cuando lanzó la frasecita que tanto le gustaba con la palabra socialismo, sinónimo de atraso y pobreza.

Tan pronto él y su hermano Raúl asaltaron el poder comenzó en Cuba una involución generalizada tan nefasta que hoy el modo de vida de los cubanos se asemeja más al de la feudal Edad Media que a la del mundo moderno con astronautas viviendo en el cosmos por un año.

Los cubanos están malnutridos. La productividad agrícola e industrial es más baja que la de muchos países pobres africanos. La gente se enferma y no hay medicinas para curarlas. No hay viviendas suficientes, y las que existen están depauperadas, muchas a punto de derrumbarse. Falta el agua potable. En las calles corren aguas negras junto a basureros nauseabundos en los que ancianos desamparados buscan algo de comer, o para vender. Ya hay gente que come gatos y perros caseros. Hace unos días en Ciego de Avila detectaron restos de huesos de un perro que fue cocinado.

Y llegamos así al transporte, algo fundamental sobre todo en las grandes ciudades. Echemos primero un vistazo a La Habana, que por ser la capital, es la que “mejor” transporte tiene. Y después al ferrocarril, que en una isla larga y estrecha es lo ideal para enlazar una punta del país con la otra, con ahorros millonarios.

La Habana necesita 3,058 guaguas y tiene 442 en servicio

La Habana era una de las ciudades más hermosas y atractivas del mundo, y contaba con uno de los mejores servicios de transporte a nivel planetario, con un ómnibus por cada 625 habitantes. Hoy hay 5,500 habaneros por cada guagua.

Antes del castrismo había en La Habana 2,400 autobuses para 1.5 millones de habitantes.  Hoy con 2.2 millones de habitantes hay 442 guaguas en servicio, según admitieron recientemente el sitio oficial Cubadebate, y la viceministra de Transporte, Marta Oramas.

Aplicando la relación guagua-habanero de hace 64 años, con 700,000 habaneros más ahora, la capital debiera tener 3,500 guaguas para dar el mismo servicio que a mediados del siglo XX. Pero le faltan 3,058 vehículos, casi nada.

Carretones y carruajes coloniales irán sustituyendo a los ómnibus

En tiempos de la “explotación capitalista” las guaguas habaneras demoraban entre 5 y 10 minutos entre una y la siguiente, y las únicas colas eran las de un ómnibus detrás del otro. Al autor de este artículo le consta que en la céntrica esquina de San Lázaro e Infanta, cerca de la Universidad, en ocasiones había hasta 9 y 10 guaguas en fila junto a la acera cargando pasaje. Semejaban un tren con ruedas de goma.

Hoy las guaguas demoran desde 40 minutos hasta dos horas si es que finalmente “aparecen”. Se forman “moloteras” y cuando llega una guagua, a puros empujones solo los más fuertes logran entrar al vehículo. Revalidan la teoría de Charles Darwin.

Sin divisas para importar guaguas, ni piezas de repuestos, ni combustible suficiente, más temprano que tarde será cosa cotidiana ver en las calles habaneras carretones medievales repletos de pasajeros, y carruajes como los que utilizaban habaneros tan ilustres como Francisco de Arango y Parreño, o Félix Varela, hace 230 años.

En el ferrocarril nacional solo funcionan cuatro locomotoras

Pasemos ahora al ferrocarril nacional de pasajeros, en el primer país de América Latina en tener ferrocarril (1837) varios años antes que en España y que muchas naciones de Europa. Y en 1958 Cuba era el país latinoamericano con más vías ferroviarias por kilómetro cuadrado.

Pues bien, hace unos días el ministro castrista de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, reveló que en el ferrocarril central Habana-Guantánamo solo están funcionando cuatro locomotoras de las siete existentes, y que además “se rompen con frecuencia”.

Eso causa retrasos inauditos para los viajeros. Las vías están en tan mal estado que se producen descarrilamientos. La velocidad de los trenes no llega a 70 kilómetros por hora. No hay trenes más lentos en Occidente.

Viajar de La Habana a Guantánamo (886 kilómetros) demora entre 21 y 34 horas.  Es como si alguien que viaja en tren de París a Niza (931 kms.)  tardara en llegar un día entero, o más, y no las 7 horas y 39 minutos habituales.

Miles de guaguas, trenes subterráneos y rápidos ferrocarriles

De no haber sido destrozada Cuba por la dictadura comunista hoy tendría varias líneas nacionales a lo largo de toda la isla, con decenas de locomotoras modernas, trenes rápidos y coches confortables.

Hoy el pueblo cubano no cuenta con trenes modernos, ni 3,500 guaguas en La Habana, ni sistemas de trenes urbanos subterráneos, como los hay incluso en República Dominicana (un metro urbano en Santo Domingo) y en otros nueve países de Latinoamérica, muchos de los cuales no tenían la pujanza económica de Cuba antes de 1959.

Por eso es urgente el desmantelamiento del castrismo, que cada vez teme  más a las aglomeraciones de ciudadanos, que cada vez están más hartos del “futuro” feudal que ahora sufren.