En el hemisferio occidental nunca antes los habitantes de un país no golpeado por una catástrofe natural, o una guerra, han sufrido una crisis alimentaria, desnutrición por hambre crónica prolongada, y todo causado por su propio gobierno nacional.

Ese nefasto récord lo tiene el pueblo cubano, acogotado por la única tiranía comunista que ha existido en América. Porque ¿miente o exagera un cubano en la isla cuando dice que está pasando hambre? ¿Qué cosa es pasar hambre? ¿Qué es una crisis alimentaria?

Empecemos por responder estas interrogantes: “Se conoce como crisis alimentaria a la dificultad que tienen las personas para el acceso a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para satisfacer sus necesidades dietéticas y preferencias alimentarias para una vida activa y sana.” Así lo define la entidad internacional Global Report on Food Crisis (GRFC) en su sitio de internet.

El hambre crónica depaupera y también conduce a la muerte

Por supuesto, hay gradaciones en esto. Existe la llamada “inseguridad alimentaria aguda”, que puede conducir a la muerte en poco tiempo, y el “hambre crónica”, que según la ONU existe “cuando una persona no puede consumir alimentos suficientes para mantener un estilo de vida normal y activo durante un período de tiempo prolongado.” Pero también causa la muerte de personas mayores cuyos sistemas inmunes bajan mucho y sucumben por enfermedades curables.

En tanto, la FAO afirma: “La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas llevan una vida activa y sana, gracias a que tienen acceso económico, social y físico a alimentos sanos y nutritivos que satisfacen sus necesidades alimentarias.”

Está clarísimo, pues, que en Cuba hay inseguridad (muy importante el IN delante) alimentaria. Y ello ocurre irónicamente en el mismo país tropical fértil que antes del castrismo era felicitado por la FAO porque era el mayor exportador de alimentos de América Latina en proporción a su población total.

No solo tienen hambre los africanos que mueren de inanición

Durante más de seis décadas el concepto de hambre y de crisis alimentaria que ha sembrado la machacona propaganda castrista en la conciencia nacional está asociada solamente a las fotos que publican los medios estatales de niños africanos esqueléticos a punto de morir de hambre en brazos de su famélica madre.

Falso. El hambre es también malnutrición y no solo el no poder comer nada y morir de inanición. Es más, el hambre crónica, o desnutrición, debilita físicamente a un grado que causa daños irreversibles en la persona. Los científicos explican hay ya desnutrición cuando se ingiere diariamente menos de la cuarta parte de las proteínas, un quinto de las grasas, y un tercio de las calorías que requiere un ser humano para estar aceptablemente (no óptimamente) nutrido.

Los cubanos ingieren solo el 24% de las proteínas que necesitan

Y eso exactamente, con tales porcentajes, es lo que ocurre en Cuba. Y no son “bolas contrarrevolucionarias”, lo dice, al fin, la mismísima ONU, repleta de izquierdosos y “amigos de Cuba”. Un informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en abril de 2023 reveló que “los cubanos entre 14 y 60 años en la isla solo ingieren diariamente el 24% de las proteínas necesarias, el 36% de la energía y el 18% de las grasas que necesitan”.

Hoy, ya casi finalizando el año, obviamente esos porcentajes son aún más bajos, pues en estos meses la producción agrícola y pecuaria ha descendido más, y hay menos divisas para importar alimentos.

Productos que a principios de 2023 todavía había de vez en cuando en las “shopping” han desaparecido. Y lo que “dan” por la “libreta” no alcanza ni para una semana. Solo se consiguen alimentos en el mercado negro, pero a precios tan altos que resultan inalcanzables para la abrumadora mayoría de las familias cubanas.

Se pasa hambre gracias a la “continuidad de la revolución” ¿no?

En revistas especializadas los científicos explican que las personas activas deben ingerir de 1,2 a 2,0 gramos diarios de proteína por kilogramo de peso corporal. Quien pesa 150 libras debe ingerir de 82 a 136 gramos por día. Pero los cubanos ingieren solo entre 20 y 34 gramos diarios. No tienen cómo acercarse siquiera esas cantidades necesarias de nutrientes. Y aún peor, según encuestas recientes casi la mitad de los cubanos tiene que saltarse hasta un día sin comer, pues no consiguen los alimentos.

Eso flagela con mayor fuerza a jubilados, ancianos, niños, mujeres embarazadas, a los más pobres, y ya también incluso a quienes reciben remesas que no son muy generosas, o frecuentes. Y lo peor es que todo se va a seguir agravando mientras siga usurpando el poder Raúl el “Cruel” y los mafiosos que lo siguen aupando.

En fin, sí que hay hambre y crisis alimentaria en Cuba. No con la intensidad que la hay en Chad, Somalia, Burkina Faso, Etiopía o Yemen, pero sí es la mayor y masiva de las Américas, si se excluye a Haití.

Y todo gracias a la “continuidad de la revolución” ¿no?