El precio internacional del níquel ha estado batiendo récords históricos en los últimos meses, al punto de que el 8 de marzo (2022) llegó a la cifra de ciencia ficción de $100,000 dólares la tonelada, y luego se mantuvo por un tiempo por encima de los $55,000 dólares. Las nuevas tecnologías han aumentado mucho la demanda de níquel. Hasta marzo el precio internacional promedio de 2022 fue de $48,241 dólares la tonelada, el mayor precio promedio de todos los tiempos. Ahora se mueve entre $28,000 y $30,000 dólares la tonelada.

Pues bien, la Cuba socialista no se está beneficiando de esta niquelada “danza de los millones”. Y pensar que antes del castrismo era uno de los países líderes en la producción y exportación de níquel a nivel mundial.

La industria niquelífera cubana en vez de crecer se achica y hoy ocupa el lugar 10 en la lista global de productores de níquel, en cerrada disputa con República Dominicana y Guatemala, que muchas veces superan a Cuba, pese a que ambos países comenzaron a producir níquel varias décadas después.

Regaño de Ramiro Valdés a los obreros por producir muy poco

Hace unos días Ramiro Valdés, vicepresidente del gobierno, fue a la sede del Grupo Cubaníquel en Holguín, y allí regañó a trabajadores y directivos de las dos plantas cubanas de níquel, la “Comandante Ernesto Che Guevara”, y la “Pedro Soto Alba” (esta última operada por el régimen al 50% con la compañía canadiense Sherrit International), porque producen cada vez menos, con muchos problemas y la productividad laboral por el suelo. En los últimos tres meses dejaron de producir 5,000 toneladas de níquel.

Y vale aquí un resbalón hacia atrás en el tiempo. En 1960 Indonesia y Cuba producían casi la misma cantidad de níquel, el país asiático 19,753 toneladas, y Cuba en 1958 obtuvo 18,000 toneladas.

Pero desde entonces la capitalista Indonesia multiplicó 43 veces su producción y llegó a 850,000 toneladas en 2019, antes de la pandemia, y 760,000 toneladas en 2020 y 2021, y espera superar las 900,000 toneladas en 2022. La Cuba socialista y “revolucionaria” aumentó su capacidad de producción en solo 4.1 veces, hasta 74,000 toneladas de níquel a principios de este siglo. Luego la ha venido y retrocediendo. Hoy produce entre 45,000 y 49,000 toneladas de níquel, casi 20 veces menos que Indonesia. Y siete veces menos que Filipinas (320,000 toneladas anuales)

Y eso ocurre con el país con la quinta mayor reserva del mundo

Lo más penoso es que Cuba atesora en su suelo la quinta mayor reserva de mineral de níquel de toda la Tierra, con 5.6 millones de toneladas, solo detrás de Indonesia con 21 millones de toneladas de níquel, Australia, 20 millones; Brasil, 16 millones; y Rusia, 6.9 millones de toneladas.

En la mencionada reunión del esbirro castrista con los burócratas niquelíferos en Moa quedaron expuestos los bajos niveles de productividad y los múltiples problemas de ambas fábricas. Pero para cuidar su privilegiado cargo el director general de esa industria, Leonardo Rosell, culpó ante todo a los “problemas de la cadena de logística internacional debido a la Covid-19”, y a los “efectos del bloqueo de Estados Unidos”, que “resintieron la entrada de recursos importantes para la operación de las fábricas”.

Falso. Rosell no dijo que en Cuba el costo de producción niquelífera es uno de los más altos del mundo y se gasta demasiado petróleo por cada tonelada de mineral. Y que la baja productividad laboral e industrial no es por culpa de EEUU, sino por el desgano masivo y desinterés de los trabajadores, cansados del malvivir que padecen.

La misma fórmula tonta del Che para más eficiencia y producción

Además, más allá de las cansonas justificaciones lo que cuenta es que en la primera década del presente siglo el níquel encabezó las exportaciones cubanas con valores entre $2,000 y $2,200 millones de dólares anuales, y que hoy, con el precio por las nubes, no llegan a $1,000 millones las ventas cubanas de este mineral imprescindible en el mundo moderno.

¿Y qué hacer para elevar la productividad y aumentar las exportaciones de níquel? La “novedosa” fórmula la dio Ramiro, quien ordenó “fortalecer el vínculo con las universidades, elevar la calidad de vida del capital humano”. Exigió “mayor compromiso y responsabilidad a los trabajadores”, y por supuesto, culpó al “bloqueo” como factor principal de la baja de productividad.

El comandante “histórico” propuso las mismas fórmulas tontas y contra natura (más bien idiotas) que daba hace 60 años el argentino ministro de Industrias de aquellos tiempos, de apellido Guevara, y que encajaban en la definición de Albert Einstein: “repetir lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes, es síntoma de locura”.

Sin castrismo Cuba exportaría níquel hasta por $12,000 millones

En fin, que Cuba no se puede beneficiar de los provechosos precios del níquel, lo cual es otro “logro de la revolución”.

La conclusión aquí es muy obvia: si Cuba no hubiese sido “liberada del capitalismo” por Fidel Castro, el Che Guevara y el propio Ramiro Valdés, hoy posiblemente podría estar exportando entre 250,000 y 300,000 toneladas de níquel, por valor de hasta $12,000 millones anuales, muchas veces más que la suma de todas actuales exportaciones cubanas de bienes en su conjunto.

Otra vez, “gracias, Fidel, Raúl…y Ramiro”.