Las noches medievales, oscuras como boca de lobo (como se dice en la isla), de los años 90 están de regreso en Cuba. Los apagones castigan duro a los cubanos desde Punta de Maisí al Cabo de San Antonio.

En los perfiles de redes sociales del monopolio estatal Unión Eléctrica Nacional (UNE) ya se publican, como cosa normal, los horarios de los apagones en cada uno de los 168 municipios del país.

Las excusas de la burocracia estatal irritan más todavía a la población, pues son las mismas de siempre: que si averías imprevistas, que si paros para mantenimiento, que no se pueden hacer los trabajos de mantenimiento técnico debidamente porque el bloqueo de EE.UU impide importar las piezas e insumos necesarios, que si no hay combustible suficiente, que si patatín o patatán, para decirlo en buen criollo.

Los jerarcas no dicen las causas reales, sino las consecuencias

La UNE afirma que las causas de los apagones “son las limitaciones financieras y el bloqueo, que han impedido realizar los mantenimientos requeridos de forma oportuna”.

Admitió que Cuba tiene 16 de los 20 bloques de generación de electricidad del país “fuera del ciclo de mantenimiento capital”, y que están “quemando un combustible muy agresivo que acorta los ciclos de operación (…) y requieren una intensificación de los procesos de limpieza, de lavado y la sustitución de conductos”.

Obviamente los jerarcas de la dictadura se limitan a los detalles puntuales de cada rotura, o paralización de una planta, pero ninguno de ellos va al fondo de problema, no abordan las causas primarias de ese desastre energético. Juegan con la cadena, no con el mono.

Según los jerarcas del monopolio energético la mayoría de las generadoras de energía eléctrica de la isla han rebasado su vida útil y están fuera de sus ciclos de reparación, por lo que las averías son frecuentes.

Todas esas son realmente consecuencias y no causas de los nuevamente prolongados y frecuentes apagones en Cuba. Pero antes de precisar las verdaderas causas detengámonos en algunas de esas consecuencias ocurridas en los últimos días.

Pululan las averías graves, errores, impericia y el desgano obrero

La Termoeléctrica 10 de octubre, de Nuevitas, Camagüey, sufrió una avería en dos de sus unidades, que salieron de servicio y provocaron prolongados apagones que se mantendrán hasta el próximo viernes 27 de mayo. Eladio Ávalos, director de la planta, dijo que solo está conectado a la red nacional uno solo de los tres bloques generadores de esa planta.

El 24 de mayo, el diario Granma informó de la salido de servicio “de manera imprevista”, la unidad 3 de la Central Termoeléctrica (CTE) Carlos Manuel de Céspedes, de Cienfuegos, así como las unidades 6 y 7 de la planta termoeléctrica Máximo Gómez, de Mariel, y la unidad 5 de la Antonio Maceo de Santiago de Cuba.

Antes, el 18 de mayo, un “error” de manipulación en esa misma termoeléctrica santiaguera, conocida popularmente como Renté, sacó de servicio a las unidades 4 y 6 de esa planta, y simultáneamente hubo una rotura en la planta de Felton, en Mayarí. Como resultado quedaron apagadas por muchas horas las provincias de Santiago de Cuba y Holguín.

La Empresa de Electricidad de Ciego de Ávila dibujó un panorama aún más grave: “Desde el mediodía del sábado (21 de mayo) se encuentran apagados 33MW, o sea, casi tres bloques de circuitos, que representan un tercio de la demanda de esa provincia; o sea, uno de cada tres circuitos está apagado”. Aclaró que ni siquiera puede anticipar qué circuitos apagará al terminar cada apagón programado. “No sabemos qué cantidad de MW tendremos que apagar”.

Y a mediados de abril (2022) estuvo fuera de servicios durante cinco días la mayor central eléctrica de la nación, le termoeléctrica Antonio Guiteras de Nuevitas, Camagüey, por “contratiempos surgidos en el área de la caldera”, según se informó. Por supuesto, se produjeron largos apagones en casi toda la isla.

Ningún país tiene fuera de servicio tantos bloques generadores

También antes de abordar las causas reales de los apagones, vale otro detalle a tener en cuenta. Ningún país del mundo tiene fuera de servicio tantos bloques generadores en sus termoeléctricas. En 14 países de América Latina las termoeléctricas son la principal fuente de electricidad y no hay apagones —son excepcionales y muy breves— por mantenimiento técnico, o por roturas graves, o falta de pieza, o de combustible, ni por tan asombrosa ineficiencia y falta de pericia de los técnicos y obreros de esas plantas.

Causas reales: no hay subsidios, motivación, ni libre empresa

Finalmente, las verdaderas causas del regreso en Cuba de las noches medievales son básicamente tres:

1) El agravamiento de la crisis económica debido a que los subsidios recibidos del extranjero que durante décadas mantuvieron a flote la economía cubana ya no existen y que incluían el suministro gratuito del 65% del petróleo del consumo nacional;

2) Los trabajadores del sector, como el resto de los demás, agobiados por el hambre, la escasez de todo, los salarios miserables y el malvivir en general que los agobian carecen de motivación para esforzarse y laborar con eficiencia en sus puestos de trabajo;

y 3) En Cuba no hay economía de mercado, sino totalitarismo comunista, que ya cayó en su fase final de descomposición abrumadora y definitiva.

Todo lo demás es superfluo. Quien lo dude que trate de encontrar en internet si las termoeléctricas latinoamericanas, o las del resto del mundo son afectadas por las calamidades y el desgano obrero que pululan en las centrales cubanas.