En Cuba ya llegó la hora de la verdad. La crisis multifacética y generalizada del país tocó fondo, y es ya irreversible. El castrismo llegó a su fin, al menos como lo conocemos ahora.

La economía cubana está en el proceso de su colapso total. Se han derrumbado la agricultura, la generación de energía eléctrica, la industria azucarera, la alimentaria, el transporte, la pesca, la farmacéutica, la construcción y hasta el turismo internacional va cuesta abajo sin freno. También la explotación de médicos en ultramar da síntomas de declive. Y de hecho han colapsado los servicios de salud pública, educación, y la asistencia social.

El administrador Díaz-Canel admite la quiebra total del régimen

Si alguien cree que son exageraciones de este articulista es bueno que lea entonces esta confesión que hizo recientemente en una entrevista que le hicieron en la TV cubana el mismísimo Miguel Díaz-Canel, el administrador del régimen y edecán principal del dictador Raúl Castro:

“Hoy las divisas prácticamente nos están dando para comprar un poco de combustible que no alcanza, y fraccionadamente la canasta y otros insumos que son necesarios para mantener la vitalidad de lo fundamental de la población”, dijo el “presidente” nunca elegido por nadie.

O sea, que de bajar solo un tilín ese exiguo nivel de divisas ya no habrá dinero ni siquiera para “mantener la vitalidad de lo fundamental de la población”.

En otras palabras, la crisis económica y financiera llegó a tal punto que el gobierno está reexportando buena parte del combustible que recibe gratuitamente de Venezuela y México, aunque eso cause apagones interminables, la semiparalización del transporte y las fábricas y ahuyente el poco turismo que recibe el país.

Al menos pollo y aceite para que la gente no salga a protestar

Y con las pocas divisas que hay tiene prioriza el “pollo americano” (es más barato y llega enseguida a la isla), un mínimo de aceite para cocinar lo poco que se pueda adquirir en el mercado negro, para evitar protestas, o que la gente se bote para la calle por hambruna. La oligarquía dictatorial sabe que el hambre extrema desató en París la Revolución Francesa, la última gran revolución liberal y progresista en el mundo.

Por lo demás, ni un centavo hay para invertir en insumos para la agricultura, maquinaria, materias primas para producir alimentos ni bienes de consumo en la isla. Ni se puede adquirir siquiera piezas de repuesto para las termoeléctricas, el transporte, las fábricas, la industria turística. No hay ya ningún un “paganini” que regale divisas, y nadie se atreve a invertir un kilo prieto en Cuba.

Ello significa que seguirá bajando la producción agrícola y pecuaria. El país avanza con paso firme hacia una crisis humanitaria. Y ahí está el detalle. La pregunta es qué va a pasar en el país, y cómo será el inevitable fin del castrismo.

Se pueden imaginar posibles escenarios, lo que pasa es que la experiencia histórica muestra que en esta materia los pronósticos casi nunca se cumplen. Son ampliamente desbordados por sorpresas no imaginadas antes por nadie.

¿Mutación de estalinismo a capitalismo de Estado mafioso?

De todas formas, especular no cuesta nada. Hoy los mafiosos que mandan en Cuba saben que puede haber capitalismo abajo y dictadura totalitaria arriba. En China gobierna el mismo Partido Comunista que mató a 65 millones de personas, y en Rusia hay un dictador ex oficial de la siniestra KGB de la URSS.

Por ejemplo, hay ya un escenario en ciernes en desarrollo por la mafia de GAESA, que aunque inicialmente tiene el propósito de engañar a Joe Biden para que financie al régimen, podría derivar en un castrismo “light”, o un neocastrismo si Raúl Castro se va al fin de este mundo.  Se trata de la “mipymización” de la economía. Seguir creando pequeñas y medianas Mipymnes, es decir, empresas privadas propiedad de procastristas enchufados al gobierno, militares “retirados”, funcionarios de la dictadura, familiares y amigos.

Sería una mutación del estalinismo a un capitalismo de Estado un poco abierto abajo para que la gente no pase hambre y viva mejor, pero controlado desde arriba por la mafia gobernante, antidemocrática y fascistoide, cruelmente represiva.

Estamos hablando de algo así como una hibridación del modelo chino con el “putinista”, políticamente no tan formalmente plural como el ruso, ni económicamente tan liberal como el “socialismo de mercado chino” con su consigna de “enriquecerse es glorioso” (lanzada por Deng Xiaoping hace 45 años). Porque con este neocastrismo solo se enriquecerían en grande los oligarcas enquistados en el poder.

Pero el final castrista, luego de tanto abuso, puede ser diferente

Por supuesto, una cosa es con guitarra y otra con violín. Mucho ojo, pues el final del castrismo puede que sea muy diferente. La saña y el castigo que en su etapa final está causando a los cubanos la tiranía castro-comunista-fascista es muchísimo mayor que el ocasionado a los chinos, los soviéticos, y los pueblos de Europa del Este comunista cuando se iniciaron allí las reformas.

El odio que ha sembrado, sobre todo en los últimos años, la dictadura de Raúl Castro en la población cubana, con los abusos y su criminal obsesión represiva de la población (hay más de 1,000 prisioneros políticos), el hambre, la desnutrición, la pobreza extrema, el malvivir cotidiano, y la desesperación de la ciudadanía, bien podrían dar un vuelco inesperado al fin de la más devastadora dictadura habida nunca en América y todo Occidente. En fin, el tema da para próximos artículos.