¿Cómo se las arreglan los cubanos para pasar menos hambre? ¿Qué inventan para torear la hambruna?

Hace poco un viceministro de Comercio Interior, Yosvany Pupo, informó con bombos y platillos en la TV que las 7 libras mensuales de arroz que le corresponden a cada consumidor por la libreta, y que no se entregaron en octubre, ni en casi todo noviembre, están “garantizadas” para las fiestas navideñas y la celebración de aniversario 65 de la “revolución.

Imaginemos ahora que el presidente Joe Biden envía a un burócrata de su Administración que informe por la TV las libras de arroz y de otros alimentos básicos que se “entregarán” por la cartilla de racionamiento a cada consumidor en EE.UU, en cantidades que a duras penas alcanzarán para una semana para que disfruten las Christmas y el New Year. Ni a Ray Bradbury se le habría ocurrido ir tan lejos en sus crónicas de ciencia ficción.

El arroz es el alimento fundamental en la dieta cubana desde hace siglos. Si falta el arroz la familia pasa hambre. Pero el país produce cada vez menos y no tiene divisas ni para para importar el 33% del enorme déficit arrocero nacional

En 1958 la Cuba capitalista produjo 256,000 toneladas ™ de arroz que cubrieron el 62% del consumo nacional. Luego de 64 años de socialismo, en 2022, se produjeron 120,000 toneladas, que cubrieron el 17% del consumo, ahora de 700,000 tm. Y en 2023 se produjo aún menos. Tan poquito que no se han dado cifras.

La gente para sobrevivir tiene que inventar

En general, la agricultura cubana precastrista, toda privada, producía el 82% de todos los alimentos que se consumían. Hoy es al revés, se importa el 82%, y hasta frutas frescas para los hoteles de GAESA.

Además del arroz faltan, o escasean angustiosamente todos los alimentos. En esta Nochebuena no habrá carne de puerco ni pollo para sustituirlo.

Ante semejante crisis alimentaria, y debido a los precios alucinantes que hay que pagar cuando “aparece” algo en el mercado negro, la gente tiene que inventar.

Si en 2022 la producción agrícola y pecuaria nacional se derrumbó dramáticamente, en 2023, lejos de mejorar, cayó aún más. La dictadura no ha dado cifras, pero atando cabos sueltos que evaden el secretismo comunista se sabe que en 2023 se produjeron en Cuba menos alimentos posiblemente que nunca antes en su historia cinco veces centenaria.

Lo último para burlar al hambre: “Ropa vieja” de plátano

Durante el “período especial” de los años 90 surgió el bistec de cáscara de toronja, el picadillo de cáscara de plátano, bistec de berenjena, picadillo de gofio, tronco del árbol de frutabomba rayado para hacer dulce, y otros inventos caseros.

Increíblemente, 30 años después, la cosa es peor, pues ya no hay cítricos a la venta (apenas se producen), ni berenjenas, ni gofio, y muy pocos plátanos, o excesivamente caros. Tampoco hay Cerelac para el desayuno, ni azúcar para evitar el desfallecimiento que causa un estómago vacío tomándose un vaso de agua con “azúcar prieta”

Es cierto que en los años 90 no había “shoppings”, pero de qué sirven hoy si la población que recibe remesas ha descendido de un 34%, a un 28%, según cálculos de economistas, y además los precios ahí son escandalosamente inflados hasta en un 700% por la mafia de GAESA.

Veamos algunos de los últimos inventos alimenticios, según reportan los periodistas independientes.

En una cola en una panadería de La Habana varias mujeres comentaban qué para paliar el hambre hacen ropa vieja de cáscara de plátano. Se cogen varias cáscaras de plátano y se hierven, luego con un tenedor se arrancan las fibras que tiene la cáscara por dentro y se sofríen en una cazuela con un poco de sal y si lo hay, puré de tomate.

Sin patentar aún:  potaje de mamoncillo, y pudín de arroz

Otro aporte culinario es el potaje de semillas de mamoncillo. Una familia de Holguín lo inventó (falta ahora que lo patente) con semillas de mamoncillo, para hacerse la idea de que comen frijoles colorados. Se machacan varias semillas de mamoncillo y se ponen a hervir en una cantidad de agua similar a la que utilizaría para cocinar los frijoles.

Este año la producción de huevos en la isla se desplomó como nunca y desapareció de los mercados legales. Y en el mercado negro un cartón de 30 huevos cuesta 3,000 pesos ($24.39 dólares) un 38% más que un sueldo mínimo mensual completo.

Por eso ha visto la luz el “pudín de arroz”, que no lleva huevos. Se cocina arroz y se bate con azúcar, se mezcla con pan, un poco de vainilla y luego la mezcla ya fría puesta en un molde con un poco de caramelo se pone en el refrigerador durante tres horas. Y a comer “pudín”.

Y ya comenté hace poco en un artículo, el café de “platanillo”, una planta que echa unas vainas con unas semillitas adentro, que son tostadas y molidas. En Sudamérica y Centroamérica lo utilizan para aliviar las hemorroides. En Cuba es “café”.  En Maisí incluso se lo dan los niños como desayuno para que puedan ir a la escuela y no se desmayen por el hambre.

Son estos, a no dudarlo, nuevos “logros de la revolución”